𝖌𝖔𝖉 𝖇𝖑𝖊𝖘𝖘 🍒 [ 𝒏𝒄𝒕 ; 𝒋𝒂𝒆𝒋𝒖𝒏 ]

𝔡𝔬𝔰

Te estamos buscando, caído. No nos escondas de la luz de tu voz ni gracia de nuestro padre.

Técnicamente, la carpeta está en su mesa, así que puede mirar en su interior si quiere, o al menos así racionaliza las cosas el cerebro de JaeMin. Él estaba deshaciendo la maleta cuando su vista, simplemente, voló hacia el mueble. Y ahí la encontró, cerrada, amarillenta, y con una pegatina en la tapa en la que podía leerse «cerezas clasificadas».

Pasa los dedos por la superficie y el tacto es rugoso, como si llevase años en la misma posición. 

JaeMin no es especialmente curioso con las cosas que sabe que pueden ponerse en su contra, pero datos son datos, y todo lo que le permita saber más acerca de sus nuevos compañeros, es válido. Algunos hechos justifican acciones, y eso es una realidad. Si hubiese sido tan importante, no la habrían dejado en su mesa, para empezar.

Cual es su sorpresa al descubrir una ficha de datos de TaeYong como primera página. 

«Nombre completo: Lee TaeYong.

Fecha de nacimiento: 1 de julio de 1995.

Lugar de nacimiento: Seúl, Corea del Sur»

No parece tratarse de nada muy importante, solo datos básicos. Al pasar de hoja, se encuentra con otra igual.

«Nombre completo: Jung YoonOh.

Fecha de nacimiento: 14 de febrero de 1997.

Lugar de nacimiento: Seúl, Corea del Sur»

El tal YoonOh en cuestión es bien parecido, pero JaeMin no recuerda haberlo visto al llegar, de modo que asume que él no estaba allí. Mientras está pasando de página, la puerta se abre y la figura del mismo TaeYong hace aparición en su cuarto. Lo mira de arriba a abajo con la ceja enarcada, pero no tiene el mismo aura amenazante que el día anterior.

—Sígueme, tenemos que hablar —dice, antes de volver a caminar por el pasillo.

El chico le sigue, alarmado por haber sido cazado husmeando.

—¿Es por la carpeta? yo no —trata de defenderse, pero a mitad de frase es interrumpido.

—La carpeta estaba allí para que la miraras. A nosotros nos beneficia saber lo curiosos e incautos que pueden a ser nuestros compañeros. Es por precaución.

JaeMin lo observa con intranquilidad.

—¿Así que me habéis tomado el pelo? —cuestiona, algo molesto.

—Tómalo como quieras —responde. Luego, se para frente a una puerta de madera y la abre —. Entra. 

Es una orden clara, JaeMin no termina de adaptarse a estas nuevas condiciones de vida, pero está seguro de que desobedecer no es bueno para la causa, así que lo hace.