Kirishima observó al rubio soltar una especie de sonido inentendible, combinando un gruñido con una maldición, mientras Bakugou trataba de acomodar el cuello de su traje para poder colocar la corbata. El pelirrojo sonrió conmovido, conocía muy bien a su amigo y consideraba las corbatas como una completa molestia, sin embargo ahí estaba, intentando que la prenda rodee su cuello de manera correcta y esté perfectamente proporcional para poder anudarla.
—Jodida mierda... —masculló el rubio—, tiene que ser una puta broma, ¿en serio es malditamente necesario ir con esta idiotez? El fabricante de corbatas debería morir e irse al infierno.
—¿Quieres que te ayude?
Bakugou se giró a verlo y Kirishima le sonrió suavemente, inclinando sus cejas hacía abajo y suspirando profundamente al verlo. El rubio lo analizó unos instantes y luego solo le extendió la corbata, acomodándose para mirarlo de frente, estirando su cabeza hacia arriba e intentando darle todo el espacio posible para que se la coloque.
—Gracias por hacer esto, Bakugou.
—¿Por qué carajos se supone que me estás agradeciendo? Pelos de mierda... Compraste un maldito traje para mí, ¿qué sucede contigo?
—Sólo pensaba que quería que disfrutemos del banquete junto a todos los demás.
Los dedos de Kirishima anudaban la prenda alrededor del cuello de Bakugou con bastante facilidad, después de todo el pelirrojo sí disfrutaba y estaba acostumbrado a llevar su corbata junto con el uniforme, mientras el rubio la dejaba tirada en cualquier lugar o se la quitaba apenas alguien no estaba viendo. Los códigos de vestimenta le importaban muy poco y sus profesores parecían ya bastante acostumbrados a su actitud.
—No entiendo por qué tengo que ir a un banquete con una bola de extras que ni siquiera deberían estar aquí.
—Yo tampoco debería, ya sabes... Venir a este evento fue un regalo para ti, ¿no?
—Y yo te invité porque me dio la jodida gana —chasqueó el rubio, mirando hacia un lado—, tienes más derecho de estar en esa puta fiesta que cualquiera de ellos.
—Woah...
—Oye.
Bakugou colocó sus manos sobre las de Kirishima y este respondió poniéndose rígido al instante. Sus ojos y los intensos rojos del rubio se encontraron y el pelirrojo estuvo seguro de que su corazón empezó a palpitar como loco, casi tan fuerte como para que Bakugou pudiera oírlo. Las cálidas y sedosas palmas del otro sostenían sus manos y Kirishima quiso desmayarse por todas las sensaciones que estaba experimentando su cuerpo.
—Lo sabes, ¿no?
—S-Sí... —Y de pronto, su rostro se sintió increíblemente caliente.
—Entonces ya está —Bakugou soltó sus manos—. Termina con esto para que podamos ir a ese maldito banquete, idiota.
Aunque asintió con la cabeza, a Kirishima le costó el doble de tiempo anudar la corbata, pero una vez lo consiguió, sus manos se alejaron lentamente del otro, como si nunca desearan apartarse con totalidad. Bakugou estaba despertando en él tantísimas emociones nuevas, empezando por las veces que los latidos de su corazón eran capaces de oírse hasta en su cabeza.
+
Para el final de la noche, Kirishima y Bakugou volvieron a su habitación después de ser interrogados por tantos policías que el rubio acabó mandando a la mierda al último par. Cansados y totalmente rendidos, ambos se acostaron sobre la cama, de lado, dejando que sus piernas cuelguen hacía el suelo y sus miradas observen el techo.
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30 things with you. | Kirishima Eijirou x Bakugou Katsuki
Hayran KurguConjunto de drabbles y/o one-shots como mi aporte a la actividad del grupo "KiriBaku/Bakushima (KIRISHIMAXBAKUGOU)". 30 días de Kiribaku es un divertido challenge donde, por cada día, se designa una respectiva temática/situación en la que debes colo...