Para Elena las vacaciones y el verano habían culminado al igual que sus años de preparatoria. Ahora se enfrenta a su primer año de Universidad y a muchas decisiones que jugaran a favor y contra suya cuando en el camino conozca a los hermanos Joh...
Miré mi reloj y marcaban las siete menos cuarto cuando entro al lugar modelando un vestido un poco veraniego- teniendo en cuenta el clima invernal- con girasoles que hacía un perfecto juego entre el color de su piel y el marrón claro de sus ojos. Sonreí, tome un sorbo de café mientras observaba como rápidamente tomaba posición en su lugar de siempre y se colocaba el delantal mientras atendía a los clientes con una característica amabilidad que saboreaba en mi interior con melancolia.
Sonreía y tomaba ordenes como si aquello fuera su pasatiempo favorito, como si no quisiera estar en otro lugar que no fuera aquel, tras el mostrador.
Había encontrado la perfección encarnada en mujer; después de años incluso si mi vida no había conseguido ser la misma.
Muchas cosas habían cambiado, muchas cosas había vivido durante tanto tiempo sin saber de ella o si seguía viva. Pero, después de ella estaba claro que mi vida había seguido su curso al igual que la suya. Yo había vuelto amar ¿estaría casada? estaba diferente se le veía feliz, aquella sonrisa que iluminaba su rostro lo decía todo y me torturaba grabemente a mí.
Aunque no lo admitiera después de tanto tiempo observandola en silencio me di cuenta que de cierta forma alejando los malos recuerdos y por ende sentimiento. Me hacía felíz, me daba felicidad saber que después de lo sucedido había conseguido estar bien.
Lo habíamos hecho ambos, al menos yo por un tiempo.
Minutos después cuando tuve terminada mi tasa de cafe, saque de mi cartera un billete de cinco dolares, tome una servilleta limpia y uno de esos plumones que en la mesa le dejaban a los niños para dibujar.
Comence a escribir lo que usualmente estaba acostumbrado dejarle junto al pago de lo consumido como agradecimiento antes de abandonar la cafetería. Sonreí al leer las palabras que justamente había escrito, tal vez hoy había mencionado mucho más que él delicioso aroma que desprendía de la barra cuando preparaba el café.
Aunque siempre escribía algo más, siempre algo más; después de unos segundos me levante de la mesa colocandome la chaqueta y ajustando el gorro de lana en mi cabeza.
Al salir de la cafetería una brisa fresca me agolpeteo las mejillas, iba a terminar el otoño y muy pronto comenzaría a nevar. Posiblemente éste sería el inicio de una epoca muy fría este año.
observo desde afuera como una dependiente se acerca a la mesa que ocupaba y comienza a limpiar el área para darle el puesto a un nuevo cliente, toma el dinero junto a la nota, se gira y la llama, esta se disculpa con unos clientes y se dirige a la mesera quien tiene extendida la nota, se limpia las manos y la toma. Se queda unos segundos leyendo y después como de costumbre observa en todas direcciones y le pregunta a la chica frente a ella algo que esta niega. Posiblemente preguntando quién la ha dejado nuevamente.
Al final sonríe, se lleva la nota a los labios y niega regresando a su puesto quizás preguntándose quién es el chico de las notas.
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