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Un día antes que Tiziano y Stefano volvieran a Italia, los papeles de Génesis estaban listos también, Alejo y su amigo fueron los encargados de apresurar las cosas y el italiano tuvo que firmar para ser el responsable de la joven mientras ella est...

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Un día antes que Tiziano y Stefano volvieran a Italia, los papeles de Génesis estaban listos también, Alejo y su amigo fueron los encargados de apresurar las cosas y el italiano tuvo que firmar para ser el responsable de la joven mientras ella estuviera bajo su mismo techo.

La muchacha se había quedado en la casa de su primo junto con Stefano mientras los dos hombres terminaban de aprontar algunas cosas que necesitaba Tiziano.

Alrededor de las siete de la tarde, ambos llegaron a la casa y vieron a Génesis muy concentrada leyendo unos papeles mientras que a su lado estaba Stefano durmiendo en el carrito.

―¿Qué haces? ―le preguntó su primo.

―Repasando un par de cosas para mañana.

―¿Tienes examen? ―le preguntó Tiziano.

―Sí ―le respondió mirándolo.

―¿Qué estás preparando? ―le preguntó Alejo revisando la cacerola.

―Algo para el curioso que eres ―le respondió sin mirarlo y Tiziano se rió.

―Génesis ―la nombró Tiziano―, ¿podemos hablar un minuto?

―Claro.

Ambos pasaron a la sala para charlar con tranquilidad y Tiziano le presentó los papeles del contrato.

―Como ya tienes los papeles para poder salir del país, te dejo que leas el contrato.

―¿Es obligación que lo lea? Confío en ti, eres el mejor amigo de mi primo, no creo que haya algo raro en el contrato. Si tú confías en mí en que cuide de tu hijo, entonces yo confiaré en ti con respecto a estos papeles.

―De acuerdo ―le dijo asintiendo con la cabeza.

Génesis firmó cada hoja y luego fue el turno de él firmarlos también. Prácticamente ya estaba todo arreglado, la facultad iba a cederle las clases a distancia, con el trabajo había pasado lo mismo, aunque les había comentado a cada padre que había conseguido un trabajo por tiempo indefinido y no podía cuidar más de sus hijos. Y teniendo todo preparado, solo restaba que Tiziano le dijera cuándo debía empezar y empacar sus pertenencias.

―Como acabamos de firmar, ¿tienes algún inconveniente en que comiences lo antes posible?

―¿Cuándo quieres? ―le preguntó con intriga.

―Mañana mismo, ¿puede ser? ―sugirió él.

Génesis lo miró desconcertada.

―¿Quieres que vuelva contigo? ―le inquirió con asombro.

―Si puedes, sí.

―No preparé nada y de todas maneras mañana tengo un examen.

―Bueno, podemos hacer una cosa. Rinde mañana el examen y la semana que viene ya estaríamos en Italia, ¿te parece bien? ―le confesó intentando convencerla.

―Supongo que no habría problema.

―Cuando preguntaste por las clases a distancia, ¿te dijeron algo?

―No, solo que avisara cuando viajaba, algo que podía hacer por correo electrónico también.

―De acuerdo, entonces no tendrías problema en avisarles por mail, ¿verdad?

―No.

―Te comentaba de viajar la semana próxima porque tengo necesidad de volver al trabajo y aunque mi hermana lo estuvo cuidando, no es lo mismo. Ella tiene su familia y debe tener su propia vida también, estando tú con Stefano en la casa volvería todo a la normalidad.

―Lo entiendo. En ese caso si quieres, mañana cuando termine de rendir, viajamos o el fin de semana. Como tú quieras ―le dijo ella para que el hombre se quedara más tranquilo.

―Perfecto.

Cuando ambos se levantaron de los sillones, ella entró a la cocina y saludó a su primo.

―Alejo, me iré.

―¿Por qué? ¿No te quedarás a cenar? ―le preguntó asombrado.

―No, te preparé la cena pero no para quedarme. Quiero releer bien lo que tengo que rendir mañana e irme a dormir.

―Está bien, nos vemos mañana. ¿Vienes aquí después del examen?

―Sí y de paso traeré la maleta.

―De acuerdo.

Alejo y Génesis se saludaron con un beso en la mejilla pero con Tiziano solo fue un saludo a la distancia. La muchacha le dio un beso a Stefano y luego de tomar sus cosas, se retiró de la casa. Cuando cinco minutos después ella se había ido del departamento, Alejo abordó a su mejor amigo sobre Génesis.

―Tiziano, si acepté que mi prima fuera contigo es porque confío plenamente en ti.

El italiano lo miró con atención y comprendió más o menos a lo que se estaba refiriendo.

―No te preocupes.

―Aunque me lo digas, me preocupo porque sé que podría llegar a pasar algo entre ustedes pero si dejé que fuera contigo para que cuidara de tu hijo, fue porque también estoy realmente seguro de ti y que no intentarás hacer nada.

―De todas maneras, no creo que esté interesada en mí.

―Lo digo por ti, Génesis es prohibida para ti Tiziano. ¿Me has escuchado bien? Pro-hi-bi-da.

―Te aseguro que no habrá nada entre nosotros.

Le contestó intentando ser lo más convincente posible para su mejor amigo, aunque lo había dejado en un tremendo dilema.

―Más te vale que no, ya estás advertido porque si me entero que algo pasó entre ustedes, te aseguro que nuestra amistad de años se va a la basura. Las primas y hermanas de los amigos, son prohibidas.

Tiziano tragó saliva y le asintió con la cabeza.

Pronto estaban cenando y dentro del departamento de Génesis, ella estaba repasando los textos para el examen que debía rendir. Dos horas después mientras comía algo a medida que continuaba con las lecturas, se quedó dormida sobre el escritorio, cuando despertó se restregó los ojos y miró el reloj, marcando la una de la madrugada, apagó todo, se desvistió en la oscuridad y se metió a la cama con la ropa interior.

 Dos horas después mientras comía algo a medida que continuaba con las lecturas, se quedó dormida sobre el escritorio, cuando despertó se restregó los ojos y miró el reloj, marcando la una de la madrugada, apagó todo, se desvistió en la oscuridad ...

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De Margaritas y Un Amor italiano ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora