Capitulo 35

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POV Any

Entrando a mi departamento comienzo a reflexionar en todo lo que me había dicho Poncho. Todavía no me podía creer que me hubiera dicho que me había exigido a mí. Claro que ya era un poco tarde ya que yo ya había seguido mi vida, pero tenía que admitir que me regreso de golpe todo el deseo y amor que sentía por Poncho. Sus palabras me habían derretido y además le había confesado lo que había hecho el día de su boda. Por otro lado, no quería separarme de Gonzalo. En él había conseguido la estabilidad, amor, cariño, comprensión y normalidad que siempre había deseado. Con Gonzalo todo había sido fácil y eso era lo que más me gustaba. Todo se sentía tan natural, como si una parte de mi debería estar con él. Por esa razón había evitado el tipo de situaciones que ocurrió esta noche con Poncho. Sabía que una parte de mi comenzaría a dudar todo lo que tenía con Gonzalo y desearía estar una vez más con Poncho. Ahora mi mente y corazón estaban batallando sin que hubiera mucho que pudiera hacer. Entrando por la puerta Gonzalo me recibe con un beso. A pesar de todo me sentí mal así que me separe sonriendo para que no notara que algo andaba mal y me dirijo al dormitorio alegando que tenía mucho sueno y mañana tendría que despertarme temprano. El tan comprensivo como siempre se acostó a mi lado y pronto sintió su respiración en mi cuello. Odiaba hacerle esto, hace apenas unas horas que estaríamos en esta cama haciendo el amor. En este momento estaba acostada en su lado, sintiendo su respiración compensada en mi cuello mientras yo batallaba con mis sentimientos sin saber qué hacer. Después de tanto batallar me termino quedando dormida abrazada a Gonzalo.

Tres semanas pasan y en ese tiempo comencé a ver a Poncho una vez más. La única diferencia es que lo hacíamos de manera platónica. Salíamos como amigos nada más y estábamos como redescubriéndonos uno al otro una vez más. En ese tiempo volví a ver las razones por las cuales me había enamorado de él, aunque a la vez cuando le salía su vena de celoso siempre terminábamos en pelea. Siempre me reclamaba que todavía no había hecho ni dicho nada sobre terminar mi relación con Gonzalo y yo siempre le terminaba recordando que él y yo solo éramos amigos. Mientras tanto en esas tres semanas intente no cambiar mi actitud hacia Gonzalo, pero era un poco inevitable ya que a veces ponía distancia cuando él quería estar conmigo íntimamente ya que me sentía mal. Supongo que es verdad cuando decían que no se tenía que tener relaciones para ser infiel, si tenías que borrar mensajes ya estabas allí. Cuando llegué a esa conclusión decidí que era tiempo de tomar una decisión definitiva.  No sé si para bien o para mal tanto Poncho como Gonzalo se encontraban en el extranjero por algo relacionado al trabajo así que tenía algo de tiempo para pensar más claramente. Estaba en mi cama sin ganas de hacer nada cuando recibo un mensaje de Poncho pidiendo que me reuniera con él esta noche.  Yo me debato entre aceptar o no, pero en el fondo sabía que terminaría hiendo ya que lo había extrañado demasiado en estos días que no pudimos vernos ni salir. Le mando un mensaje aceptado salir esta noche con él y me pongo inmediatamente a buscar ropa para ponerme. Llegando la hora salgo con la intención de irme en mi coche hacia el restaurante, pero me lleve la sorpresa de que Poncho estaba esperando afuera de mi puerta. Nada más verlo me lo devore sin intención con la mirada. No podía negar que se miraba guapísimo con su traje oscuro medio formal sin corbata que llevaba. Él se acerca sonriendo hacia mí y sin que me diera tiempo de reaccionar me deja un pequeño pico en los labios.

Poncho: te vez hermosa esta noche lo sabias me dice sonriendo de esa manera que hacía que mis piernas se convirtieran en gelatina. Me tuve que apoyar en el para sostenerme sin que se diera cuenta, o al menos eso esperaba.

Any: muchas gracias, tu tampoco estas nada mal le digo sonriendo sintiéndome con un poquito más de seguridad así que me deshago de su abrazo y comienzo a caminar enfrente de él moviendo un poco más las caderas con la intención de volverlo loco un poco. Escucho un pequeño gruñido detrás de mi haciendo que sonriera con satisfacción femenina. Me detengo alado de su coche y espero que me abra la puerta. Cuando me senté en el coche permití que mi vestido se subiera un poco por encima de mi muslo. Poncho entra rápidamente por su lado y pone en marcha hacia el restaurante. En todo el camino ninguno de los dos se atrevió a decir nada. Sabíamos que era una noche algo delicada y que podría definir muchas cosas. Llegando al restaurante nos dirigimos a la mesa que tenía reservada Poncho y esperamos a que el camarero nos tomara la orden. En cuanto se va le sonrió a Poncho, aunque él estaba serio y frunciendo el ceño.

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