(Cap. 25) Quiero Besarla

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- Lo.....lo siento mucho Roma, otra vez mi torpeza— me levanté lentamente, estaba nervioso y avergonzado a la vez.

- No.......no te preocupes KiSeop—extendí la mano para ayudarla a pararse—siempre chocamos cada vez que nos encontramos—una tímida sonrisa se formó en su carita, es muy bonita.

- Eso es cierto Roma, perdona mi tardanza por favor es que el tráfico no colaboró conmigo.

- Creí que no vendrías—agachó la cabeza.

- No podría dejarte sola Roma, yo.....jamás lo haría—con mi dedo índice levanté su rostro para poder mirar su rostro.

- Ehhh......—la puse nerviosa—qué haremos KiSeop....?—solté su mentón.

- Qué te parece si paseamos por la ciudad.

- Claro que sí, me encantaría.

La llevé a un centro comercial y luego a tomar un helado, su emoción al caminar por las calles de la ciudad era bastante tierna, era una chica bonita en todo sentido. Llegamos a un pequeño parque en donde niños y familias disfrutaban la calurosa tarde que ya llegaba a su fin, tomamos asiento en una de las bancas.

- Y qué me dices del amor.....?—me ganó la curiosidad.

- Oh—su rostro se inundó por una gran tristeza—amor......la verdad creo es algo que no fue hecho para mí, no tuve la suerte de tener alguna seria relación—suspiró—todos terminan yéndose o solamente juegan conmigo.

- Roma, perdón por la pregunta—me sentí estúpido.

- No fue tu culpa KiSeop, perdóname a mí por ser tan patética.

Sin pensarlo dos veces mis manos la atrajeron a mi cuerpo brindándole un abrazo con sabor a "Déjame curar cada una de tus heridas". Nos quedamos así por varios minutos, empecé a alejarme lentamente pudiendo ver sus ojitos enrojecidos por el silencioso llanto.

- Roma sonríe, eres muy hermosa cuando lo haces.

- En serio....?—sonrió mientras se limpiaba el rostro.

- Si, no podría mentirte—mi rostro se acercó al suyo de forma automática, sí, quiero besarla.

Narra Roma

Deseaba que sus labios chocaran con los míos, deseaba que él calmara el dolor de mi herido corazón. Ya sentía su respiración hasta que algo tocó uno de mis pies haciendo que me exalte arruinando el momento.

- Oh....! perdonen a mi hijo, no fue su intención—era una mujer no tan mayor acompañada de un niño que tal vez tenía unos 3 a 4 años.

- No se preocupe señora, estoy seguro que este jovencito no tenía una mala intención—KiSeop acarició la cabecita del niño, se veía muy tierno.

- Muchas gracias jóven, que tengan una buena noche—tomó en brazos al pequeño y se alejó de nosotros.

El silencio se apoderó de nosotros, mi mirada se centró en nuestras sombras reflejadas en el pasto.

- Creo que ya es hora de volver a casa KiSeop—intenté hablar lo más normal posible, levantó la cabeza y me sonrió.

- Si Roma, vamos.

Durante la caminata hablamos muy poco, nos despedimos con un movimiento de manos y una sonrisa. La verdad me sentía demasiado triste, hubiera querido que ese beso sea una realidad pero ahora debo concentrarme en la fiesta de mañana, quiero verme hermosa.

Narra KiSeop

Que mala suerte la mía, estaba a punto de besarla. Quizá pueda verla otra vez este fin de semana, quiero estar cerca de ella, quien iba a decir que ese desmayo en el aeropuerto provocaría un giro en mi destino.

Giros Del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora