✪ Capítulo 22 ✪

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♠¡Penúltimo Capítulo!♠

DOS MESES DESPUÉS


|Montaña Paoz
09:00am|

—Gokú, en media hora llegará Bardock y el señor Ouji para la sesión con Trent ¿Te quedarás o irás a la estación?—

—Me quedaré, además no te lo había dicho, pero hoy llega alguien que Bardock debe reconocer—

—No me digas que ¿Raditz viene hoy?— la cara de Gine demostraba total emoción.

—Así es, madre— Gokú se acercó a ella. —Raditz no sabe de nuestro padre, hoy lo sabrá todo. No le he podido decir, quería que el mismo lo viera. No sé como lo vaya a tomar, pero tranquila que sé que todo saldrá bien, el señor Shan solicitó que lo trajera lo antes posible para ver si Bardock logra reconocerlo—

—Eso espero mi niño. Quiero que todo salga bien—

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—Buenos días, Señora Gine— saludaron cortésmente los policías que llevaban a Bardock y al señor Vegeta.

—Buenos días, señores— Gine les sonrió.

—Bardock, Vegeta... En dos horas los venimos a buscar, como siempre— los policías se retiraron.
Y ambos hombres entraron a la casa de Gine.

Tenían un sensor que daba descargas eléctricas por si intentaban escapar.

—Buenos días, linda— Bardock saludó a Gine.

—Buenos días— la bella mujer sonrió.

—Brassica está por llegar, se vendrá con Trent— avisó la mujer de cabello corto al padre de Vegeta.
Este inmediatamente soltó un leve gruñido de su garganta, el cual no pasó desapercibido a los oídos de Gokú.

—Al parecer alguien está celoso— se burló el peli negro.

—Cálmate, no te quitarán a Brassica— Bardock siguió con la burla.

—¡Cállense!—

Los Son reían al ver la reacción del hombre.
Ouji solo los ignoró y tomó asiento en el sofá.

Minutos después la madre de Vegeta llegó junto a Trent y saludó a todos con un beso en la mejilla.

—¿Y Vegeta no vendrá?— preguntó Gokú.

—No, acompañó a Bulma a la ecografía del bebé— explicó Brassica.

—¡Ah, qué bien!— respondió Gokú.

Mientras que todos tomaban asiento, Trent comenzó con la terapia.

Minutos después llegó un muchacho de cabello muy largo, musculoso y demasiado alto a la casa de Gine.

Ella al verlo, corrió a abrazarlo.

—¡Hijo! ¿Cómo estás? Éstas tan grande. Mírate, eres todo un galán— lo abrazó efusivamente.

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