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ADVERTENCIA:

Contenido sensible, favor tener en cuenta que es ficción.



«Ultraviolencia»

Era de noche cuando la omega venía caminando por calles no tan alumbradas con el motivo de llegar a su casa y ser recibida por su familia

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Era de noche cuando la omega venía caminando por calles no tan alumbradas con el motivo de llegar a su casa y ser recibida por su familia. Había recibido un pago extra por ayudar en el almacén, por lo que soltaba olores alegres y andaba saltarina por esas frías avenidas. Tenía el dinero agrupado en lo más recóndito de su cartera.

Usualmente tomaba como atajo un callejón ladrillado de una corta longitud y que estaba en medio de dos fábricas, sin embargo, al llegar a ese tramo del camino, estaba dubitativa de ir por allí. Sus extrañas se removían diciéndole que no y su lobo estaba temeroso, aplastando sus orejas contra su cabecita. En un movimiento leve de cabeza, se dirigió rectamente en la avenida, sin mirar hacia la callejuela.

No obstante, unos ruidos raros llamaron su atención mientras pasaba frente al callejón. Movió su cabeza a un lado para curiosear sea lo que haya sido, cometiendo el primer error masivo de muchos que vendrían en el futuro. Ahí estaba un hombre poniendo sus manos en la pared, tenía encorvada su espalda y su cabeza se mantenía cabizbaja; estaba aclarado bajo una tenue luminosidad que emitía un mugriento poste de alumbrado, provocando que a ella se le pusieran los pelos de punta.

Su nariz se arrugaba al notar algo muy amargo y a la vez ácido, se dio cuenta que se trataba de un olor de un alfa en celo.

Cuando el hombre se sacudió vehemente, bajando una de sus manos aparentando hacer algo con su cadera escondiéndolo, notó la presencia de la chica y alzó la cabeza, juntando su vistazo con los ojos abiertos en par que pertenecían a ella, para luego sonreír lascivamente. Ella sentía que lo conocía de algún lado, pero el miedo y la repulsión mezclados no la permitían pensar bien.

No supo cuántos minutos había perdurado mirándolo con pavor. No advirtió tampoco que efectivamente se había paralizado bajo esa mirada horrible que el hombre destinaba; tampoco que tembló tempestuosamente cuando ese alfa se dignó a hablar en una voz asquerosamente ronca:

— ¿Puedes ayudarme con mi celo?

La reacción inmediata de ella fue darse la vuelta y empezar a correr por el trayecto que ella misma modificó para llegar a su casa. Pero no pudo llegar más lejos que una cuadra; porque la sujeción de su propio brazo la obligó a tironear para atrás, gritando en el intento, se tropezó con sus pies y cayó de espaldas en el pavimento. El dolor imprevisto que latió en una zona de su cabeza la aturdió, pero no al punto de quedarse tiesa aunque no supiera con exactitud qué iba a hacer ese hombre. Como respuesta, su lobo ladró incentivándola a que luchara, y así lo hizo, rasguñó a más no poder a ese hombre.

Empero la biología le jugaba en contra: él era fuerte, ella era frágil. Él era dominante, ella era débil. Él estaba loco y sin un raciocinio estable, ella estaba plenamente consciente de sus actos pero estaba absolutamente doblegada sin voluntad.

Estado de Inocencia『JJK』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora