Capitulo 13

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POV Poncho

Cuando la veo irse suspiro quedándome pensativo en todo lo que me había dicho. Sabía que la había lastimando demasiado con lo que había pasado con Diana, pero nunca me había dado cuenta de cuanto hasta ahorita. No podía creer lo imbécil que había sido pensando que podría tener las dos sin tener algún tipo de consecuencias. Si eran hermanas por Dios! Había sido egoísta sin pensar en ese tiempo en Any, aunque me eh pasado cada día arrepintiéndome del dolor que le había causado y de lo que ahora era mi vida y el de ella. Ahora que la quería de regreso todo parecía estar en mi contra comenzando con mi relación con Diana. Cuando Any se había ido hace casi tres años no había siquiera pensado que la cosas hubieran llegado tan lejos como lo están ahora. No quería siquiera casarme con Diana, la quería y estaba acostumbrado, pero esas no eran precisamente bases de una relación estable. Veo como el avión de Any despega y suspiro hiéndeme a el área privada donde tenía un jet que estaba esperando por mí para salir en cuanto diera la orden. Decido que esperaría una hora después de que ella se haiga ido para irme yo así no llegaríamos a la misma hora. Llegando a Canadá el clima frio me recibe como un buen chasco de agua fría. Me encantaba Canadá y más durante el invierno, aunque siempre teníamos que preocuparnos de las avalanchas ya que se acumulaba demasiada nieve. Llegando a la que se suponía iba a ser mi futura casa no veo ni escucho ningún rasgo de Any en la casa. Voy por toda la casa viendo que todo estaba amueblado lindamente pero no había nada en la despensa. Decido recorrer los cuartos y me alivio al ver la maleta de Any en uno de los tantos cuartos de huéspedes. Llevo mis cosas a el que asumía era el cuarto principal y comienzo a desempacar todo. Hasta donde sabia me tendría que quedar aquí dos días como mínimo para asegurarme que todo estuviera bien y si en el proceso lograba convencer a Anahi de que lo nuestro merecía la pena y que estaba dispuesto hacer todo por ella mucho mejor. Decido darme una ducha rápida ya que la necesitaba urgentemente. Saliendo me estaba en bóxer a punto de ponerme los pantalones cuando se abre la puerta de golpe y me cuesta mucho no reírme al ver a Anahi allí parada con un pequeño bate en la mano. Tiro mis manos hacia arriba burlón y la devoro con la mirada sonriendo satisfecho al ver que ella hace lo mismo

Poncho: no dispares, juro que no tengo malas intenciones le digo burlón mientras me volvía a poner los pantalones.

Any: Que fregados haces aquí?! Y en calzones?! Casi me das un infarto imbécil! Escuche ruidos y pensé que alguien se había metido a robar! Me grita furiosa poniéndose un muy lindo rojo a causa de su ira.

Poncho: y que pensabas agarrarme a batazos con esa cosa pequeñita? Le pregunto riendo divertido y siento como me avienta el bate y gruño cuando siento que me da directamente en la espalda

Any: no tenía nada más a la mano, tarado. De haber sabido que necesitaba protección de ti y cualquier otro entonces hubiera traído algo más fuerte para poder lanzártelo a la cabeza me dice seria cruzándose de brazos. Pero lo único a lo que yo podía prestarle atención era como esa simple acción empujo hacia arriba sus pechos dándome una deliciosa vista de sus pechos.

POV Any

Llegando a Canadá básicamente me congelo de frio ya que no sabía que iba a estar saliendo a un clima tan frio. Durante el vuelo me había puesto mis audífonos así que no escuche hacia dónde íbamos dirigidos y en el aeropuerto por está peleando con Alfonso no me había percatado de eso. En cuanto me bajo del avión y tomo mi maleta busco algo que me daría calor al menos hasta que llegara a la dirección que me había mandado Diana. Llegando veo que la casa estaba hermosa definitivamente quedaba claro una vez más que Diana era la preferida de nuestros padres. Entrando quedo más fascinada ya que todo estaba exquisitamente decorado. Estaba por subir cuando una agradable señora sale de la cocina. Me dice que ella es la encargada de la casa y que no iba a estar presente los próximos días. Me avisa que no hay nada en la despensa antes de irse así que después de dejar mi maleta en el cuarto, me cambio a algo mucho más calientito y salgo caminando a un súper mercado cercano mientras veía el pueblito fascinada. Entre más veía más deseaba que yo fuera la que viviera en Canadá lejos de mi familia, lejos de los recuerdos, lejos de mi tristeza y definitivamente lejos de él. Compro todo lo que necesitaba y por si acaso compre doble y más que suficiente en caso de que me diera flojera de salir al frio o algo más pasara. Sabía que en Canadá en el área en el que me iba a quedar había unas cuantas avalanchas. De regreso a la casa escucho ruido en el cuarto de arriba y entro en pánico. Comienzo a buscar a mi alrededor y lo único que encuentro es un diminuto bate de baseball, pero era mejor eso que nada. Entrando al cuarto me invade el alivio al ver que solo era Alfonso. Aunque después de que mi cerebro comprendiera que era Alfonso el que estaba allí y básicamente desnudo me entra la ira y el deseo. El muy imbécil se burla de mi así que le aviento el bate medio satisfecha al ver que le daba en medio de la espalda. Veo como me devora con la mirada cuando empujo mis pechos hacia arriba y mi deseo junto con mi ego femenino se hinchan al ver eso

Poncho: este...en ese caso se sale y busca ayuda no entras a enfrentarte a alguien desconocido me dice medio regaño, pero todavía distraído por mis pechos.

Any: pues nunca se ha dado bien estar lejos del peligro no Herrera. La primera prueba es que estoy aquí hablando contigo en vez de echarte de patitas a la calle le digo seria, aunque por dentro estaba deseando acercarme y acariciarle ese abdomen más que marcado. Creo que él nota mi mirada ya que me lanza esa sonrisa sexy de medio lado y se me comienza acercar mientras yo retrocedía hasta que tope con la pared detrás de mí.

Poncho: bueno en ese caso creo que los dos somos culpables de eso. Nunca se nos ha dado demasiado bien mantenernos lejos el uno del otro me dice mientras apoya sus manos en la pared una a cada lado de mi cintura manteniéndome presa entre sus brazos.

Donde Fuego Hubo...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora