8: Desgracia miserable

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El rostro de Tsunade se pintaba en colores rojos, la ira estaba marcada en su rostro, apretaba las manos mientras abrazaba a Minato, aún no se creía lo que aquel chico le acaba de contar, aquel hombre solamente era un desgraciado a los ojos de ella, por alguna razón siempre le pasaba algo malo, la desgracia lo perseguía, y parecía que nadie quería ver a ese rubio feliz, Naruto se mantenía callado abrazando a su padre aunque no entendía nada de lo que pasaba ni porque su padre lloraba sin consuelo, ni siquiera el té que había preparado la abuela lo hacía feliz, Naruto no podía comprender lo que pasaba.

-Papá ¿Qué te pasa? No llores – dijo jalando con sus manitas el brazo de su padre

-No pasa nada cariño – dijo Minato acariciando la cabeza de su hijo – ya no voy a llorar ¿ves? – dijo limpiándose las lágrimas y levantándose del piso

-Me tengo que ir Minato, quisiera quedarme pero no puedo, Jiraiya me debe estar esperando

-No importa querida todo está bien – dijo abrazando nuevamente a Naruto

Ella salió del lugar dejando a Minato y a Naruto solos, pero lo primero que se preguntó Minato es que iba a hacer de ahora en adelante, no podía ir a casa de Madara mas, no solo por lo que le había hecho, sino más bien porque no tenía cara para hacer aquello después de que él lo viera en esos videos, haciendo cosas tan depravadas y bochornosas, recorrió su cuerpo con sus manos, su entrada aun le dolía un poco, pero en contexto Madara había sido sutil cuando entro en él, así que no le había hecho mucho daño, la noche se había hecho presente, y Minato trataba de olvidar todo lo sucedido, no era tanto por lo que había hecho Madara mas bien, era por los recuerdos que había hecho que volvieran a su mente, decidió darse un baño con Naruto, y luego tratar de cenar algo, por suerte tenía bastante ramen instantáneo, abrió la ducha dejando que empapara su cuerpo, miraba la sonrisa de su hijo que golpeaba con sus manitas el agua de la tina, estiro su cuerpo luego de aquel baño y de bañar a su pequeño, le puso una camiseta blanca con unos shorts y ambos se sentaron a comer ramen, para Naruto la felicidad era más que notable, estaba comiendo ramen después de todo, pero lo que Minato se preguntaba era como iban a quedar las cosas con Madara en ese momento.

Una semanada después

Rechazado, rechazado, rechazado, ¿Por qué precisamente él tenía la maldición de no poder conseguir trabajo en ningún lugar? No era ningún delincuente ni nada por el estilo, pero aun así nadie lo aceptaba para ninguna clase de trabajo, a pesar de que estaba cursando la universidad parecía que nada lo iba a ayudar, ahora necesitaba un trabajo y con urgencia, no podía quedarse sin hacer nada; acaricio su cabello con algo de melancolía, detestaba su vida, en los últimos días no tenía más que una racha de mala suerte, inclusive había tenido que dejar a Naruto con una niñera, pero el problema era que ya no sabía en dónde buscar, no sabía que podía hacer para que todo estuviera bien, el cielo se tiño de naranjas y fue ahí cuando Minato entendió que debía volver a casa, empezó a caminar de vuelta a casa, quería tomarse un café, sin embargo algo lo hizo detenerse el escuchar la conversación de dos jóvenes, lo hizo mantenerse silencioso.

-¿Lo dices enserio? – pregunto uno de los chicos al otro

-Sí, y dicen que te pagan muy bien – dijo con seguridad

-Si ganamos lo suficiente podremos comprar polvo del bueno – dijo sonriendo

-Solo tenemos que registrarnos, escucha tendremos que ir a este club – dijo mostrándole un trozo de papel – allá tenemos que hablar con un tipo que tiene un parche en el ojo, se supone que hay nos inscriben

-Entonces todo lo que tenemos que hacer es ¿acostarnos con quien pague más por nosotros? – le pregunto

-Exacto, al parecer son un montón de millonarios que quieren pasar una buena noche y no les importa despilfarrar

Amor letalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora