𝖌𝖔𝖉 𝖇𝖑𝖊𝖘𝖘 🍒 [ 𝒏𝒄𝒕 ; 𝒋𝒂𝒆𝒋𝒖𝒏 ]

𝔠𝔞𝔱𝔬𝔯𝔠𝔢

♡ Este capítulo ha sido escrito con la canción 𝒯𝒽ℯ 𝓈𝒸𝒾ℯ𝓃𝓉𝒾𝓈𝓉, 𝒹ℯ 𝒞ℴ𝓁𝒹𝓅𝓁𝒶𝓎.

Tan blanco como las lágrimas de cristo, tan inhóspito como el infierno.

JaeMin está llevándose la cuchara a la boca mientras piensa en todo. 

En las semanas de reclusión, en RenJun. En DongHyuck. 

Ha pasado tan solo un día, es una corta temporada para asumirlo, y aún así él sabe que no podrá hacerlo. Pensando en la sangre manchando su ropa, sus rodillas estrellándose contra el suelo, los gritos del chico que estaba reteniendo, y el ruido de la bala saliendo del cañón. Lo tiene todo grabado, como si fuera una foto que lo acompañará toda su vida. 

Apenas ha hablado con alguien, y si lo ha hecho, ni siquiera recuerda las palabras que dijo. 

En realidad, no recuerda mucho de lo que pasó después. La camioneta aparcó frente a la Ermita y hubo una corta reunión en la nave principal. Luego todos se marcharon a dormir. Nadie habló del tema, nadie dedicó una pequeña oración. 

Todo el mundo se guardó los lamentos para sus propias habitaciones, para su propio resguardo. 

RenJun se quedó sentado en el banco de cemento bajo aquel árbol, incluso si se hizo de noche y el rocío de la madrugada humedeció sus pestañas, no se movió. 

SiCheng aconsejó no acercarse por el momento; porque no importa lo muy enferma que pudiera ser la mente del menor, HaeChan es todo lo que él había tenido desde siempre. 

Y ya no. 

—¿Está buena? —pregunta Mark, refiriéndose a la sopa que figuraba como cena oficial, y sentándose en frente. JaeMin es el único comiendo a esas alturas de la noche, aunque para ser sinceros, tampoco ha visto demasiado a los demás a lo largo del día.

—No he probado una sopa más asquerosa nunca —contesta, aunque en tono jocoso. 

Mark sonríe un poco.

—Lo siento. A SiCheng se le dan mejor. 

JaeMin asiente imperceptiblemente.

—No creo que esté en condiciones para calentar esto. 

—Lo de su tobillo al final no es tan grave como pensábamos. En un par de semanas estará totalmente recuperado. Pero, ¿tú?

El chico se encoje de hombros, mirando al mayor con cautela. Mark no es su amigo cercano, no es a quien le cuenta sus más hórridos y oscuros secretos, pero es una compañía sincera cuando no puede estar solo, es calmante. 

—No soy médico. 

El contrario no puede evitar dejar escapar una breve risa silenciosa.