Welcome to Silent Hill || BNHA || KatsuDeku

∘◦⛧◦∘ Chapter II: You'll never get out of Here

Bakugō continuo caminando por esas desoladas calles. La neblina había cedido hasta cierto punto, permitiendo que pudiera ver un poco más de su entorno, aunque no estaba seguro de si en ese momento le alegraba dicho detalle o le inquietaba un poco más.

La apariencia del pueblo no le daba ni una sola pizca de confianza, además de la ausencia de edificios altos de las grandes ciudades a los que estaba tan acostumbrado, ese lugar le recordaba a esos pueblecillos de las películas de terror donde todo el pueblo conspira para matar a los turistas que llegan, o de esos pueblos locos que tiene sectas de sacrificio para alabar a un hijo de Satanás.

Solo esperaba que no le saliera algún loco con una motosierra que buscara arrancarle la piel y hacerse una máscara con ella.

En su camino, observa uno que otro auto. La mayoría que ha visto están descompuestos o no tienen alguna llanta. Otros las tienen desinfladas y algunos más parecen más trozos de chatarra que un auto. La basura de las calles, los edificios desgastados y abandonados que incluso tenían tablones de madera que cubrían algunas ventanas o puertas, ventanas rotas y edificios que parecían caerse a pedazos, lo solitario del ambiente y el agobiante silencio que solo se rompía a medias por sus pasos sobre el cemento y su propia respiración, acompañaban su entorno de una manera para nada grata.

Había alguna que otra farola encendida, lo que no cuadraba con todo el ambiente de ese lugar. Parecía que tenía más tiempo abandonado como para que la luz de las farolas continuaran encendiéndose de manera automática.

Era como si una parte del pueblo quedara atrapada en una etapa del tiempo, y la otra, o mejor dicho, las otras partes continuaran siendo azotadas por el mismo sin una pizca de piedad.

Había uno que otro semáforo, todos marcando la luz amarilla intermitentemente, lo que le indicaba que no funcionaban. Da a torcer los labios, en desagrado de la sensación que se respira en todo ese lugar y la mala sensación que se va agrandando entre más continuaba por esas calles.

Se arrepiente hasta cierta parte de haberse alejado de ese chico. Una compañía, aunque fuera diciendo idioteces, haría del ambiente más amigable. Si es que en ese lugar la palabra amigable representaba algo.

Apresuro el paso, trotando un poco. Entre más pronto encontrara una refaccionara o taller, mejor para él y salir de ese asqueroso lugar.

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Logro dar con un taller al paso de unas dos calles más. Amplio de dos cortinas metálicas y una refaccionaria justo al lado de esas dos cortinas. Todo ese local tenía un tono verdoso y opaco. Sus cortinas estaban cerradas como esperaba, la puerta que daba acceso a la refaccionaria estaba bloqueada por tablones de madera, pero el aparador de vidrio estaba totalmente indefenso. Esbozo una sonrisa, al ver ese punto débil que le dejaría entrar a buscar lo que quería, sin embargo, antes de hacer otro movimiento, hubo algo que llamo su atención. Había pintarrajeado una palabra que le causo escalofríos tan solo leerla:

"—Nunca saldrás de aquí—"

Se leía en letras de color rojo, grandes y que abarcaban las dos cortinas. Una parte suya, guiada por la paranoia, le hizo sentir que esas palabras iban dirigidas a él. Se quedó mirando esas palabras más minutos de los que pensó. Sacudió la cabeza y se golpeó ambas mejillas para espabilarse. El sueño y ese endemoniado lugar le estaban haciendo imaginar cosas.
Decidió creer que tal vez se trataba de alguna broma de mal gusto, así que paso de ellas sin pensar más.