—¿gavin?—elijah abrió la puerta con un albornoz puesto. tenía el pelo mojado, con lo cual gavin supuso que habría salido de la piscina no hace mucho.
—¿tú qué te crees?—le empujó gavin en cuanto su primo abrió la puerta. tenía los ojos rojos.
—¿qué pasa?—le dijo elijah serenamente. la puerta se quedó entreabierta.
gavin le soltó y le miró dolido.
—después de todos estos años—le reprochó gavin—, después de todo el dolor, de lo mucho que me costó superarlo. tú vas y...—el de la cicatriz no pudo acabar la frase. se le rompió la voz y le cayeron las gotas de sal por sus mejillas.
junio, 2020.
—tío—connor se echó sobre la espalda de elijah, apoyando su barbilla en uno de sus hombres—déjame copiar los deberes de física.
—pero si son muy fáciles—elijah giró un poco su cabeza para observar al chico apoyado en su hombro.
—no entiendo nada—argumentó connor.
elijah se quedó mirando a connor. finalmente suspiró.
—vale—dijo elijah sonriendo dulcemente.
connor en unos pocos de meses se había convertido en su mejor amigo. le ayudaba con cualquier cosa. elijah le ayudaba en física y de vez en cuando, si connor olvidaba los deberes elijah le dejaba que los copiase. y si a elijah se le olvidaban los ejercicios de alguna otra asignatura connor se los dejaba.
les quedaba poco para acabar el curso. estaban estudiando muy duro para los exámenes finales. para los que quedaban unas cuantas semanas. pero cuanto antes empezaran, mejor.
connor se sentó delante de kamski. sacó su libreta y su estuche. elijah le dio la libreta y connor empezó a copiar todo lo rápido que pudo.
—oye, ¿vienes esta tarde a mi casa?—le preguntó el menor de ojos claros—. y salimos ésta noche de paso.
—claro—contestó connor— pero, ¿no tienes qué hacer nada con la empresa?—le preguntó.
—bastante bien, es porque eso que hoy puedes venir—dijo elijah mirando como copiaba los ejercicios—, también viene mi primo.
connor en ese instante soltó el bolígrafo y levantó la cabeza de sopetón.
—¿qué?—le dijo sorprendido.
—que viene gavin—connor miró muy fijamente a elijah.
—eli, no—le dijo connor.
—eli, sí—dijo mirándole con una sonrisa pícara—. que ya sé que te mola.
—qui yi sí qui ti mili, ñiñiñí—repitió como un crío—¡que no me mola!—connor se quedó mirándole—. ¡que es que es gilipollas!
—que sí, que sí—sonrió de nuevo— que vengas preparado con pañuelitos para la baba.
connor arrancó una página de la libreta y se la tiró a su amigo.
—para—dijo en un tono más agudo.
—paro—imitó elijah sonriendo.
connor volvió a coger el bolígrafo y siguió copiando.
—ahí es por cero coma ocho—corrigió a connor el cual estaba copiando el ejercicio mal.
—que me dejes.
—ni copiando haces bien física—le susurró elijah burlándose del de pelo negro.
—ni cipiindi hicis biin físiqui.
noviembre, 2038.
—lo siento—le dijo elijah a gavin.
gavin se sentó en el sofá del salón de su primo.
—le echabas de menos y...
—esa no es razón, eli—rebatió gavin—no puedes hacer eso. explícaselo a bethany cuando se lo cruce por la calle. explícaselo a la familia.
la mirada de elijah se volvió triste mientras miraba a gavin.
elijah se sintió fatal, no le gustaba ver a si a su primo. se sentía mal, porque sabía que le había hecho daño, cuando ni mucho menos esa era su intención. solo quiso ayudarle, a que no se sintiese tan roto, ni tan vacío, como llevaba sintiéndose tanto tiempo.
eso era algo que le destrozaba. simplemente se acercó y le abrazó.
—lo siento—volvió a repetir en su oído.
cuando le dio el abrazo, el cual gavin tardó en aceptar, se dio cuenta de la sudadera que llevaba. la sudadera gris.
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