5: Tentación inevitable

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˂ No, por favor, detente ˃

˂ Dios, ¡No sigas, me duele demasiado! ˃

˂ Cierra la boca y obedece ˃

En un callejón oscuro, se escuchaban los gritos desesperados de un chico y la risa de unos cuantos hombres, que miraban a un chico rubio de quince años. Sentía como las manos de ese hombre cubrían su espalda, las miradas lascivas de aquellos hombres detrás de ellos, lo hacían desear querer morir, el movimiento abrupto de las caderas de aquel hombre detrás de su cuerpo se sentían como una tortura.

˂ Oh, espera, ¿acaso era tu primera vez? ˃

Todos empezaron a reír, y el trataba de taparse los oídos

˂ ¿Por qué? ˃

Se preguntó a si mismo mientras las lágrimas empiezan a brotar de sus ojos y las gotas de lluvia cubrían su cuerpo desnudo.

Abrió los ojos con temor, las gotas de sudor recorrían su cuerpo y las lágrimas empapaban su rostro, llevo su mano hasta su pecho, sentía que el corazón iba a explotar, miro a su lado a su pequeño hijo durmiendo plácidamente, había sido un sueño, un horrible sueño que no quería volver a tener, no, más bien había sido un recuerdo entre sus sueños, un recuerdo de aquel horrible día, una pesadilla recordándole que no podía dejar su pasado atrás, ni tampoco superar, a pesar de que ya iban ocho años desde aquel día en que decidió no volver a enamorarse de ningún hombre, pero ahora tenía un gran problema llamado: Madara, y es que era un hombre tan serio, dominante, y exigente que no podía no gustarle, y se odiaba a si mismo por eso, porque precisamente de un hombre como él; dejo escapar un suspiro, y miro el reloj, eran las seis de la mañana y decidió levantarse con mucho cuidado, y se fue a bañar, dejo que el agua fría recorriera su cuerpo para relajarse, aunque era tan patético que ni siquiera tenía agua tibia, no podía pagar algo así de básico, bajo la cabeza y se rio un poco de sí mismo, termino de lavarse y salió tras haber escuchado unos quejidos, miro a su pequeño hijo mientras se frotaba los ojos con su manita, Minato se puso de cuclillas, y le acaricio la cabeza al pequeño.

-¿Qué haces despierto tan temprano?, ve a dormir pequeño – le dijo con una tierna sonrisa

-No, no quiero que te vayas hoy de nuevo, me gusta estar contigo, ¿ya no quieres estar conmigo? – le pregunto casi a punto de llorar, en ese momento a Minato se le rompió el corazón, no quería que su hijo pensara algo como eso

-Claro que quiero estar contigo – pero era cierto, y Minato lo sabía bien, casi no tenían tiempo juntos, llegaba de trabajar y tenía que ponerse a estudiar y luego irse a la universidad, y cuando llegaba Naruto ya estaba dormido – yo te adoro, pero necesito trabajar para poder darte lo que quieras

-No tienes que darme nada, si quieres puedo vender mis juguetes – dijo con una sonrisa, aquello hizo que Minato se sintiera pero que nunca, en ese momento solo trato de evadir el tema – vamos a lavarte los dientes

Tras lavarle los dientes a Naruto se vistió, y le quito el pijama que llevaba puesto, y le puso algo más casual, luego le hizo algo de ramen a Naruto, estaba esperando a que Tsunade llegara pero no, no había llegado y se estaba pasando la hora, escucho afuera como alguien tocaba la puerta, abrió rápidamente esperando a Tsunade pero se equivocó, era solo el cartero.

-Hola señor Minato, aquí está su periódico – dijo entregándoselo – y también traigo un mensaje de la señora Tsunade: Perdóname Minato pero no podre cuidara a Naru hoy

-Entiendo, muchas gracias – le dijo despidiéndose y ahora ¿Qué iba a hacer?

Si Tsunade no podía cuidar a Naruto, no podía hacer nada, miro al pequeño sentado en una silla mientras disfrutaba de su plato de ramen, y no le quedo más que sentarse a comer un poco el también, dejo escapar un suspiro de frustración, tratando de pensar en algo, así que quizás debía simplemente llamar a Madara y decirle que no podía ir esta vez. Salió con Naruto hasta el teléfono más cercano, y luego de ingresar unas cuantas monedas y el número, alguien del otro lado contesto.

Amor letalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora