3: Oportunidad inesperada

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Noticiero: Siguen los asesinatos en serie, la noche pasada fueron encontrados tres cadáveres, dos de ellos hombres y el tercero era una mujer, se ha revelado también que todos murieron de un disparo en la cabeza, estos individuos eran miembros de una de las pandillas que se encontraban ubicadas en los barrios de Fukuoka, además eran buscados por múltiples asesinatos, robos, destrucción de propiedad privada...

-Ah, que horrible siguen sucediendo más muertes sospechosas en las que nunca hayan al asesino – dijo Jiraiya mientras una gota de sudor recorría su rostro – ya me da miedo que salgas tan tarde

-Vamos, no seas cobarde, además por suerte parece que todas las víctimas son criminales – le dijo Minato desde la cocina

-Oh claro, ahora vamos a decir que hay alguien que mata a los malos y defiende la justicia, Minato una persona se convierte en asesino cuando acaba con la vida de otro ser humano – dijo con tono serio

-Pues sí, en eso tienes razón – dijo mientras le servía algo de ramen a Naruto

-Ramen, ramen, ramen, ramen, oh rico ramen – dijo con tono musical Naruto mientras su padre le pasaba el tazón

-Naruto, si sigues comiendo así te acabaras todo el ramen de Japón – le comento Jiraiya

-No se acabaran– dijo con una sonrisa mientras empezaba a devorar sus fideos

-Vaya que optimista tu hijo – dijo Jiraiya hacia Minato – pero bueno, yo me despido me tengo que ir – dijo depositando un suave beso en la frente de Naruto

-¡Ten cuidado por ahí! – dijo Minato con una sonrisa

Jiraiya salió con una sonrisa mientras Minato se sentaba al lado de un Naruto que pronto le mostro un tazón vacío y una sonrisa, se revolvió un poco el cabello, ¡estaba en problemas!, no había conseguido trabajo aun, y aunque seguía buscando no parecía haber nada por ahí para él, se sentía algo mal cada vez miraba el rostro brillante de Naruto, no sabía qué clase de vida podía darle a su hijo, él era un niño y no sabía casi nada de lo que en verdad era la vida y de lo difícil que era sobrevivir en ese alocado mundo que te llevaba hasta lo más alto y te dejaba caer de golpe.

-¿Te pasa algo papá? – pregunto el niño al mirar una pequeña lagrima que resbalaba por el rostro de Minato

-No, estoy bien – dijo mientras se limpiaba con el dorso de su mano - ¿quieres ir a algún lado?

-Al parque – dijo mientras sonreía de oreja a oreja

-Bien entonces vamos a darte un baño

¡Quería salir!, quería distraerse, olvidarse por un momento la pesadilla de vida que vivía, disfrutar un rato con su hijo y tomar aire fresco; luego del baño vistió bien a Naruto y el simplemente se colocó por encima de su suéter manga larga un abrigo, salió de casa con Naruto de la mano el camino hacia el parque no era tan largo, y el transcurso fue algo ruidoso gracias a Naruto, que se impresionaba con cualquier tontería, y que quería acariciar la cabeza de cualquier perrito que pasaba cerca de ellos. Al llegar al parque Naruto corrió directamente hacia el tobogán, subiendo por la escalera de cuerda primero, Minato respiro hondo mientras miraba a su hijo jugar, se sentó en una banca bajo la sombra de un árbol, mientras los minutos pasaban; vio venir a su hijo corriendo y caer en medio del camino, aquello hizo que se parase alarmado y caminase hasta él.

-¿Estas bien Naru? – pregunto Minato mientras le ayudaba a levantarse – y ¿Cuántas veces te he dicho que no corras?

-Muchas – dijo sonriendo el pequeño – pero papá ven – dijo tomando a Minato de la mano y llevándole consigo hasta un camión de helados – quiero uno

Amor letalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora