Camila y yo estábamos desnudas recostadas en la cama. Hacía una hora que ella dormía abrazaba a mi, sintiendo su respiración en mi cuello.
Miré a mi derecha viendo la hora... Tenía el tiempo justo para prepararme.
Besé la frente de Camila varias veces haciendo que sonriera haciendo un hermoso mohín con su nariz.
-Tengo que prepararme... -susurré haciendo que ella me apretara más contra su cuerpo.-
-Lo sé... -dijo dándome un suave beso en mi cuello.-
-Camz... -ella levantó su rostro mirándome. -Te amo. -sonrió tímidamente.-
-Y yo a ti, Lern... Te amo.-
Nos acercamos y juntamos nuestros labios en un suave beso, que en cuestión de segundos se volvió apasionado y mojado. Quité la sábana que nos cubría poniendo una pierna entre las suyas haciendo que su intimidad rozara mi muslo y viceversa.
Mis besos bajaron por su mentón hasta llegar a su cuello succionándolo a mi antojo, sintiendo como se movía sobre mi muslo.
Sus manos paseaban por mi espalda hasta llegar a mi trasero y apretarlo... Cerré los ojos mientras las dos gemíamos intensamente moviéndonos juntas en el muslo de la otra.
Cogí sus dos manos y las puse encima de su cabeza, inmovilizándola. Nuestros movimientos no cesaban, si no que cada vez iban siendo más rápidos, más húmedos. Tomé su pezón en mi boca chupándolo a mi antojo...
Poco después, las dos nos dejamos llevar por ese puto orgasmo delicioso.
.........
Estábamos fuera de la casa, mientras Machine y José metían las mochilas con nuestra ropa en el coche que había mandado la hermana de Machine, Emma.
Mis padres me abrazaron fuertemente los dos.
-Cuídate cariño, por favor... -dijo mi madre besándome la mejilla.-
-Lo haré. En nada me tendrán aquí. Se los prometo. -sonreí mientras volvíamos a abrazarnos.-
Me giré, y vi a José hablando con Camila. Sonrieron y a continuación se abrazaron.
-Sister! -me dijo Machine tocando mi hombro. -Ya todo está listo. -asentí.-
Vi a Camila y nuestras miradas se cruzaron.
-Habla con ella. -lo miré mientras me guiñaba el ojo, dirigiéndose a donde estaban mis padres, Alejandro y Sinu.-
Me dirigí a donde ella estaba.
Sonreímos perdiéndonos en la mirada de la otra. Nos acercamos más, sin perder el suave contacto de nuestras miradas.
-No es casualidad que un anillo se coloque en el dedo anular. Según los antiguos egipcios, el cuarto dedo tenía una vena que conducía directamente al corazón, así que al colocar un anillo ahí, los afectos se unían y no podían escapar a través de las puntas de los dedos. -ella frunció el ceño, preguntándose el porque le había hecho aquella confesión.-
-No lo sabía... -sonrió tímidamente.-
Metí la mano en el bolsillo sacando el anillo. Lo miré, mientras se lo entregaba.
-Es un eclipse... -dijo mientras lo cogía con sumo cuidado. -Es hermoso, Lern...-
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-No tengo una proposición romántica planeada... -ella me miró mientras se mordía su labio inferior con una emoción indescriptible.-
-Quieres pedirme matrimonio...? -asentí, siendo yo ahora la que se mordía el labio inferior cogiendo el anillo entre mis dedos...-
-Cuando estaba en mi época más solitaria e infeliz, me quisiste. Y cuando fui un ser humado horrible conmigo misma, y con todo lo que me rodeaba, viste un alma preciosa. Haces que el mundo sea mejor, porque ves lo bueno que hay en el. Y me haces ser una mujer mejor porque era eso lo que buscabas. ¿Me prometes... Me prometes que seguirás haciéndolo el resto de nuestras vidas?
-Si. -cogí su mano izquierda, mientras ponía el anillo en el dedo anular lentamente.-
Besé la palma de su mano.
Segundos después, nuestros labios se unieron en un dulce y tierno beso. Mis manos se dirigieron a sus muslos alzándola, haciendo que sus pies rodearan mi cintura mientras dábamos vueltas riéndonos como niñas.
