Edeo, El Caballero Rojo

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Me llamo Edeo.

Vivía en una aldea de ladrones a la mitad del bosque, ellos me encontraron en una cabaña de una granja llorando mientras unas extrañas luces salían de mi cuerpo, esta es la historia qué me contaron.

Era una noche fría, los ladrones regresaban de saquear campamentos cercanos cuando de pronto uno de ellos vió una luz destellante qué provenía dentro de una granja, al acercarse y observar por la ventana se dio cuenta que las luces venían de mi, yo al verlo comencé a llorar, entonces abrió la puerta y me sacó de ahí.

Desde entonces vivo con ellos, mi padre es el líder de la aldea, nunca tuve madre pero, creo que mi papá es bueno, me nombró Edeo debido a una leyenda antigua de un ser que controlaba la electricidad, cree que este vive en mi.

tengo 16 años y sé hacer muchas cosas desde saquear con sigilo hasta curar heridas de todo tipo.

-Edeo, ¿puedes venir aquí un momento? -Resonaba una voz masculina

-¡Ya voy papá! -Respondí a la vez que salía de la carpa, al salir noté que mi padre tenía una mochila y habían 4 ladrones a su lado- ¿Qué pasa?

El nombre de mi papá es Ausder, pero yo le digo papá.

-Iremos a buscar comida, está algo escasa últimamente, ya no hay campamentos alrededor, saben lo que les pasará si vienen. Así que, hijo. -puso la mano en mi hombro-. La responsabilidad de la aldea cae sobre ti, has demostrado ser un gran líder y ladrón justo como tu padre. -Revolvió mi cabello-.

-Padre, ¿Enserio crees que estoy listo para algo así? -Respondí inseguro

-¡Jajaja!. ¡Claro que sí!, además, es un día tranquilo, no creo que tengas mayores complicaciones.

-Je, está bien papá, no te fallaré
-Sonreí-

-Bueno hijo, ¡nos vemos antes que el sol caiga! -Dio media vuelta y comenzó a caminar-

-¡Adiós!

-¡Suerte Edeo!

-¡Tu puedes!- dijeron los ladrones qué acompañaban a mi papá

-¡Gracias!

Este día estaba a cargo y no pensaba decepcionar a mi papá.

sin perder tiempo empecé el día, envié unos cuantos a recolectar madera, otros a preparar la tierra para la cosecha, me gusta cocinar así que yo empecé a cocinar la poca comida que teníamos, la aldea se reunía todos los días a comer al rededor del fuego, los rayos agradables del sol, el viento, mi día favorito.

-¡Listo!-Terminé de cocinar la carne y lavar las frutas-

-Edeo, ya casi se pone el sol -Dijo un ladrón apuntando al sol qué apenas se veía, obstruido por las copas de los árboles.

-¡¿Tan pronto?!, ¡el día se fue volando! papá está por regresar, ¿falta algo?.

-Veamos, ya está la comida, las mujeres lavaron la ropa, la tierra está lista e incluso ya la sembraron, hay suficiente madera para unos 2 o 3 días. Ya está todo.

-Excelente, ¡papá estará tan orgulloso!. -Se notaba mi emoción-

-Muy bien, iré a preparar la mesa para reunirnos y... -No terminó la frase.

-¿Qué pasa?-Pregunté

-Yo... escuché algo.

-¿Enserio? -De pronto también lo escuché, eran como gotas de lluvia, pero no estaba lloviendo-

-¡Son caballos! -Exclamó

-¿Caballos?

-Prepárense, ¡vienen caballeros del reino! -Gritó a los demás ladrones-.

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