Capitulo 14. Perdiendo el control

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Habían pasado muchos días desde que Doyoung estuvo en el hospital, por supuesto había salido y aunque su herida todavía estaba sanando, ya se encontraba mejor o por lo menos en cuanto a salud física se refería.

YoonOh había estado preocupado por lo que había ocurrido en la habitación de Doyoung cuando estuvo internado, estaba casi seguro que alguien los había visto y que en cualquier momento alguien lo llamaría para pedir explicaciones, lo echarían del hospital y estaría arruinado, pero jamás paso nada, nadie dijo algo o tan siquiera algún tipo de indirecta escucho, pero el tiempo parecía decirle que todo estaba bien, tal vez todo había sido producto de su imaginación y las cosas no estaban tan mal.

A excepción de su cabeza, aún cuando se supone que debería estar arrepentido de besar a su paciente, lo cierto era que no podía dejar de pensar en ello, ya había ocurrido dos veces y solo deseaba poder besar esos labios de nuevo, pero eso estaba mal y era anti ético. Era homosexual, eso lo sabía, incluso antes a lo largo de su carrera se había sentido atraído por uno que otro paciente, es algo que puede suceder en la cotidianidad debido a la relación que se genera y a lo que el otro comparte de su vida, pero nunca había sobrepasado los límites.

-Doyoung ¿Cómo te sientes?

-Mejor supongo.- Respondió sin mucho ánimo.

-Y ese peluche que tienes en los brazos ¿quién es?- El azabache tenía un conejo de tamaño mediano grande, el cual estaba abrazado en su regazo.

-Se llama Yutita, ya sabe porque el Dr. Nakamoto me lo regalo antes de irse ¿recuerda que se lo conté cuando nos conocimos?

-Claro que si Doyoung.

-Dijo que algún día me regalaría uno de verdad, pero Yutita es lo único que ahora puedo tener de él.- Su voz tenía un hilo tristeza y la mirada un poco perdida, abrazó con más fuerza a su peluche y apoyó su cabeza en él. Lo cierto era que Doyoung se encontraba bastante decaído desde que se entero de la muerte del Dr. Nakamoto, habían tenido que medicarlo para que lograra dormir ya que según los enfermeros lloraba mucho en la noche.

-Doyoung me puedes decir cómo te sientes con respecto a lo que sucedió con Dr. Nakamoto.- El nombrado levantó la cabeza sin dejar de abrazar a su muñeco.

-Yo... no quiero hablar de eso, es obvio que me siento mal y más solo que antes. Ahora está en mi lista de muertos por mi culpa.

-Doyoung eso no fue tu culpa, fue su decisión.

-Pero yo lo cause ¿No es cierto?

- Tal vez necesitaba ayuda, pero él era consciente de que tú no se la podías brindar en ese momento. Debió buscar otro camino o alguien cercano debió notar cómo se sentía, pero no fue tu culpa y tienes que entender eso.

-Pero yo lo lastime, siempre lo hice.

-¿Por qué crees que tu lo lastimaste?

-Simplemente mi propia existencia daña a los demás. – El castaño no supo cómo responderle en ese momento, para ser sincero consigo mismo en ese momento creía que lo que decía el menor tenía algo de verdad, él se sentía su víctima por meterse en su cabeza y... desearlo.

-Doyoung...- Cuando miró, el menor había dejado a su peluche de lado y se acercó sentándose en su regazo.

-Usted también lo cree ¿Cierto?- Acercó su cara a la de su doctor a unos pocos centímetros y con sus manos tomó el cuello ajeno mirándolo directamente a los ojos.-Soy una perra dañina.

-Doyoung aléjate.- Habló con la voz entrecortada.-No puedes hacer esto.

-¿No?- Dijo seductoramente mientras tomaba las manos de su doctor y las dirigía debajo de su camiseta haciendo contacto con la piel de su espalda.

Acuchilla mi cordura (NCT) JaeDo DojaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora