2: Desconocido conocido

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Se mantuvo callado con las manos entrelazadas mientras miraba la cara de asombro de su maestro, le había contado absolutamente todo lo que había sucedido la noche anterior pero parecía que aún no lograba procesarlo, se había quedado callado durante un largo rato, mientras Minato lo miraba como si hubiera hecho algo malo.

-Entonces el llego y te saco del lugar como si nada – dijo Jiraiya

-Pues si

-¿Y tú no le preguntaste ni siquiera su nombre?

-No – respondió Minato – lo olvide completamente, digamos que luego de haber visto aquella escena no podía ordenar bien las ideas en mi cabeza

-Ya entiendo – dijo Jiraiya a su alumno

-Bueno ya no puedo hablar más me tengo que ir a trabajar – dijo con una sonrisa despidiéndose de su maestro

-Está bien, ve yo me hare cargo de Naru

Minato salió de su casa y empezó a correr una vez más, siempre tenía que hacerlo para poder llegar a tiempo, corrió desesperadamente mientras el sol empezaba a desplegar su luz por todos lados, el amanecer era completamente hermoso, la niebla de la mañana se iba dispersando pero el frio permanecía hasta que finalmente llego al lugar, miro caras largas en sus compañeros y algunos cuantos que salían de mala gana; Minato entro por la puerta principal y se dirigió hacia su puesto. Pero en aquel momento, el gerente lo llamo, Minato sintió un escalofrió recorrer su cuerpo, eso solo significaba malas noticias; lo invito a sentarse en una silla y procedió a hablar.

-Minato para mí, decirte esto es difícil, pero hemos tenido muchos recortes económicos, y tuvimos que recurrir a recortes de personal, y pues ya debes saber a lo que me refiero ¿cierto?

-Si entiendo – respondió Minato cabizbajo entendiendo que aquello era un despido – fue un gusto trabajar para usted

-Muchísimas gracias por entender, y por tus servicios – respondió el gerente

Salió de aquel lugar y empezó a caminar lentamente su mirada estaba perdida entre lo oscuro de asfalto; era todo lo que le faltaba ser despedido, no lo podía creer si seguía así no solo tendría que buscarse un nuevo trabajo por todos lados, si no que quien sabe qué clase de trabajo pudiera conseguir, respiro hondo y sacudió su cabello, ¿Por qué esto siempre me pasa a mí? ¿Qué tiene el mundo en contra mía? Pensó para sí mismo. Un zumbido inundo sus oídos y al reaccionar se vio a él en medio de la carretera, ¡Casi lo atropellaban! Espero gritos e insultos de parte del conductor por estar en medio de la carretera y casi hacer que se involucrase en un accidente, pero lo que escucho lo hizo levantar la cabeza y mirar al conductor.

-Parece que tú siempre estas metido en líos – dijo el mismo hombre desconocido de la noche pasada

-Parece – dijo Minato mientras se acercaba a su ventanilla – pero también parece que tú siempre estás cerca de los líos aunque los evitas

-Es cierto – dijo aquel hombre con una leve sonrisa - ¿Por qué no subes yo te llevo?

-Vale gracias – respondió Minato sentándose en el asiento del acompañante – Espera ¿Cuál es tu nombre? Anoche no te pude preguntar nada

-Soy Madara – dijo el moreno

-Ya veo, soy Minato es un placer, ah otra cosa, también olvidaste tu chaqueta

-Cierto, ya ni lo recordaba – dijo mientras conducía – mierda se está quedando sin combustible – se quejó en ese momento Madara

-Doblando la esquina hay una gasolinera

-Ya, gracias – dijo Madara yendo hacia el lugar

Ambos bajaron del automóvil y Minato esperaba en silencio a que Madara terminara de llenar el tanque del auto. Ambos se subieron al auto en cuanto todo estuvo listo.

-¿Y que hacías buscando que alguien te atropellara?

-No, la verdad venia del trabajo

-Um vaya ¿eres vigilante o algo así? – pregunto Madara sin quitar sus ojos del camino

-No más bien, venia de ser despedido – respondió con tono triste

-Que mal, lamento haber preguntado

-No se preocupe, solo tengo que esforzarme un poco más ahora

-Eso es fácil decirlo, pero bueno espero que logres conseguir un nuevo trabajo

-Gracias

El resto del camino transcurrió en silencio, mientras Minato miraba por la ventanilla del automóvil hasta que la voz de Madara le aviso que habían llegado

-Muchísimas gracias – respondió el rubio – déjame ir a buscar tu chaqueta – dijo mientras entraba con rapidez a su casa y salía una vez más con la chaqueta en las manos

-Gracias por lavarla – dijo Madara al tomarla – lo bueno es que ya sé dónde buscarte si necesito a alguien como tu

-¿Alguien como yo? – se preguntó extrañado

-Si, a un estudiante de derecho

-¿Cómo sabes que estudio derecho? – pregunto Minato sorprendido

-Porque ayer también dejaste algo, dejaste tu mochila en mi auto – Minato abrió los ojos como platos, ni siquiera se había dado cuenta de que anoche había llegado sin ella a casa

-Gracias – dijo tomando su mochila entre los brazos

-¿Te puedo preguntar algo?

-Claro

-¿Qué hace alguien como tu viviendo en el peor barrio de toda la ciudad? – le pregunto Madara

-Pues digamos que mi sueldo no me permite lujos y ahora que hasta el empleo perdí es mucho peor

-Perdóname la pregunta

-No tienes que disculparte, todo estará bien – respondió Minato con una sonrisa

-Los hombres como tú siempre terminan como triunfadores, confianza y optimismo son tus claves para conseguirlo

-¿Enserio? – pregunto Minato incrédulo

-Eso creo yo – dijo Madara guiñándole el ojo izquierdo con una sonrisa juguetona

Aquello había hecho que un leve sonrojo se pintara en las mejillas del rubio, aquella forma sexy en la que sonrió hizo que los cabellos se le erizaran a Minato, sintió su corazón acelerarse ante aquellos gestos, ¿Hace cuánto no se sentía así?

Amor letalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora