Una omega termina en la cárcel debido a circunstancias desafortunadas, que sin embargo, peligraron su supervivencia. Gracias a los paradigmas del Alfa y del Omega, resulta ser maltratada por su entorno y los medios de comunicación. A la única person...
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Era de mañana y el patio encerrado de barreras metálicas para el Distrito Beta/Omega estaba abierto. Había una especie de neblina y todos los que estaban ahí suspiraban halos de aire, como si no fuera suficiente helarse hasta los dedos con el uniforme precario que les proveían. Bancos fríos de madera se construían en un marco de acera, concentrándose en el rectángulo que el pasto creaba. En algunas partes se establecían mesas de pingpong, una especie de cancha de basquetbol y arcos de futbol que utilizaban para hacer ejercicios.
Muchos tenían el ánimo de correr por la acera, otros jugaban al pingpong, algunos eran separados por los guardias al enfrascarse en una pelea sinsentido mientras pocos se sentaban valientemente en las bancas. Jin, HoSeok y KiYeon eran parte de esos pocos.
—KiYeon, diles a los de la cocina que preparen mejor este bollo de pan. —se quejó Jin, después de dar un gran mordisco al bollo que parecía una roca por lo duro de su capa. —Siento que si como una vez más se me romperán los dientes.
—Qué dramático... —comentó HoSeok, viendo el panorama del patio con mucha tranquilidad. Jin puso el bollo de pan frente a su nariz y la sacudió.
— ¿Quieres probarlo?
—No.
—Como sea. —espetó aburrido. Luego se volvió hacia KiYeon y le ofreció el bollo. — ¿Quieres?
—Ya comí... —respondió apenada.
—De la que me jodí. —susurró, bajándose de la banca para ir a un basurero plantando no muy cerca de ellos.
KiYeon restregó entre sí sus manos, mirando a los guardias que contemplaban todo muy recelosamente. Cuando los vio por primera vez, se asustó demasiado pero luego se acostumbró; siempre estaban preparados para atacarte, aun si no hubieras hecho nada malo.
—Jin, me han dicho algo muy aterrador sobre tu ciudad de nacimiento. —dijo HoSeok con cara de confusión. — ¿Anyang, cierto?
— ¿Y que hay sobre esa ciudad de mierda?
KiYeon no pudo evitar reírse por el tono infantil que usó.
—Hay un rumor súper escalofriante. —seguidamente señaló con un cabeceo a otro grupo de presos. —Wang me lo dijo.
—Wang dice muchas estupideces.
—Pero debes oír lo que quiero decirte, Jin. —inquirió molesto al ver como el mayor de los tres lo ignoraba. —KiYeon, dile que me preste atención esa cabeza de lagartija...
—Por favor, solo escúchalo.
—Sólo porque mi querida KiYeon lo dice, te voy a escuchar, J-Hope. No porque quiera.
