Capitulo 38- Aria

4K 99 12
                                    

Cepeda
Nos dieron una habitación y le ayudé a ponerse el camisón, habitación 134, planta 2, una por encima de la de mi madre, que estaba en la 1.

Ella estaba tranquila, se hizo una coleta e hizo pis, yo estaba taquicardico, suelo ser el tranquilo, pero ahora es que no puedo.

-¿Aitana estas bien?
-Luis estoy bien, ayúdame a subir a la camilla anda

Justo cuando se echa le viene otra contracción, esta vez más fuerte, le cuesta esfuerzo soportarla

Vienen con el carrito que mide las contracciones y nos dicen que vendrán en media hora, al mirar cuanto había dilatado estaba ya de casi 8 centímetros.

-Aitana, te quedan dos para la completa, no te van a poder poner la epidural
-Luis, tengo miedo, me he estado haciendo la fuerte, en realidad cuando has llegado llevaba dormida media hora, he estado toda la tarde con contracciones, pero no quería que perdieras tiempo de estar con tu madre
-Aitana cariño, llevas dilatando todo el día y tú sin decir nada, ven aquí anda que no puedes ser más buena

Ella en el lateral de la camilla, sentada y apoyada en mis hombros que estaba sentado Justo delante descargando su fuerza en mi, su fuerza que cada vez se hacía notar menos

Vuelve la enfermera y se mira las contracciones con cara de sorpresa, mira cuanto a dilatado y está igual.

-Aitana voy a buscar un ecografo túmbate cariño

Llega enseguida acompañada de otro médico, esto no me huele bien

-¿Que pasa? Me atrevo a preguntar cuando ya llevan un rato mirando al bebé
-Tenemos que hacerle una cesárea de urgencia, el bebé se está ahogando, tiene el cordón al rededor del cuello y como siga bajando por el canal del parto...
-Usted no podrá entrar, les dejamos dos minutos solos, pero es de urgencia, la tenemos que hacer ya
-Vale, gracias

Aitana estaba llorando a mares mientras se tocaba la barriga con una mano y con la otra se aferraba a la tela sobre mi pecho

-Luis, no puede pasarle nada, no puede ser
-Aitana cariño, mírame, eh pequeña, no llores ¿vale? En un ratito estaremos con ella, estará bien te lo prometo

Nos damos un beso, yo diría que teníamos más nervios en este qué en el primero que nos dimos, después le doy otro intentándole transmitir más fuerzas que me quedaban, ahora las necesitaba más ella que yo.

Se la llevan y voy corriendo a la puerta de quirófano, no le voy a decir nada a mi familia, y a la suya menos, que está de camino, no quiero que nadie más tenga que pasar por este mal rato.
Me quedo en la puerta llorando, aguantando la compostura todo lo que puedo e intentando oír algo, 15 minutos después escucho un llanto, y solo puedo desear que sea mi hija y no la de otro, ahora mismo es lo único que me importa, ella, y su madre que debe de estar igual de muerta de miedo que yo, o más

No tarda en salir un médico, me dice que la niña está bien, la han sacado a tiempo y respira perfectamente, la madre está flojita, a hecho prácticamente todo el trabajo de parto, dilatando todo el día sin rechistar, y encima ahora le rajan la tripa, tiene que estar destrozada anímica y físicamente.
Me informan que también le han puesto sangre que había perdido mucha y había tenido un leve desmayo, nada preocupante.
Me dicen que podré ver a la niña en 1 hora, yo solo, en la habitación para hacer él piel con piel, y en dos subirán también a Aitana.
Por fin respiro, están bien, mis niñas están bien

Llamo a su madre, que se pone a llorar de la emoción, solo les digo que ha tenido que ser cesárea pero que en dos horas y media las podrán ver, Aunque aún les quedan 3 horas de camino, Aitana los llamó por la tarde y al ver que estaba teniendo contracciones decidieron venir a un hotel para estar por si acaso

Tu Bandera Donde viven las historias. Descúbrelo ahora