𝔬𝔠𝔥𝔬

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♡ No hay una canción específica para este capítulo, pero aviso de que haré varias recomendaciones de estas con canciones de Juego de Tronos porque tiene la mejor banda sonora de la historia y que alguien se atreva a negármelo. 

No queráis tentar vuestra suerte, infieles

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No queráis tentar vuestra suerte, infieles. La mano del señor puede ahogar en cualquier momento, y no promete un infierno justo para vuestras almas.

Ellos ni siquiera llegaron ese día. 

Sin embargo, a la mañana siguiente, que trae consigo aparte de luz temprana, olor canela, unos suaves toques en su puerta abren sus oídos y los párpados se le hacen más ligeros hasta abrirse involuntariamente. 

Se levanta con pesadez acumulada y unas muy posibles ojeras, haciendo aún más evidente su carencia de descanso. Camina a paso lento mientras trata de filtrar qué es luz y qué es imaginación, quizá pierde un poco el rumbo pero finalmente alivio corre por su ser al sentir el frío del pomo de dorado metal entre sus dedos. 

Ya puede oír a SiCheng animándolo a levantarse y avisando de que hay encargos que realizar, con su profunda voz y su amable impaciencia, y JaeMin tiene que golpearse internamente porque dormido uno no trabaja bien, y un trabajo mal hecho significa menos dinero, diablos, él quiere ese dinero. 

Así que antes de finalmente abrir y responder a los toques, se frota los ojos con fuerza esperando que ese escozor se esfume de ellos, que desaparezca, que no estropee su mañana. 

Pero ese que está ahí parado no es SiCheng, puede notarlo al tenerlo delante, puede fijarse en el olor -y cómo no lo notó-, puede sentir su corazón haciendo parones intermitentes, como si la sangre no estuviera segura de si seguir fluyendo o no. 

—He vuelto —pronuncia las palabras, y entonces el alivio, la satisfacción de que ya no ha de seguir esperando se adueña de JaeMin.

Agarra a RenJun del hombro y lo tira contra sí, para encerrarlo en un fuerte abrazo en el que ninguno de los dos está seguro de cómo o con qué fin actuar. El tacto del mayor es un poco austero y lejano, pero no se aleja, no reprocha, así que él tampoco. 

—Hola —saluda efusivo, en un tono más bajo.

RenJun corta el contacto con solemnidad, y JaeMin puede verlo, si el chico está ahí es porque está ahí para hacer algo.

—Deberías ir a la nave. 

—¿Qué pasa? —pregunta, sintiendo como sus dedos queman, como sus costillas se cierran y el ceño se frunce. 

—Date prisa —anuncia, veloz como un rayo, antes de echar a caminar de nuevo hasta el final del pasillo. 

El reencuentro más extraño que él ha tenido, y aún así no puede evitar quitarse la sensación de desaliento, es como cuando tienes un jardín y sabes que las flores terminarán por marchitarse pero no cuándo, es una sensación de claustrofobia que lo encoje incluso cuando se está vistiendo y lavando el rostro. Incluso cuando se precipita por el oscuro corredor totalmente en silencio porque, claro, es al último al que han despertado.

𝖌𝖔𝖉 𝖇𝖑𝖊𝖘𝖘 🍒 [ 𝒏𝒄𝒕 ; 𝒋𝒂𝒆𝒋𝒖𝒏 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora