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Mientras Tiziano se dedicaba a conducir con tranquilidad, Génesis aprovechó en mandarle un mensaje de texto al chico que había conocido para avisarle que había salido de vacaciones

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Mientras Tiziano se dedicaba a conducir con tranquilidad, Génesis aprovechó en mandarle un mensaje de texto al chico que había conocido para avisarle que había salido de vacaciones. Tiziano al verla tan entretenida, le habla porque sospecha que es el dichoso sujeto del local de fotografías.

―¿No me digas que estás hablando con ese tipo? ―preguntó incrédulo el italiano.

―Sí, ¿tienes algún problema? ―le inquirió ella con ironía.

―¿No es posible que dejes de hablarle mientras estemos de vacaciones? ―le sugirió de manera interrogativa e intentando ser lo más amable posible.

―¿Por qué lo tendría que hacer? ―le remató con algo de burla.

―Porque estás de vacaciones, porque no quedaría bien que mi familia te vea con el móvil casi todo el día y no estés con Stefano.

―No estoy todo el día con el móvil, no exageres Tiziano ―le dijo ofendida―, de todas maneras tú mismo me dijiste que al haber más personas en la casa, podrán cuidar de tu hijo, mientras yo me relajo un poco ―enfatizó con interés.

―Parece que vamos a empezar otra vez a discutir por culpa de ese tipo ―contestó con sarcasmo y evadiendo lo que ella le había dicho.

―Solo tú lo estás exagerando, lo único que hice fue enviarle un mensaje para que supiera que no voy a estar en la casa.

―¿Acaso ha venido a mi casa mientras yo no estaba? ―preguntó enojado y apretando las manos sobre el volante.

Génesis para hacerlo engranar más, le dijo una mentira mientras se reía por dentro.

―Puede que sí ―expresó con burla y sin mirarlo.

―¿Ya te has acostado con él en alguna parte de la casa? ―inquirió con pesar.

―No te incumbe pero no te preocupes, no soy una loca que se acuesta con el primero que conoce. Ese oficio te lo dejo enterito a ti ―le declaró entre risas.

―Lo que haga de mi vida privada no te tiene que importar en lo más mínimo.

―Eso que acabas de decirme, va para ti también ―le emitió con algo de enojo―, que me hayas dado un lugar en tu casa para cuidar siempre a tu hijo no te da derecho a que tengas que saber cosas de mi vida amorosa ―le habló con seriedad.

Tiziano ante aquellas palabras, terminó por ser cruel con ella.

―Tú eres una agregada a la familia que está aquí solo por trabajo ―finalizó el comentario con seriedad y como un macho que impartía órdenes.

La muchacha quedó petrificada con lo que le había dicho y aunque no le gustó para nada, se mantuvo callada apretando los dientes y el móvil entre sus manos. Estaba rabiosa porque en ese instante el malhumor le había quedado chico. En algún momento sabía que se la iba a desquitar. No tenía idea de cómo pero lo iría a hacer.

De Margaritas y Un Amor italiano ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora