La noche del veinticuatro, Génesis se había estrenado un lindo vestido y un par de botas largas, la decoración navideña había sido muy entretenida y perfecta cuando Tiziano quiso ayudarla en los arreglos.
Todo se había preparado y la mesa ya estaba lista para recibir a los familiares del hombre. Cuando llegaron, todos se saludaron y pocos minutos después se sentaron para cenar.
Entre risas, algo de nostalgia por parte de Génesis, el reloj marcó la medianoche para pasar a brindar entre ellos y cuando fue el turno de chocar las copas de ambos, fue el hombre quien se adelantó a la joven para besarla en los labios, los familiares del italiano quedaron sorprendidos.
―Hay muérdagos colgados en el techo, hay que besarse ―comentó él.
―No les des esa excusa ―le dijo ella con una sonrisa mientras lo miraba.
―Hace unos días atrás le confesé lo que sentía por ella, lo había tenido en secreto por mucho tiempo y cuando las cosas se acomodaron, supe que había llegado el momento de decirle cuánto la quería ―contestó Tiziano mirando a los demás para luego posar sus ojos en la muchacha y darle un beso en la mejilla.
―Ya era hora, me estaba comiendo las uñas por esperar el momento en que se lo dijeras ―acotó Brunella.
Giulietta quedó tan contenta que se le aguaron los ojos de felicidad y saludó y felicitó a ambos.
Los demás hicieron lo mismo, estaban felices por él porque sabían que Génesis era todo lo que estaba esperando Tiziano tener en su vida personal.
La joven tomó en brazos a Stefano y le dio un beso en la mejilla, el pequeño la miró con atención y sonriéndole balbuceó <<mamá>>.
El bebé de casi un año ya, pronunciaba palabras sueltas y sobre todo, <<papá>> y <<mamá>>. Después de una sobremesa y dulces navideños y panes dulces, se repartieron los regalos. Génesis se acercó a Tiziano y le entregó el suyo.
―Feliz Navidad ―le dijo ella dándole el paquete.
―Gracias. Feliz Navidad para ti también ―le respondió él dándole el que le correspondía a ella.
―Gracias, no esperaba un regalo de tu parte ―le contestó tragando saliva con dificultad―. ¿Cuándo lo compraste? ―le preguntó frunciendo el ceño con curiosidad.
―Hace bastante, por lo menos dos meses atrás, quise darte el regalo mucho antes, pero supuse que no ibas a aceptarlo y encontré adecuado regalártelo para esta fecha.
Tiziano abrió el paquete y se sorprendió al ver un par de pulseras masculinas de plata, con iniciales grabadas por dentro.
―Espero que te gusten, me gustaron para ti porque el estilo que tienes me pareció ideal para esa clase de pulseras.
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De Margaritas y Un Amor italiano ©
ChickLitTiziano Améndola es un hombre de negocios y padre soltero. Desesperado por encontrar a alguien que cuide de su hijo mientras trabaja, conoce a la prima tímida pero con lengua afilada de su mejor amigo. Entre palabras directas e indirectas, ninguno d...