VII

4.7K 333 12
                                    

Ubbe
Vi como mi hermano gritaba y como Sigrid salía tras Sigurd. Mi madre me dijo que se encargaría de calmar a Ivar, que yo buscara a Sigrid.

La encontré hablando con Sigurd, cada palabra que decía era como veneno pero mi hermano seguía contestando con sus comentarios fuera de tono.

Entonces la vi marcharse. Sin hacer mucho ruido la seguí y vi como se sentaba en la orilla del mar, mirando al horizonte.

Me senté a su lado. Ella pegó un salto en cuanto planté mi trasero en la arena ya que no me esperaba. Ninguno de los dos dijo nada, solo mirábamos al frente.

-¿Cómo puede decirle eso?- la escuché murmurar- está perdiendo a su hermano... no sabes lo que yo daría por poder recuperar a mi hermana- la estreché en mis brazos- Sigurd no sabe lo que tiene, puede que Ivar sea un tullido que esté siempre enfadado y lo que sea pero... es su hermano, eso es suficiente para quererlo.

-Sigrid... Ivar solo ama a dos personas, a Aslaug y a sí mismo- expliqué, tratando de razonar con ella.

Sigrid no dijo nada más, solo se acurrucó a mi lado y disfrutó del olor del mar y de la vista de las olas.

Ragnar
Entré a lo que antes era mi casa. Pude ver a mi hijo, Ivar sentado en mi trono. Me senté a su lado, en el de mi esposa.

-¿Sabes? Madre nunca ha dejado que nadie se sentara aquí- dijo Ivar- pensó que volverías, en algún momento- Asentí sin querer hablar mucho del tema- bueno... ¿Por qué no me has preguntado a mi lo de ir a inglaterra contigo?

-No sabía que querrías venir.

-¿Por qué? ¿Por ser un tullido?- rió- quiero demostrarles a todos de lo que soy capaz. Quiero que todo el mundo recuerde mi nombre. Pero quiero que me lo pidas cómo se lo has pedido a mis hermanos- le miré sorprendido.

-Ivar... ¿Vendrías con...

-Sí, iré- me interrumpió.

Sigrid
-¿Tu padre te ha enseñado a luchar?- me preguntó Ubbe, aunque más bien parecía una afirmación.

-No, aunque debería. Aunque fuera solo un cuchillo, para defenderme- dije sin despegar la vista del mar.

-Yo podría enseñarte- explicó- creo que sería bueno para ti. Ya te han herido una vez y no quiero, nadie quiere, que te vuelva a pasar.

-Yo pensaba que lo de enseñar a tu hijo o hija a luchar era cosa del padre- murmuré confusa.

-Ya, bueno, tu padre ha puesto rumbo al mediterráneo y estoy seguro que no puede enseñarte desde un barco, tan lejos- explicó- si me dejaras que te enseñara a manejar un cuchillo por lo menos ya no tendrías miedo a estar sola.

-¿Harías eso?- pregunté con una pequeña sonrisa a lo que Ubbe sonrió y asintió- ¿Cuándo empezamos?- pregunté de nuevo, esta vez levantándome con rapidez.

-Mañana, por la mañana. Pasarás en casa la noche y yo te despertaré pronto para ir a entrenar ¿Te parece bien?

-Sí, me parece genial... gracias- sonreí de nuevo.

Hvitserk
-Esto es Francia, deberemos bordearla para llegar a España- explicó Bjorn señalando todo con sus dedos- Negociaremos con Rollo para ver si nos da permiso para bordear sus tierras sin ser atacados.

-¿Negociaremos con un traidor?- preguntó Floki medio ofendido medio lleno de rabia.

-No nos queda otra- dijo Bjorn.

-Bien... pero juro que algún día le mataré- dijo Floki de nuevo, yéndose a la otra punta del barco.

Todos nos miramos entre nosotros para después seguir cada uno con lo suyo.

Me acerqué a Floki quién me miró y volvió la vista al océano- Siento como reaccioné cuando te vi con Sigrid- suspiró- estaba tan enfadado por el hecho de que mi hija había sido abusada que mis pensamientos no eran claros. Hasta rompí la puerta.

-No, tranquilo, lo entiendo- dije tratándo de quitarle importancia al asunto- pero que conste que solo la trataba relajar, que pensara en otra cosa, de hecho hablabamos de este viaje, no intentaba nada- expliqué.

-Lo sé- asintió mirándo al frente- siempre pensé que los dioses la protegerían, pero al parecer no.

-Los dioses la protegen. Si no lo hicieran ahora mismo ella estaría en el Valhalla.

-No, eso fue gracias a vosotros. Los dioses son muy egoístas, ya se quedaron con mi pequeña Angrboda y querían hacer lo mismo con Sigrid. Los dioses aman a mis hijas tanto que las quieren para ellos- espetó. Tal vez fuera cierto, pero mis hermanos y yo no íbamos a permitir que los dioses se quedaran tan pronto con ella.

-En ese caso, los dioses pueden hacer todas las proezas que quieran, porque Sigrid no se va a ninguna parte. Floki, Sigrid es nuestra, no de los dioses, recuerda eso.

Ivar
Afilaba mi cuchillo cuando vi a Sigrid entrar al cuarto donde estaba. Vi que cogeaba un poco y ponía cara de dolor.

Se sentó a mi lado con mucho cuidado mientras que yo seguía afilando el cuchillo.

-¿Estás bien?- preguntó.

-¿Por qué me lo preguntas?

-Por lo de Sigurd. Fue un idiota maleducado- dijo bajando la vista a sus manos. Dejé el cuchillo sobre la mesa antes de mirarla.

-Sí, nada que no haya escuchado antes- contesté lo más calmado que pude.

-Y eso es lo que me da rabia- murmuró- Sigurd siempre está fastidiandote, creyéndose mejor que tú, pero no lo es.

-¿Qué quieres decir con "no lo es"?

-Pues que... Para ser mejor que tu... debería ser de los mejores hombres del planeta, pero eso ese es tu lugar- dijo sonrojada- tu eres increíble y puede que para ti tus piernas sean... inútiles, pero tu eres tan valiente y tan único que hace que tus piernas sean una virtud. Sigurd es solo un hombre vacío que trata de llenárse haciéndose sentir mejor que los demás.

-Nunca lo había visto así- comenté en un tono de voz muy bajo.

-Porque piensas muy bajo de ti mismo- explicó- pero tranquilo, yo pensaré lo suficiente mente alto de ti por los dos- me sonrió y apoyó su cabeza en mi hombro.

Nos quedamos así un rato, ella con su cabeza en mi hombro y yo con mi brazo alrededor de su cintura, abrazándola y haciéndola sentir protegida.

-Mañana Ubbe me va a enseñar a luchar- me dijo, y me tomó por sorpresa, nunca pensé que Sigrid, la inocente amante del mar, querría aprender a luchar- quiero dejar de tener miedo- asentí sin saber que decir. Estaba contento de que quisiera luchar, iba a ser una gran guerrera, eso estaba claro.

-Iré a Inglaterra con mi padre- le conté yo- y te traeré todo tipo de riquezas, después de vengarnos.

-No quiero riquezas- murmuró ella- solo vuelve sano y salvo.

-Lo haré.

Sigrid FlokisdóttirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora