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Después de pasar una Navidad en familia, el veintiocho de ese mes, le festejaron el primer año a Stefano y aunque aún eran festividades, ya de antemano le habían hecho los preparativos de su cumpleaños para celebrarlo en un bonito salón

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Después de pasar una Navidad en familia, el veintiocho de ese mes, le festejaron el primer año a Stefano y aunque aún eran festividades, ya de antemano le habían hecho los preparativos de su cumpleaños para celebrarlo en un bonito salón.

Génesis se había puesto un vestido de mangas largas, medias de nailon y zapatos de tacos altos, con un abrigo y cartera y, maquillada de manera natural y perfumada. Tiziano se había colocado un pantalón de vestir, la camisa que le había regalado Génesis en su cumpleaños y un sobretodo de paño y bufanda. La muchacha cuando lo vio bajar del cuarto quedó tan anonadada que tuvo que tragar saliva varias veces porque la boca se le había secado.

―¿Ya estás lista?

―Sí, te ves divino ―le contestó ella sin vergüenza.

―Gracias, tú te ves muy bonita también.

Con una sonrisa por parte de la joven, los tres se fueron a la celebración del primer añito de Stefano.

La fiesta estaba transcurriendo divertida y amena hasta que alguien golpeó la puerta del salón, el encargado fue a abrir y la muchacha se acercó al señor diciéndole que lo dejara pasar porque era el padrino del pequeño. Fue una sorpresa haber visto allí a Alejo porque era algo que no se lo esperaba Tiziano, ya que sabía que estaba pasando las festividades con sus padres en Brasil.

Cuando ambos amigos se vieron, se abrazaron y el primo de Génesis tomó en brazos a su ahijado.

―¿Cómo es que estás aquí? ―le preguntó tan desconcertado como asombrado también.

―No podía perderme el primer año de mi ahijado, aunque no te dije nada si podía estar en su fiesta o no, coordiné todo con Génesis.

―Eso es grandioso, Alejo. Te lo agradezco un montón. ¿Tus padres? ¿Vinieron contigo? ―quiso saber.

―No, están en Brasil. A la madrugada tengo un vuelo de vuelta.

―Sinceramente, estoy asombrado. No imaginé que vendrías ―le respondió con una sonrisa.

―Le costó un poquito venir, pero con tiempo y buena organización se realizan cosas como éstas, que su padrino estuviera en el primer año de su ahijado ―comentó la muchacha acercándose a ellos.

―A ustedes dos los debo felicitar en persona ―les respondió el argentino a ambos con una genuina sonrisa.

―Gracias ―expresó la pareja al unísono.

Entre comidas, aperitivos amargos, bebidas alcohólicas y comidas dulces y postres y el pastel principal del agasajado, los familiares y amigos pasaron unas horas divertidas y en familia. Cuando todo volvió a la normalidad y cada uno fue a su casa después de que les entregaran los souvenirs, Alejo se quedó en la casa de Tiziano hasta la madrugada para tomar el vuelo de regreso a Brasil.

Mientras Améndola y Stefano se habían ido a dormir, Génesis se había quedado con su primo para charlar de varias cosas.

―Tiziano me dijo que le prohibiste que se acercara a mí.

De Margaritas y Un Amor italiano ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora