16: Verdades irremediables parte 1

154 22 3
                                    


Abría los ojos sintiendo una horrible fatiga, tuvo que parpadear un par de veces para que sus ojos captaran bien la imagen del lugar donde se encontraba, y por esos instantes recordó lo que había pasado, y se removió mirando hacia todos lados ¡Naruto! ¿Dónde estaba su hijo? ¿Dónde estaba el? Se preguntaba intensamente hasta que capto la imagen de su hijo en la esquina de la habitación en un rincón oscuro, trato de moverse y por primera vez observo que su situación no era la mejor, se encontraba esposado de manos, amarrado de pies y se encontraba tirado en el piso, trato de moverse pero su cuerpo se sentía muy débil ¿Cuánto tiempo había estado así?

-Papá ¿Por qué? ¿Qué es lo…que le pasa a Madara? – pregunto Naruto con los ojos llenos de lagrimas

Sin Minato comprender busco entre aquella vacía y amplia habitación a su pareja, y cuando se guio por la mirada de Naruto lo noto, aunque bastante oscuro, parecía estar encadenado de manos, su cuerpo simplemente se encontraba sostenido por sus pies y suspendido, y una especie de líquido parecía estar en el suelo.

-¡Vaya! Por fin despiertan – escucho la voz de un hombre que entraba en la habitación, no podría haber dicho quién era porque ambos estaban vestidos con un traje blanco incluido un pasamontañas del mismo color, y el cabello verde
-Ya me estaba aburriendo de esperar – dijo el otro hombre – prende las luces – le ordeno al otro

Cuando las luces se encendieron, el rostro de Minato se desfiguro en una expresión aterradora, al notar que aquel líquido que se encontraba en el suelo, no era nada más que sangre, sangre que provenía del cuerpo de Madara que se encontraba lleno de múltiples cortadas, mientras que su rostro lleno de moretones; las lágrimas simplemente se le desbordaron al ver aquella escena.


-Eso es – exclamo eufórico el hombre del disfraz – ese rostro es hermoso – dijo en referencia a Minato
-Tienes razón – dijo el otro - ¿Qué te parece si lo despertamos para que pueda disfrutar esta maravilla?


El otro hombre solo asintió y se dirigió hacia el cuerpo ensangrentado de Madara encestándole un golpe directo en su rostro, haciendo que su cabeza se lanzara con violencia hacia atrás y golpeándose contra la pared, abriendo con dificultad los ojos.


-¡Oye no te duermas! Si incluso nos tomamos la molestia de traerte a un público que te adora – dijo sonriendo con repulsión

Madara simplemente alzo la mirada y se quedó atónito al mirar el rostro de aquel rubio que adoraba tanto, tan aterrado y lleno de lágrimas, tirado como si de basura se tratase en el suelo.

-Ahora, ¿nos dirás porque mataste a nuestro jefe? – le interrogo el hombre mientras rodaba una navaja en sus dedos - ¿o tenemos que sacártelo a la fuerza?
-Ya te dije, que yo no fui quien lo mato – le contesto con su voz debilitada
-Así que seguirás haciéndote el que no sabes nada – hablo el otro encapuchado – que te parece si le empezamos a revelar los secretos que mantienes, a ese rubio
-¿De qué hablas? – pregunto casi en susurro el moreno
-¿Sera que ahora sufres de amnesia? – Pregunto irritado el hombre – entonces te vamos a refrescar la mente

Entonces el otro hombre que se mantenía algo alejado de Madara, se acercó hasta Minato, se puso de cuclillas ante él, paso su mano con una delicadeza repugnante por el rostro del rubio llevándose algunas de sus lágrimas, dejando que sus dedos recorrieran los labios secos del rubio y los humedecieran.


-Tu llevas mucho tiempo amando a este tipo ¿cierto? – pronuncio sin obtener respuesta del rubio mientras escuchaba los quejidos y chillidos de dolor de parte de Madara, cada vez que su hermano lo golpeaba – pero ¿sabes cuál es el trabajo por el cual te deja semanas enteras? – Entonces se acercó hasta el oído del rubio y susurro – es asesinar, él es un asesino


Hay estaba, lo que él no quería escuchar, lo que más sospechaba pero menos quería creer, siempre tuvo ese presentimiento extraño más sin embargo él no quería creerlo, no quería creer que el hombre al que había conseguido amar, y que le respondía igualmente a aquel sentimiento fuera nada más y nada menos que un asesino; por un momento observo los ojos entristecidos de Madara, y sabía que no le estaban mintiendo, en realidad, era un asesino.


-¿No te opones a que le siga contando? – pregunto uno de los hermanos, el cual había parado de golpear a Madara, pero su cuerpo entero se encontraba tan adolorido y golpeado, que las palabras no salieron de su boca – muy bien parece que no le importa, síguele contando
-Está bien, cuando tenías quince años alguien te violo ¿cierto?

Al escuchar esas palabras los ojos de Minato se pusieron como platos de la sorpresa, ¡No puede ser! ¡Imposible! Pero al escuchar a Madara forcejear haciendo que sus heridas se abrieran mucho más, entendió todo y no pudo evitar dejar que sus lágrimas corriesen.

-Bueno, bueno – hablo el hombre que aún se mantenía al lado del rubio – eres muy inteligente parece que lo comprendiste sin necesidad de decírtelo
-Ahora, ¿si quieres hablar? – pregunto el otro tipo que se encontraba cerca del pelinegro
-Yo…No – ni siquiera podía decir lo que quería, se sentía horrible
-De nuevo no dice nada, o sea que no le importa, que yo haga lo que quiera, porque he tenido muchas ganas de… - dijo antes de empezar a desabrocharse el pantalón, sacando su miembro frente a la cara de Minato.
-No…lo toques – alcanzo a decir Madara mientras tocia algo de sangre
-Ahora si puedes hablar ¿eh? – pronuncio el otro hombre, tomando un bate que se había encontrado oculto y asestándole un golpe directo en el abdomen, haciendo que lo único que saliera de su boca, fue sangre en conjunto con un horrible quejido de dolor
-Está bien… - pronuncio Minato al ver los ojos aterrados de Naruto y el rostro ensangrentado de Madara
-Bueno, está bien – pronuncio el hombre frente a Minato – ni se te ocurra mordérmela, porque si lo haces, tu hijo las paga por ti


Las escuchar esas palabras simplemente cedió a abrir la boca, y recibir el miembro de ese hombre, aunque le causaba asco hacerle eso a otra persona que no significaba nada para él, pero tenía que hacerlo y aguantar, y esperar hasta que acabase; pero el encapuchado parecía tener otros planes, debido a que empezó a bajarle los pantalones, haciendo que Minato se alarmara, y Madara se removiera, haciendo sonar las cadenas que lo ataban.


-Yo me canso de no hacer nada – dijo el otro hombre que se había mantenido todo el tiempo cerca de Madara susurrándole en su oído – te cuento un secreto, siempre he sido un pedófilo
-No lo ha… - la voz de Madara se cortó debido a lo destrozado que se encontraba, y a su falta de aliento y energía

Entonces el tipo solo pareció reírse mientras se acercaba a Naruto con una sonrisa lasciva arrastrando el bate en sus manos.

-Eres un niño muy bueno, imagino que quieres ser como tu papi ¿verdad? – Pregunto el encapuchado pero Naruto no se atrevió a responder – entonces, porque no haces lo que papá – le dijo mientras le mostraba su miembro
-¡NO, ESPERA, NO LE HAGAS NADA! – grito desesperado Minato al ver aquella escena

Los dos hermanos simplemente se empezaron a reír mientras observaban la desesperación de ambos hombres, mientras el otro seguía pasando su miembro por la boca del pequeño. La voz de Minato se encontraba silenciada, pero sin embargo suplicaba desde el fondo de su corazón que no le pasara nada a su hijo. Para su salvación alguien abrió la puerta y le indico a ese par de hombres que salieran.


-No se preocupen, volveremos – dijo uno de los hombres, mientras salían de la habitación – que pacen buenas noches.


Cuando salieron del lugar y la puerta fue cerrada, Minato pudo escuchar la voz susurrante del pelinegro.


-Perdón – dijo antes de volver a toser un poco – es mi…culpa
-Es cierto – comento Minato – todo esto es tu culpa, hiciste cosas horribles, me engañaste, y no confiaste en mí. Pero ¡Maldición! Es a ti a quien le debo todas las cosas buenas que me han ido pasando, vivo en un jodido pent-house, sabía que ese dinero no debía provenir de nada bueno, porque siempre que quería saber de tu trabajo evadías el tema, pero no quería seguir preguntando, tenía miedo de obtener la respuesta, trate de hacerme el tonto, pero cada vez que salías yo ponía la casa de cabeza, quería conseguir algo, más bien, no quería hallar algo que confirmara mis sospechas – siguió hablando mientras las lágrimas brotaban sin cesar – porque de verdad te amo, ¡te amo! Demonios, eres un idiota.
-No llores papá – le consoló Naruto, dándole un fuerte abrazo
-Graci… ¡Espera! – El rubio reacciono al ver que su hijo estaba suelto de sus amarras - ¿Cómo es que estas libre?
-Estaban flojas, así que cuando moví las manos se me resbalaron – hablo Naruto con una sonrisa, pero con su carita con una expresión algo miedosa en ella – pero papá, mira – dijo mostrándole unas llaves con una leve risilla – cuando el señor se distrajo, le quite las llaves, y no se dio de cuenta
-Naru… ¡Dios, eres mi ángel! – respondió Minato en lleno de alegría


Tardaron unos siete minutos para soltarse de pies y manos, y liberar a Madara, aunque había sido algo difícil darle órdenes a Naruto, para que le soltara las esposas que aprisionaban sus manos, lo habían logrado, entonces, observo el rostro de Madara, y lo vio incorporarse con mucha dificultad, iba a ser difícil, pero aquello que acaba de ver en los ojos de Madara no era nada más que ira pura, instinto asesino y para cuando escucho las palabras ¡Los sacare de aquí! Sabía que iba muy enserio.

Amor letalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora