◦ ⛧ミ ◦ Chapter XIV: Agony

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—¿Qué mierda...? —Soltó Bakugō, mirando el talismán que más pronto que tarde, brillo en sus manos, absorbiendo la sangre que le estaba envolviendo. Pudo evitarse el asco, de no ser por ese sonido de succión que genero el talismán al chupar la sangre.

Se quedo mirándolo hasta que el talismán tomo toda la sangre que lo envolvía, quedando tan limpio como si fuera nuevo. Los complejos diseños que poseía el talismán comenzaron a brillar. Una luz roja que llenaba todo el lugar, que hizo incluso que Katsuki cerrara los ojos y apartara la vista.

Pasaron algunos segundos en los cuales aquel brillo fue potente. Y después, la oscuridad envolvió el sitio por otros segundos, hasta que la luz normal de las lámparas de techo la elimino. Bakugō simplemente se quedó mirándolo de nuevo, esperando otra reacción. Sostuvo con la zurda el talismán, mientras que, con la diestra, pasaba las puntas de sus dedos por los diseños en rojo.

El brillo regreso, pero siendo esta vez más sutil.

La puerta fue abierta de golpe, como si algo la hubiera empujado para abrirla. Giro rápidamente, pero no había nada ni nadie. Solo la puerta abierta que mostraba el pasillo iluminado.

De verdad odiaba que le dieran órdenes. Puesto que aquella puerta abierta era una orden del pueblo para que se moviera o para indicarle que siguiera su camino a donde sea que debiera ir. Se reviso su nuevo uniforme de recluso; que era un traje completo que llevaba un cierre en el pecho. Dos bolsillos a la altura de la cadera. En color azul opaco.

Coloco el talismán en el bolsillo, y se puso de pie. Logro hacerlo sin sentir que su estómago se revolcara. De hecho, los dolores se habían ido, así como cualquiera de sus antiguas heridas. Al menos algo bueno estaba de su lado.

Asomo la cabeza una vez que estuvo en el marco de la puerta, viendo largos pasillos a cada lado. Pasillos con una buena iluminación y con varias puertas adornando lo ancho de ellos. Hasta llegar al final donde estaba una puerta doble.

Sí el haber vomitado el talismán le daba la razón de que seguían en Silent Hill, debía encontrar un arma para defenderse y encontrar a Izuku lo más pronto posible.

Apenas recordar a aquel pecoso, sintió un brinco de alegría en su pecho. Alegría por saber que seguían estando juntos y algo de culpa por esa misma alegría. Pero no iba a recabar en detalles sobre sus emociones en ese momento. Debía encontrarle pronto y asegurarse de que estaba bien. Confiaba en que sabría cuidarse solo por un rato, pero tampoco quería confiarse demasiado. La última vez que estuvo en su búsqueda, un gusano gigante casi se lo tragaba.

Sale de la habitación y va revisando cada una de las puertas que le quedan de paso. En la mayoría se repiten las mismas cosas que había en su habitación. Solo una cama, una ventana que seguramente ahora muestra un paisaje falso, estanterías vacías y tablillas donde debería estar la información de los pacientes con hojas totalmente en blanco.

Se siente frustrado por no encontrar un arma. No creía que extrañaría tanto un arma como en esos momentos, donde extrañaba muchísimo su amada hacha.

Una vez que ha salido de la última habitación, regresa hasta donde estaba inicialmente para tomar el contenedor que tenía su sangre. Derrama todo el líquido carmesí sobre el piso y observa entonces de qué está hecho.

—Peor es nada... —Se dice cuando sostiene ese contenedor de metal. Tal vez no sea lo suficientemente fuerte para golpear algo, pero supone que podría usarlo como escudo. Así se evita cualquier ataque grave.

Al salir de la habitación, la luz que brillaba sobre él, es apagada cuando la bombilla explota sin explicación. Y justo a su lado contrario, donde está la puerta doble, esta uno de ese oni azul, que parece estarlo esperando. La criatura respira de manera inhumana, y sus armas esta vez se encuentran chorreando de sangre o lo más parecido a la sangre.

Welcome to Silent Hill || BNHA || KatsuDekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora