◦ ⛧ミ ◦ Chapter XV: Our End

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Las pesadillas siempre han estado en su vida. Le era más fácil contar los días que no las tenía. Siempre estaba atado a una mesa, maniatando por libertad, por piedad. No quería sufrir más, no quería más dolor ni miseria.

Sin embargo, eso jamás le importo a sus verdugos que se burlaban de él, bebiendo de sus lágrimas y su agonía, gozando cada segundo de sus gritos. Llenos de éxtasis cuando sangraba, y llegando al borde de la excitación cuando se desmayaba del dolor sobre la mesa.

Más de una vez despertó ante los jadeos de uno de los demonios cuando estaba dentro de él.

No quería sentirse más como un muñeco al que rompían y cosían una y otra vez. Hasta tal punto de tener que reemplazar sus partes cuando estas ya no tenían arreglo.

Su brazo termino con tantas cicatrices, su pecho y espalda, sus piernas también, que cada que se duchaba y se miraba al espejo, se daba asco de ser él. Cada evidencia marcada permanentemente sobre su piel, no solamente del terrible dolor y sufrimiento que ha pasado, sino también de las muchas manos que lo han tocado. De las humillaciones a las que lo han sometido y la humanidad que le han arrebatado cada vez más.

Él podía ver esas marcas sobre su dermis. Las manos de todos los monstruos que lo han usado, que lo han tocado y le han obligado complacerlos en contra de su voluntad. Siente los besos en sus hombros, en sus clavículas y las piernas.

En sus pesadillas los siente arremetiendo contra su cuerpo. Oliendo el sudor del sexo.

Ve su cuerpo violado y maltratado, arrojado en su habitación del psiquiátrico, esperando a que se volviera un muñeco perfecto para vender a quien sepa ponerle un precio justo.

Saborea la medicina que le obligan a tragar, la sensación de las agujas perforando la piel de su cuello y los bisturí que cortan sobre su piel para futuros experimentos.

Era un muñeco. No, ni siquiera era un muñeco ya. Era una marioneta en manos degeneradas y avariciosas.

Sin voluntad, sin voz, sin vida y alma. Solo era una triste marioneta rota llena de medicamento y semen.

Hay noches que mirando el techo se pregunta: ¿Qué hice para merecer esto?
Y cada noche la respuesta es la misma: Nacer.

Esos fueron sus errores. Haber nacido fue un error. Vivir fue la condena. Y ahora pagaba con sangre, con lágrimas y mucho dolor su existencia.

Se hacía ovillo en su cama, abrazando las mantas y llorando hasta que se queda dormido.

Muchas veces ha visto la ventana del cuarto piso, deseando saltar y morir. Ponerle el fin a su miserable vivir de una vez por todas. Pero nunca ha tenido el valor de arrebatarse la vida.

No ha tenido el coraje de hacerlo.

Una vez robo un frasco de pastillas para dormir, pero ni siquiera pudo tomarlas todas. Opto por ocultarlo en un hueco de la pared, detrás de uno de sus dibujos. Toma una pastilla cuando no puede dormir, ya que aquel medicamento lo noquea por completo y cae casi muerto sobre su cama, y si tiene suerte, no hay pesadillas que lo atormenten.

Es cierto que no todo fue malo a principio y hasta cierto punto, tuvo un objetivo y personas que lo ayudaron a vivir. Pero, como todo en su vida, la desgracia apareció para quitarle lo poco que tenía.

Y justo, cuando todo estaba perdido, cuando fue tan bestia para matar a su Padre a sangre fría y terminar en un pueblo maldito, encontró la luz en toda su oscuridad.

Encontró a un ángel caído. Un lobo con piel de cordero. Un alma tan rota como la suya, que lo limpio de todo su dolor. Que curo las heridas y marco cada parte de su cuerpo como de él.

Welcome to Silent Hill || BNHA || KatsuDekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora