Atardecía, el cielo se había impregnado de colores anaranjados y el brillo del sol era cada vez más tenue, los niños volvían a sus casas luego de haber jugado bajo el sol todo el día, lo mismo iba para su pequeño hijo que ahora parecía el niño más feliz del mundo mientras jugaba con su camión de bomberos, su sonrisa alegraba el corazón de Minato, no podía evitar pensar que su vida había llegado al mejor punto, a uno que él jamás había imaginado y todo gracias a Madara, él era una de las personas que más apreciaba en el mundo, y se había enamorado tan extrañamente que parecía que ya nada los podría separar; sonreía raramente, como un tonto podría decirse, pero estaba tan ilusionado, se moría de ganas por salir con Madara, era la primera vez que él le invitaba a algo como una cena romántica o algo parecido; se despidió de Tsunade con una sonrisa, ya que ella le hacia el favor de cuidar a Naruto mientras ellos dos salían, aunque iba con él en el auto no podía dejar de verlo, no le importaba más nada, solamente que Madara se veía tan guapo como cuando lo conoció, con un elegante traje negro, aunque recordaba que aquella vez llevaba una camisa roja de botones bajo su saco, y esta vez era blanca, lo hacía lucir tan brillante, cuando en si el solía ser tan oscuro, el auto se detuvo y aunque pudo ver la sonrisa de Madara cuando salió del auto y le abrió la puerta con educación como todo un caballero, Minato no quiso salir, miro el restaurante y se sintió avergonzado, él no estaba para nada vestido para el lugar, ¡ya casi terminaba su carrera de derecho y no había aprendido a vestirse elegante! Su sonrojo alarmo a Madara.
-¿Pasa algo? – le pregunto acercándose un poco al rubio
-¿Por qué no me dijiste que era un lugar así? – le pregunto Minato tratando de evitar que le viera a la cara
-¿Qué tiene? ¿No te gusta? – le pregunto temiendo haberse equivocado de lugar
-Es que, no me vestí para la ocasión – murmuro sin lograr que Madara lo escuchara muy bien
-¿Qué no te sabes la canción? – le pregunto Madara confundido
-¡Que no me vestí para la ocasión! – casi le grito avergonzado, pero luego se calló de inmediato
-¿Y eso que? – Le replico el moreno – a mí me gustas así, eres perfecto, porque me va a interesar como te vistas
Aquello hizo que el rubio se sintiera aún más avergonzado pero ahora por otra razón, le tendió su mano al pelinegro que la tomo casi instantáneamente, lo ayudo a salir de auto y camino a su lado, fueron guiados a una mesa en la cual ambos tomaron asiento, el lugar era muy acogedor las paredes eran de un color crema, las meseras vestían elegantes trajes de negro y blanco con bellos guantes blancos y se despedían con una reverencia, las luces blancas hacían que el lugar fuera tan tranquilo, las sillas al igual que la mesas eran de madera con un hermoso candelabro de cristal en el centro de la sala, Minato se dio de cuenta que a pesar de que él había estado mirando absolutamente todo el lugar, Madara solo le había estado mirando a él, una de las meseras se les acerco con los menús y tomo su orden.
-¿Por qué me miras así? – le pregunto el rubio con una sonrisa
-¿Quieres que mire a alguien más? – le pregunto con una sonrisa juguetona
-¡Claro que no! – Le aclaro Minato – Es que me miras extraño
-Te amo – soltó de la nada el pelinegro – eres tan especial Minato
-Yo...Yo también te amo Madara – el sonrojo trascendió sus mejillas
Los platos llegaron a sus mesas haciendo que ambos agradecieran con una sonrisa, y comieran mientras se daban sonrisas tiernas y unas miradas llenas de cariño, a la hora del postre, Madara tomo la mano del rubio haciendo que este se sonrojara.
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Amor letal
FanfictionMinato Namikaze es un estudiante universitario que lleva una vida casi secreta y complicada desde que su esposa murió, hasta que conoce a un hombre mayor que mejorara su vida pero también la convertirá en un desastre cuando le robe el corazón; pero...