𝖌𝖔𝖉 𝖇𝖑𝖊𝖘𝖘 🍒 [ 𝒏𝒄𝒕 ; 𝒋𝒂𝒆𝒋𝒖𝒏 ]

𝔬𝔫𝔠𝔢

♡ Este capítulo ha sido escrito con la canción 𝒲𝒾𝓃𝓉ℯ𝓇 𝒷𝒾𝓇𝒹, 𝒹ℯ 𝒜𝒰ℛ𝒪ℛ𝒜.

Y después de esa forma de mirarnos, humanos endebles, ¿de verdad esperáis que os dejemos sitio en nuestra arca de salvación?

Dejó de contar al quinto día. 

Para cuando quiso darse cuenta, ya ni siquiera sabía si era tarde o mañana. Las horas se convirtieron en largos minutos exactamente iguales. Una vez en todos los anocheceres, una mujer venía y se llevaba a cualquiera de ellos, podía ser JaeHyun, JaeMin, RenJun, e incluso de nuevo DongHyuck. Siempre volvían con menos sangre y más cortes. De vez en cuando, incluso podían oír lamentos a través de las paredes, de pobres almas perdidas, sin luz ni consuelo. 

En este momento, lo único que JaeMin quiere, es dormir, pero no puede, porque la voz del mellizo menor lo atormenta con su agudo timbre. Podría decir que le duele la cabeza si fuese alguien normal. Lástima que él no lo sea. 

—¿Crees que le dolería si le corto un tendón? —DongHyuck pregunta a RenJun, quien está sentado a tan solo unos centímetros —he escuchado que a la gente le duelen esas cosas. 

El chico solo asiente un poco con la cabeza, mientras hace un sonido sin abrir la boca. La mirada perdida y las manos llenas de sangre seca, el tobillo rasgado de tanto estirar de las cadenas y suciedad, mucha suciedad. 

—¿De quién estás hablando? —se suma JaeHyun, desde su esquina. 

—Oh, la mujer. He tenido ganas de arrancarle ese pelo desde la primera vez que lo vi. Es muy brillante, me gusta. No se parece al de RenJunnie pero —responde —me conformaré. 

Enarca las cejas. 

—Cada día eres más repulsivo —escupe el mayor de todos, bromeando. 

—Lo dices porque te gustaría tener un hermano como el mío —contraataca el otro, sacando la lengua. 

A JaeMin dejaron de hacerle gracia esas cosas mucho atrás, incluso antes de verse contra la espada y la pared. Sí que resulta muy incómoda la relación que ellos dos tienen, porque DongHyuck puede ser un hermano muy protector, pero protección y obsesión no deberían ir de la mano. 

Y aún así, no es como si pudiera recriminar nada. Él no está ahí para juzgar a nadie, si acaso para juzgarse a sí mismo. 

—RenJun —JaeHyun se ha vuelto calmado de forma abrupta —, ¿estás bien? no te escucho desde antes de ayer. 

—¿Estás contando los días? —cuestiona el menor de todos.

—Claro que los estoy contando. Me gusta saber que no me estoy volviendo loco de pasar tanto tiempo aquí metido. Si pasan veinte años, al menos quiero enterarme.