Estaba nervioso, pero desesperado, quería ver a Madara, era algo que necesitaba, deseaba verlo abrir los ojos, que aunque fuera un poco, le sonriera, había estado más de dos días en el hospital y aunque le dijeron que por suerte ninguna bala le había perforado algún órgano vital y que se recuperaría, él no podía quedarse tranquilo, no hasta verle abrir los ojos, sabía muy bien que el moreno era un hombre fuerte y que de seguro saldría adelante muy rápido, pero su cabeza no podía dejar de pensar en lo peor. Estaba frente a la puerta del hospital, desde que el incidente ocurrió no dejaba de ir a visitarlo, y se quedaría con el de no ser porque tenía que cuidar a Naruto, pero esta vez lo había traído consigo, ya que nadie había podido cuidarlo, aunque él estaba asustado pensando en que le iban a poner vacunas, y casi tuvo que arrastrarlo desde la casa hasta el hospital, mientras por el camino intentaba convencerle de que iban a visitar a Madara, el hospital tenía un hermoso color crema por dentro, aunque por fuera era blanco con azul, Naruto le sostenía con fuerza su mano y caminaba muy apegado a él, fue directamente hasta la habitación donde estaba Madara, la enfermera lo dejo pasar con una sonrisa, pero la sonrisa de Minato se desvanecía cada vez que lo veía con la mascarilla de oxígeno, los sueros y cosas parecidas que lo ayudaban a estar estable, miro el rostro de Naruto que permanecía asustado, su pequeña manita se tomó de su chaqueta y la halo varias veces seguidas llamando su atención.
-Papá ¿Por qué Madara esta así? – le pregunto con tristeza
-Pues, ocurrió un accidente y el salió muy herido – le respondió con una sonrisa Minato
-Entonces ¿no vendrá con nosotros a casa? – le miro con confusión su hijo
-No hasta que despierte – le confeso Minato
En aquel momento el niño se acercó hasta Madara, le brindo una gran sonrisa y le susurro:
-Vamos despierta rápido, papá y yo te extrañamos mucho
Aquello logro que Minato sonriera, los niños eran tan inocentes, tan tiernos inevitable no adorarlos, y los últimos meses Madara se había encariñado mucho con Naruto y estaba seguro que Naruto también con él, solían jugar mucho, esconderse y asustarse uno al otro, incluso una vez se le había escapado un grito efusivo llamando "papá" a Madara, lo cual lo hizo correr avergonzado y esconderse, pero que enterneció el corazón de Madara. Escucho unos pasos y observo como la enfermera con su impoluto traje blanco y una gran sonrisa abría la puerta, Minato le correspondió la sonrisa al igual que Naruto.
-Hola ¿Cómo están? – pregunto ella con un gesto encantador en su voz
-Muy bien, ¿Cómo sigue él? – le pregunto Minato con una sonrisa algo débil
-Pues está muy estable, pero necesitamos que despierte, para hacerle los últimos análisis, y poder hacerles saber cuándo será dado de alta – respondió ella mientras cambiaba el suero que tenía Madara
-Gracias – dijo Minato – Naru ven, vamos a comprar un café
-No, yo me quiero quedar con Madara – replico el menor
-Naru, ven no te puedo dejar aquí – le dijo Minato tomándole por la mano
-Si quiere puede quedarse aquí conmigo – dijo la enfermera mientras le acariciaba el cabello a Naruto
-Muchas gracias, volveré rápido – dijo saliendo rápidamente del lugar
Bebió un pequeño sorbo del café mientras lo pagaba, dejo escapar un suspiro, y regreso de nuevo al hospital, la verdad era que no quería dejar a Naruto solo, quizás estresaría a la enfermera y el ya conocía lo insistente que solía ser su hijo, cuando doblo el pasillo que daba a la habitación donde se encontraba Madara, miro a su hijo de pie frente a la puerta con una gran sonrisa que parecía llegarle hasta las orejas, en cuanto se dio dé cuenta de su presencia el pequeño corrió hacia los brazos de su padre, y le susurro cerca del oído
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Amor letal
FanfictionMinato Namikaze es un estudiante universitario que lleva una vida casi secreta y complicada desde que su esposa murió, hasta que conoce a un hombre mayor que mejorara su vida pero también la convertirá en un desastre cuando le robe el corazón; pero...