17: Verdades irremediables parte 2

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Sentía un escalofrió recorrer su cuerpo, sentía como las piernas le temblaban, pero es que ¡Madara estaba destrozado! Le veía tocarse las muñecas, y respirar profundamente mientras cerraba los ojos, era como si intentara mentalizarse lo que tenía que hacer, se acercó a él, y poso una de sus manos en el hombro de Madara, este lo miro entristecido pero Minato sentía que esa era un forma horrible de tratar con alguien, torturarlo hasta que vomitara sangre, la verdad lo que se mas se preguntaba Minato era en qué momento se desplomaría Madara, hasta qué punto se esforzaría ese hombre por él, y hasta qué punto lo haría sufrir, sí, porque verlo de ese modo solo lo hacía sufrir, pero ¿Cómo no sufrir cuando ves que la persona que amas se está desangrando frente a ti y tu no puedes hacer nada para ayudarle?

-¿Puedes cargar a Naruto? – escucho su voz forzada y bastante debilitada
-Si, por supuesto – respondió suavemente, cargándose a Naruto y pidiéndole que guardara silencio


Madara lo empujo suavemente hacia atrás, y entonces la puerta se abrió, dejando ver a un tipo de cabellos verdes que vestía de blanco ¿acaso era su uniforme o algo así? Al menos eso pensaba Minato, pero observo como el moreno rápidamente tomaba al tipo y en un movimiento rápido, le giro la cabeza con fuerza, haciendo que el tipo callera de bruces al piso, entonces rebusco en la vestimenta del tipo, hasta que sacó un arma blanca, el rubio solo abrazo a su hijo mientras este le preguntaba que pasaba, entonces le pidió que cerrara los ojos, que simplemente los cerrara y que los abriera cuando él le dijera.

Entonces el pelinegro salió con suavidad y sigilo, y observo cuidadoso el pasillo, entonces salió al frente y observo alrededor y escucho unos pasos venir hacia él, otro tipo vestido de blanco se cruzó en su camino, y Madara clavo la navaja en el cuello asesinándolo inmediatamente, busco y encontró una pistola, y agradeció, aunque Minato que lo observaba de lejos, no supo si era a dios o a los demonios, entonces Madara le indico que lo siguiera y así lo hizo, mantenía la cabeza de Naruto clavada en su pecho, no quería que su pequeño viera todo aquello, le siguió hasta la esquina del pasillo, y así poco a poco, Madara fue asesinándolos a todos, y el solo tragaba saliva cada vez que observaba la escena, cuando llegaron al final, se consiguieron con una puerta, Madara intento escuchar si había algún ruido en el interior de la habitación entonces, le escucho chasquear los labios, y supo que habían personas dentro, le observo revisar el arma, y Minato acomodo a Naruto en su pecho, haciendo que su cabeza quedara más apegada a su cuello, el rubio pudo notar que a Madara le quedaban solo tres balas, y entonces le rogo al cielo, a los ángeles y a dios, que le ayudaran, les ayudaran, para salir, y poner a Naruto a salvo.

Madara le indico que esperara a unos metros de distancia, y entonces vio en sus ojos una súplica.

-¿Me besarías?

Minato estuvo a punto de gritarle y decirle que si era estúpido por pedir algo como eso en esa situación, sin embargo, su corazón descubrió que aquello, era un pedido de despedida, entonces sus piernas temblaban ¡Madara no podía morir en un lugar como ese! ¡No podía morir de aquel modo! Pero su corazón tembló y se a cerco a sus labios y le entrego un beso suave y delicado para no lastimarle, entonces le vio sonreírle, aunque se deformo en una mueca extraña y Minato supo que Madara no aguantaría mucho por culpa del dolor, así que le obedeció, y se alejó después de susurrarle en el oído

-Este, no puede ser el ultimo

El moreno entendió, porque le entrego una sonrisa cálida, que se esforzó por mantener, entonces Madara fue abriendo suavemente la puerta, pero cuando un rechinido de la puerta salió Madara la pateo, abriéndola por completo, y Minato solo pudo escuchar los gritos y maldiciones que se habían desatado dentro, entonces escucho su nombre, y corrió inmediato, observo los cuerpos de tres tipos en el suelo, y a Madara forcejeando con otro, mientras uno más intentaba ahorcarle, el tipo lo vio pero Madara lo retuvo.

-¡Corre!

Escucho el grito de Madara, un grito débil y lastimero, pero que el obedeció pero un disparo sonó, y Minato se sintió adolorido en su brazo, un dolor escabroso lo atravesó, pero no podía detenerse a pensar en Madara o en él, quien en realidad importaba en aquel lugar, era Naruto, el tan solo era un niño inocente, él no tenía la culpa de nada de lo que pasaba, así que corrió, corrió con todas sus fuerzas mientras sus lágrimas trazaban un camino en su rostro, sentía sus piernas flaquear, ¡Pero que los dioses lo cuidaran! Porque aún no se podía desvanecer, corrió, sin saber bien a donde, solo siguió el camino que le indicaba la luna, y se cayo en varias ocasiones, pero no quiso soltar a Naruto, corrió hasta que pensó que moriría, juraría que había corrido más de dos kilómetros, hasta que consiguió una cabina telefónica, entonces busco dentro de esta hasta que consiguió unas monedas tiradas en el interior de la cabina, llamo a emergencias, y escucho la voz de una mujer hablarle, y preguntarle que necesitaba.

-Ayuda… - comenzó Minato tratando de hablar fuerte y claro – no sé dónde estoy, estoy herido, mi esposo está muy grave

Entonces su voz se despedazo, al escuchar un pasos, ¡No! Por todos los dioses ¡No! Entonces miro a todos partes, pero no encontró nada, volvió a prestar atención al teléfono.

-¿Bueno? – Escucho la voz femenina - ¿me puedes escuchar?
-Sí, aquí estoy te escucho – dijo mientras el pequeño se agarraba a las piernas de Minato y le miraba con terror en su mirada, mientras le preguntaba por Madara
-Trata de prolongar la llamada, no cortes, rastrearemos la llamada, para saber dónde estás – volvió a hablar la chica - ¿Cómo te llamas?
-Minato…
-Muy bien Minato, tranquilízate, y respira todo está bien, la policía y una ambulancia estarán allá lo más rápido posible ¿ves algo a tu alrededor que sirva para orientarte?
-No, es una vieja carretera, y es un área montañosa, solo veo grandes y viejos arboles alrededor
-Muy bien, ya hemos contactado a todas nuestras unidades, pronto alguien estará contigo, hay alguien cerca de tu dirección, estas a las afueras de la ciudad
-Ok, entiendo, muchas gracias – le respondió mientras abrazaba a Naruto

Pasaron quince minutos que para Minato fueron una eternidad, a pesar de que se mantenía hablando con la mujer para que pudieran llegar a él, cuando escucho el sonido de un auto de policía su corazón dio un brinco de alegría, salió afuera, y le hizo señas al auto blanco, el cual freno inmediatamente, sin embargo Minato no había notado el gran auto negro que estaba detrás del de policía, del cual se bajaron unos hombres, pero Minato reconoció a uno de ellos aquel hombre de cabello despeinado pero amarrado a una coleta, la oficial que bajo del auto, le miro y le checo y la ambulancia apareció al instante, entonces el hombre que también pareció reconocerle, le sonrió y se acercó a él, preguntándole que había pasado, entonces Minato intento explicarle en pocas palabras y con la energía que le quedaba lo que había sucedido.

-No te preocupes, nosotros iremos por el – afirmo el moreno con una tierna sonrisa – Mi nombre es Izuna – se presentó – te prometo que iré por el

Entonces la ambulancia arranco, y Minato comenzó a rezar, rezo en voz alta mientras le trataban el brazo, incluso Naruto se recostó a su pecho y empezó a rezar con él ¡Madara no podía morir!

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Comió un poco, sin embargo, no podía dejar de pensar en Madara, su apetito se iba cuando recordaba el cuerpo ensangrentado de Madara, nunca había visto a Madara en ese estado de debilidad, observo a su pequeño Naruto que se había quedado dormido en uno de los sillones, comió otro poco, porque la enfermera le miraba de vez en cuando, con ojos amenazantes para que se comiera todo, ¡mierda, estaba débil! Era obvio que debía comer pero…

Madara, el hombre que se robó su corazón aún no había llegado, no sabía nada, no tenía ni idea de cómo estaba, y la impotencia le lastimaba.

Escucho el ruido de una camilla pasando a toda velocidad, frente al cuarto en el que se encontraba y entonces le vio, ¡Tenía que ser Madara! Entonces las lágrimas lo traicionaron, y estuvo a punto de levantarse de la camilla y correr hacia él, pero la puerta se abrió, entonces observo a Izuna.

-Tranquilo, quédate ahí, lo tienen que tratar, esta muy herido – hablo el oficial – mi nombre es Izuna Uchiha, creo que ya te lo había dicho pero… - se acercó un poco más a Minato – ¿te sientes lo suficientemente bien como para hablar? – Este asintió y el hombre continuo – Yo soy parte de Seguridad nacional, nosotros tratamos a muchas bandas peligrosas y asesinos y nos encargamos de llevarlos a prisión, también…pero ¿tú tienes idea de porque Zetsu los quería?

Minato negó, pero Izuna noto que el rubio estaba un poco confundido.

-Zetsu, es una banda muy peligrosa – continuo hablando el hombre mientras se sentaba cerca de Naruto – nosotros les estábamos siguiendo el rastro, pero se encontraban inusualmente pacíficos, después de la muerte de su líder, no sabíamos nada de ellos, era como si hubieran desaparecido, hasta ahora, ¿Quién diablos es tu esposo?

Aquella pregunta sobresalto a Minato, el modo frio en que lo pregunto, le helo la sangre al rubio.

-¿Por qué pregunta eso?
-Porque todos estaban muertos, él estaba destrozado, pero todos fueron asesinados limpiamente – el hombre se acercó más a Minato - ¿él te amenazaba para que estuvieras con él o algo así?, porque me lo puedes decir yo te ayudare
-Él no me hace daño – aseguro Minato mientras tomaba la cobija y la halaba hacia arriba para cubrirse más, comenzaba a tener frio – el me ayudó mucho, yo vivía en un pocilga, y muchas veces, no comía para poder darle a mi hijo, mi esposa murió hace años, y no fue fácil para alguien como yo, que no tenía familia en que apoyarme, sabe acaso, cuantas veces pensaron en arrebatarme a mi bebé – poco a poco su voz empezó a mezclarse con la ira y la tristeza que lo embriagaba en ese momento – porque siempre dudan, el, él no tiene la culpa de ser como es…él tampoco tuvo a nadie que le apoyara – entonces las lágrimas quemaron su rostro
-Perdón, no era mi intención insultarlo – se disculpó Izuna – lo que pasa, es que creo que él es mi hermano

Los ojos de Minato se abrieron ante la sorpresa, ¿Qué acaba de decir? ¿Su hermano?

-Él tiene una marca en su omóplato izquierdo – le aseguro Izuna – la vi cuando lo subimos en la ambulancia, es igual a esta – dijo levantándose del sillón y alzando su camisa, para mostrarle la marca que tenía en un costado – es una historia muy larga, pero quiero que descanses, y me gustaría contártela con el presente, pero digamos que, estuve buscándole todo este tiempo, y por fin parece que mis esfuerzos dieron frutos

Minato le observo irse, y su cabeza se llenó de preguntas que sabía que no iban a tener una respuesta, no aun.

Amor letalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora