Era una noche muy oscura, estaba lloviendo a cántaros y los truenos caían con toda su fuerza como si quisieran devorar al mundo. Taeyong se encontraba de pie frente al espejo, observando su propio reflejo, analizando su aura sombría que años atrás no reconocería que existiría.
El día había sido bastante agotador y no había terminado de la mejor manera. En la mañana despertó cuando escuchó a una persona ahogándose y efectivamente Doyoung estaba morado tratando de respirar. Tuvo que hacerle RCP y para su fortuna el asunto no paso a mayores, aún así, estaba muy preocupado siendo consciente que lo que había sucedido era un efecto de los medicamentos que le suministraba. Sin embargo, tenía que debatirse entre tenerlo controlado o que Doyoung se alterará de sobremanera, llevándolo a hacerse daño a si mismo de manera peligrosa.
Pero la noche le dió la respuesta que necesitaba. Doyoung trató de clavarse un tenedor en su estómago, cuando Taeyong se dió cuenta de lo que quería hacer lo detuvo causando una gran pelea entre los dos, siendo así que el menor lo insultó y le rasguñó el rostro en un ataque de ira, estaba incontrolable hasta que se hizo consciente de lo que le había hecho al mayor y se arrodilló para pedirle disculpas con los ojos llenos de lágrimas, arrepentido y desesperado, pues a Doyoung no le gustaba lastimar a otros y menos a la persona que no sabía si amaba. Taeyong tuvo que inyectarlo de nuevo y dejarlo en la cama, sintiéndose el peor ser humano, el brazo del azabache tenía muchos moretones de las agujas que le había enterrado a diario.
Viendo su rostro en el espejo se sentía la persona más miserable del mundo, cerró los ojos y no pudo evitar recordar aquellos días en que las cosas no eran tan malas y que nunca agradeció.
Los primeros días transcurrieron bien o por lo menos eso era lo que parecía, Doyoung era un niño muy juicioso, organizado y colaborador. El mellizo de Taeyong se había mudado hacía un tiempo porque quería hacer una vida aparte, a Doyoung le agradaba mucho él pues era un joven muy sonriente y amable, mientras que Taeyong era más serio y distante, por eso el menor se sentía decepcionado cuando el otro se iba, pues en esa casa se sentía un completo extraño todavía.
Taeyong notaba que Doyoung se entristecía cuando su hermano emprendía marcha, en el fondo lo entendía pues esa casa era bastante aburrida y su madre siempre estaba de mal humor en cuanto su marido salia de la casa. Era una hipócrita, cuando su esposo estaba trataba bien a Doyoung, pero en cuanto se iba lo obligaba a hacer las labores domésticas y casi no le daba de comer, por lo que el más pequeño de la casa empezó a dejar de sonreír, sin embargo, en cuanto llegaba su hermanastro con su esplendorosa energía, su día se alegraba, pues él solía ayudarlo, le llevaba deliciosa comida y hacía todo más divertido.
Taeyong se dió cuenta que él mismo no hacía los días mejores para el azabache, no porque lo maltratara o le hiciera algo malo, pero ser frío y distante no ayudaba para nada, tenía un poco de remordimiento, así que por decisión propia y tratando de ser un buen ser humano para cuando muriera fuera a un lugar mejor o si reencarnaba tuviera mejor suerte, se empezó a acercar más al menor como un acto de caridad.
Al principio fue extraño, Doyoung lo miraba con cautela y por supuesto era muy tímido, Taeyong tampoco era el mejor socializando, eso estaba claro. Su primera conversación fue decirle "hola" a lo que Doyoung respondió de igual manera mientras limpiaba el piso. La segunda conversación fue más fluida, sobre los elementos de aseo de la casa, pero empezar por algo no estaba mal, y a decir verdad las cosas fueron mejorando de a poco sin precipitarse.
Taeyong se dió cuenta que Doyoung era un adolescente muy tranquilo y en parte también le gustaba el silencio, por lo que no tuvo que esforzarse en dar una impresión extrovertida que no sentía genuina. Sus días transcurrían en ayudar al menor con los quehaceres, ver televisión, leer y escucharlo cantar, su actividad favorita.
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Acuchilla mi cordura (NCT) JaeDo Dojae
Fiksi PenggemarEl prestigioso médico psiquiátra Jung Yoon Oh de 27 años, llega al Hospital psiquiátrico de Seúl para atender a los pacientes más complicados, en especial, aquel muchacho que fue capaz de asesinar a su familia a sangre fría y provocar un suicidio. ...