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abril, 2020.

narrado por gavin.

solo estábamos en casa de connor, pasando el rato y disfrutando de que no hubiese nadie en todo el fin de semana.
aún seguía en su cama, enredado en las sábanas cuando empecé a escuchar una canción de meghan trainor que había salido hace unos años.

connor había puesto el altavoz donde sonaba esa canción.

entonces entró en la habitación tarareándola, como él siempre suele hacer, incluso sin saberse la canción.

—buenos días—susurré con voz café.

—¿buenos días?—su voz morada entró en mis tímpanos haciéndose un lugar en mi cabeza—. cielo, ¿eres consciente de la hora qué es?

no pude evitar sonreír, me había llamado cielo. sonreía, de oreja a oreja, como un tonto, dejando que mis dientes se viesen incluso cuando odio que se vean. no podía parar de mirarle, ahí, parado, mirándome, con unos bóxers negros y unos pantalones de chándal cortos grises. me levanté de la cama, me dirigí hacia él y haciendo que pasase sus brazos por mi cuello le besé. abracé su cintura, apretando su cuerpo para que no se separase del mío. nuestras tibias lenguas comenzaron a bailar como las llamas del fuego en mi boca.

no puede salir nada mal. está aquí, está conmigo. estamos solos. le quiero, no puede joderse nada ahora.

seguí sintiendo su fuego a mi boca. no quería que parase. no quería dejar de sentirle.

—gavin—connor se separó un momento para pronunciar mi nombre y decirme algo, que obviamente no dejé que terminase de decir.

simplemente seguí ahí, pegado a sus labios.

—te quiero—mis palabras se arrastraron por sus labios y su sonrisa.

empecé a balancearnos al ritmo de la canción. estaba feliz de estar con él. y nada iba a estropearlo.

—te quiero—respondió connor.

continuamos haciendo lo que estábamos haciendo y de repente estuvimos en la cama de nuevo. repitiendo lo que había pasado hace unas horas.

connor estaba tumbado boca arriba y yo de lado, con mi cabeza apoyada en mi mano derecha. viendo su perfil mirar el techo. pasé mi mano por su cara, delicadamente, delineando sus facciones con suavidad. acariciándole. connor cerró los ojos en el momento en el que mi dedo tocó su piel.

la caricia pasó de mandíbula a su cuello. y de su cuello a sus clavículas. mi mano se paró y sus ojos volvieron a abrirse.

connor se puso de lado, el momento era tan pacífico, pensábamos que nada podía estropearlo, pero entonces, mi teléfono sonó. cuando contesté pude escuchar a un señor reed más enfadado de lo normal.

—¿qué quiere?

—que me vaya a casa—dije mirando el teléfono  con un fondo de pantalla que venía por defecto. 

en el momento se me ocurrió meterme en la cámara, enfocar a connor y sacarle una foto desprevenido. la foto se veía un poco borrosa, pero se podía diferenciar sus facciones y su expresión de no saber qué estaba pasando. 

—¿qué haces?—connor se levantó intentando quitarme el teléfono.

—qué guapo sales—dije levantándome de la cama. fui a las opciones de la foto y busqué la de establecer como fondo de pantalla y bloqueo. 

connor también se levantó y empezó a correr detrás mía para quitarme el teléfono. finalmente después de haber recorrido la casa entera, llegamos a la cocina, ya me había dado tiempo de bloquear el móvil, así que lo dejé en la encimera detrás mía. connor lo cogió viendo la foto en el fondo. 

—gavin, por favor, quítala—me suplicó. 

—no, sales genial—me acerqué poniéndome de puntillas para besarle la mejilla. 

—gavin—me pidió una vez más.

—pásame entonces un foto—le pedí pero se negó. le quité el móvil de las manos y volví a besarlo. 

—eso no va a pasar—me dijo. 

—pues ya sabes qué más no va a pasar. 



—gavin, ¿dónde estabas?—preguntó mi padre.

—jack, el niño ya tiene edad de estar en casa de sus amigos sin que nos preocupemos—intentó aliviar la tensión mi madre.

—elisabeth, déjame hablar a mí—dijo mi padre al lado de las escaleras de la entrada de la casa. 

—estaba en casa de connor, te lo dije ayer—me justifiqué. realmente no tendría que darle explicaciones, porque ya pedí permiso ayer y además que tengo ya la mayoría de edad, pero bueno.

—pero yo no te di mi consentimiento—me repitió.

—no, se lo di yo—dijo mi madre de nuevo.

—¡qué me dejes hablar a mí!—gritó mi padre.

y ya empezamos de nuevo, mi teléfono vibró en mi bolsillo, alguien me estaba llamando. 

—jackson, si me vas a empezar a dar órdenes y a creerte el jefe de familia coges la puerta, porque ya bastante tengo con que no haces nada como para encima aguantar que te levantes de mal humor y que lo pagues con tu hijo—dijo mi madre de lo más convencida posible—si estás harto de estar aquí, yo te firmo los papeles del divorcio y te vas, como tu hijo ya tiene la mayoría de edad no tienes que hacerte cargo de él. 

—se ha puesto calentita la cosa—dije para mí mismo en voz baja. 


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dear best friend. {connor and gavin}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora