Sigrid Flokisdóttir

XII

Sigrid
-Es de idiotas pensar eso- comenté secándome las mejillas con las manos- Por mucho que no quiera que vaya no puede hablar de mi hermana tal y cómo lo ha hecho, sabiendo lo mucho que me duele hablar de ella.

Ubbe me acercó más a su cuerpo, dejándome soltar todas las lágrimas que se acumulaban aún más en mis ojos por segundos.

-Ignórarle, si quieres ir a Wessex pues vas. Ivar no te puede decir que no,  eres una mujer libre, Sigrid. Eres Sigrid Flokisdottir... eres igual de valiente que tu padre e igual de loca- rió- con los planes de guerra más bizarros que nadie se atrevería a realizar. Una verdadera vikinga.

...

Ivar me contó que Aslaug le dijo que no quería que fuera a Inglaterra, que en el viaje habría una tormenta que haría que los barcos se hundieran y todos los tripulantes muriéramos. Trató de millones de excusas para que yo no fuera, pero siguiendo el consejo de Ubbe, le dije de que iría a Wessex, que por mucho que estuviéramos juntos no era nadie para decirme dónde podía y no podía ir.

Al final, a regañadientes, aceptó a que fuera pero con la condición de que no me despegara de él.

Nos encontrábamos encima de un barco construido por mi padre y cedido por Bjorn. Estaba sentada al lado de Ivar, se le veía mareado, tal vez era su primer viaje en barco, yo al tener un padre constructor de barcos ya me había acostumbrado por todas las pruebas de navegación en las que mi padre me dejaba montar, de hecho, me encantaba subirme a ellos y navegar por el mar, aunque solo diéramos vueltas en círculos.

Ragnar se acercó a nosotros notando el malestar de Ivar -¿Estás bien, hijo?- le preguntó, Ivar asintió aunque en el segundo siguiente estaba vomitando.

-Me da a mi que no- dije mirándole con cara de asco. Ragnar rió.

Entonces unas nubes se empezaron a acercar y fue cuando Thor golpeó su martillo contra su yunque haciendo sonar un trueno, empezó a llover con fuerza. Las olas se volvieron más violentas. El barco se movía de un lado al otro haciendo que algunos hombres se cayeran.

Ivar trataba de agarrarse al barco pero le era imposible, y encima, con sus piernas no podía hacer fuerza para mantenerse quieto.

Ragnar temió por la vida de su hijo, creyendo que el barco no se hundiría, le ató al mástil de este  por la cintura.

-Sigrid, agárrate a Ivar- me ordenó. Agarré mis finas manos en la cuerda que sujetaba su cintura. Ivar se sujetaba a la parte alta del mástil con una mano mientras que con la otra me sujetaba a mi cerca de su cuerpo. La visión de Aslaug era real, vamos a morir - pensé.

Ivar me agarraba firmemente mientras me decía que aguantase, que terminaría pronto.

Entonces oí a hombres gritar. Miré al frente y pude ver una enorme ola que rompió sobre el barco. Este se hundía. Por un momento, por instinto, me di cuenta que Ivar seguía atado al barco. Cogí un cuchillo que llevaba oculto en mi ropa y rasgué la cuerda liberándolo.

El agua sacudía fuertemente los restos del barco roto. Traté de agarrar a Ivar quien intentaba nadar pero me fue imposible. Estaba demasiado lejos.

Entonces cuando vi como Ragnar agarraba a su hijo sentí un dolor terrible en la parte de atrás de la cabeza. Algo me había golpeado y estaba empezando a perder el conocimiento.

Ivar
Fui el primero en despertar. Estábamos mi padre y yo tirados en la orilla de la playa.

Golpeé su pie haciendo que despertara. Miré a mi alrededor, no había pista de nadie más, solo restos de barco.

Entonces me acordé que Sigrid había venido con nosotros. No la veía por ningún lado. Mi corazón se empezó a acelerar. -¿Has visto a Sigrid?- le pregunté. Él se incorporó un poco y miró a nuestro alrededor.

-Parece que estamos nosotros solos- sonrió tristemente.

Entonces un grupo de hombres y mujeres se acercó a nosotros, eran de los nuestros.

Un hombre grandullón llevaba a una chica rubia en sus brazos. Cuando la dejó en el suelo pude ver que era mi chica rubia. Me arrastré hasta ella. Me senté a su lado y acaricié su mejilla.

Supuse que estaba viva, pues sinó no la hubieran traído. Pero debía comprobarlo. Puse mi cabeza sobre su pecho y escuché el hermoso sonido de su corazón bombeando su sangre. Entonces miré si respiraba.

Pero antes de que pudiera siquiera comprobarlo, empezó a toser agua. La giré un poco y echó todo el agua que habia tragado.En cuanto abrió los ojos la abracé con todas mis fuerzas sintiendo alivio. Estaba bien.

-Debemos ir a algún sitio para refugiarnos- comentó mi padre- aquí nos podrán ver enseguida- todos asentimos. El mismo hombre que la trajo la cogió en sus brazos y yo empecé a arrastrarme siguiendo los pasos de los demás.

Era tarde, así que buscamos algún sitio donde refugiarnos. El hombre me entregó a Sigrid, quién se había quedado dormida.

Mi padre y yo mirámos Wessex. Estaba bastante alejado de donde nosotros estábamos.

-Tendremos que seguir nosotros solos- entonces miró mi regazo, dónde Sigrid apoyaba su cabeza para descansar- los tres solos.

-¿Mataremos a los que han venido con nosotros?- pregunté.

-Así nos tendrán confianza- explicó.

-Vale- dije.

Dejamos a Sigrid dónde nosotros habíamos estado. Me quité mi capa de pieles y la dejé sobre su cuerpo, esperando que no se despertara.

Nos adentramos en el refugio, matamos a todos los hombres que habían venido con nosotros. Una de ellos se me insinuó, me dijo que ella podía darme todo lo que yo quisiera. La ignoré completamente y la maté.

Por la mañana desperté a Sigrid. Mi padre se había hecho una especie de agarre que yo podía usar cuando me llevaba a su espalda.

Sigrid iba caminando a su lado. Riéndose de las bromas que le hacía a mi padre y de las caras que él ponía.

-Entonces ¿les habéis matado?- preguntó ella confusa- ¿por qué?

-Será más fácil si estámos nosotros solos, además, nos cogerían confianza- explicó mi padre- cuando lleguemos a Wessex hablaré con mi viejo amigo.

-¿Cómo sabes que estás yendo en la dirección correcta?- le pregunté.

-Porque todos los caminos llegan al trono, hijo- contestó mi padre.