Tiziano Améndola es un hombre de negocios y padre soltero. Desesperado por encontrar a alguien que cuide de su hijo mientras trabaja, conoce a la prima tímida pero con lengua afilada de su mejor amigo. Entre palabras directas e indirectas, ninguno d...
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Tiziano habló para poder cortar el momento incómodo y silencioso de aquel instante.
―¿Es compañera de la carrera?
―Sí, desde que empecé. Se quedó a dormir porque anoche salimos a tomar algo y ella quedó borrachita y tuve que traerla al departamento porque yo estaba sobria.
―Tiene una lengua igual que la tuya.
―La mía es peor ―le dijo con una sonrisa.
―Me gusta el departamento ―comentó mirando su alrededor.
―Gracias.
―¿Es tuyo?
―Sí, era de mis padres ―le respondió sin darse cuenta, pero no iba a decirle más nada.
Tiziano vio cómo le había cambiado el rostro cuando los nombró y supo que no debía preguntarle más nada al respecto.
―¿Cuándo comienzan las vacaciones de invierno?
―En julio, los primeros días.
―Vuelves, ¿verdad? ―dijo casi en súplica.
―Supongo que sí aunque, ¿tú no sales de vacaciones?
―Sí, pero más adelante. Ya arreglé con mi familia ―le mintió.
―De acuerdo, en ese caso, volveré, es mi deber volver al trabajo, tengo un contrato que cumplir.
―Sí, señorita. Lo debe cumplir ese contrato.
―¿Te quedas aquí o vas para lo de Alejo?
―Voy a lo de Alejo, no quiero invadir tu espacio.
―Yo te invado el tuyo, no tengo problema en que te quedes, no sería la primera vez que compartimos el techo.
―Está bien, si no tienes inconveniente, me quedo aquí. Me quedaré hasta el miércoles, ¿te parece bien?
―Sí, no tengo problema. Cuando sea fin de mes, ¿le podrías avisar a tu capitán que venga a buscarme? Me diste quince días, eso sería hasta casi los primeros días de julio para que presencie las clases.
―¿Quieres volver conmigo? ―le preguntó aquello de tal manera que el estómago de Génesis se apretujó de nervios.
―Pero tú vuelves éste miércoles que viene.
―Me quedaría hasta fin de mes, así el capitán hace un solo viaje.
―De acuerdo, supongo que es mucho el gasto.
―Demasiado, más que un pasaje en primera clase.
―¿De verdad? ―le preguntó sorprendida Génesis.
―Sí.
―Entonces, volvemos los tres en un mismo vuelo.
Cuando terminaron de desayunar, Tiziano la ayudó en acomodar todo y luego ella le mostró donde iba a dormir durante el tiempo que se quedara con ella. Por el mediodía, Alejo entró al departamento con las llaves que tenía y se sorprendió demasiado de verlo ahí.
