Sigrid Flokisdóttir

XXIX

Desperté en mi nuevo cuarto. Hoy por fin empezaría a entrenar al ejército inglés, sé que me va a costar por el hecho de ser una "pagana" como ellos me llamaban.

Me dirigí hasta el comedor real, dónde estaban los reyes y sus hijos desayunando.

-Sigrid, por favor, únete a nosotros- dijo Judith señalando la silla que había entre ella y Alfred.

-Buenos días- dije con una sonrisa sentándome. Ellos me sonrieron de vuelta.

-¿Has descansado bien?- preguntó Aethelwulf- Tienes que estar bien descansada si quieres entrenar a mis soladados.

-Espero que el cuarto haya sido de tu agrado- continuó Judith.

-He dormido de maravilla, la cama es muy cómoda. Además, no puedo esperar a entrenar a sus soldados- dije mientras comía.

-Sigrid- murmuró Alfred a mi lado, Judith, Aethelwulf y Aethelred habían comenzado una conversación- después del desayuno, quiero hablar contigo.

-¿Estás bien?- susurré enseguida preocupada.

-No puedo hablarlo en la mesa- dijo de nuevo antes de volver a prestar a la conversación que había sobre la mesa.

Asentí dando por zanjada la conversación y comiendo en silencio.

El desayuno pasó más rápido de lo que esperaba. Durante todo el rato escuché la voz del rey como si fuera un ruido de fondo, en mi mente lo único en lo que pensaba era en como había cambiado todo de un momento a otro, muy dentro de mí quería pensar que todo lo que me dijeron era mentira y que Ivar, Ubbe, Hvitserk, Bjorn y Sigurd me estaban buscando, pero otra parte de mi, aún más clara, me decía que me acostumbrara a esto, porque es lo que me esperaba el resto de mi vida.

Una vez terminamos, las esclavas comenzaron a recoger la mesa y Alfred me dijo que nos reunieramos en el bosque, pero por caminos distintos.

No sabía si fiarme o no, pero al pensarlo mejor... Alfred no parecía un traidor ni alguien poco fiable. Aunque aún así no iba a ir con la guardia baja.

-Bueno, Alteza... ¿Qué quería usted de mi? - dije con un rintintín en mi forma de hablar una vez nos habíamos encontrado en el bosque.

-Vale, hablame de Alfred, por favor, no soporto que hagas como que de verdad nos respetas- dijo medio sonriendo.

-Para que te quede claro, "Alteza", sí que te respeto, a ti y a tu familia, ya que habéis adoptado a una pobre "pagana" indefensa en la inmensidad de vuestro hermoso castillo cristiano- dije de nuevo del mismo tono- ahora, bromas a parte... ¿De qué querías hablar? - pregunté sintiendo mucha curiosidad.

-Puedes decir que no si quieres, es solo que... No sé... No... - empezó a divagar.

-Alfred- llamé su atención y cerró la boca de golpe- al grano por favor.

-¿Podrías enseñarme a combatir?- preguntó duvitativo.

-¿No estabas siendo entrenado por tu padre?

-Mi madre no quiere que aprenda, teme que me pase algo y siendo sinceros... Todo el mundo prefiere a mi hermano, es más fuerte, hábil y rudo... Es...

-Es un idiota- dije sin más- no me cae bien, tiene algo que no me gusta, pero es tu hermano- Alfred me miró anonadado por lo que acababa de decir- Y... nadie me ha preguntado, lo siento.

-No, no pasa nada- dijo intentando quitarle importancia.

-Te entrenaré, no te preocupes, además si Aethelwulf me hace elegir entre entrenar a uno de los dos... Prefiero entrenarte a ti, eres mucho más agradable, y prefiero pasar horas con alguien agradable que con tu hermano.

-¿Cuando quieres empezar? - pregunté de nuevo.

-¿Hoy mismo? - preguntó y asentí contenta.

Hvitserk
Me dirigí hacia la cabaña de Ivar, han sido semanas duras desde que vimos la hoguera de Sigrid.

-Ivar- dije una vez llegué- ¿Has pensado en algún plan?

-He pensado en muchos- dijo serio- pero aún no sé cómo hacer sufrir a esos cristianos.

-Creo que debemos dejar a los cristianos por un tiempo- por un segundo la mirada de Ivar me dió miedo- piénsalo, ahora mismo Ubbe y Bjorn tal vez estén reforzando Kattegat, si quieres el trono deberás acabar con Lagertha, y Bjorn nunca te dejaría, además, ahora los cristianos estarán alerta, hay que hacer que bajen la guardia.

-Mira, hermano- dijo despacio- quería que Sigrid estuviera al mando de Kattegat conmigo, pero esos cristianos se metieron en medio y acabaron con ella. Quiero Kattegat y vengar la muerte de Sigrid, quiero acabar con esos cristianos. Si invadimos uno de los pueblos cristianos, podremos ir en contra de Lagertha y por lo tanto recuperar Kattegat. Y no aceptaré otra manera.