◦ ⛧ミ ◦ Chapter XI: Beautiful Crime

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Nuestra mente es tan increíble, que es capaz de diseñar desde los más complejos a los más sencillos métodos que nos ayudan a sobrellevar las crisis.

Izuku había desarrollado con mucho dolor esa habilidad, a un nivel que comparaba con el estado profundo de sueño, pero sin dormirse realmente.

Su mente simplemente se desconectaba, del resto de su cuerpo. Y viajaba a sus momentos más alegres para evitarse colapsar por lo que sucedía en su entorno. Aquel método, se convirtió en su defensa máxima. Pero en ese momento, su mente no enfocaba ningún recuerdo alegre.

Había quedado atrapado en un bucle.

Repitiendo una y otra vez, todos los maltratos que había sufrido en el psiquiátrico. Todas las golpizas, los experimentos, las torturas, las violaciones y los abusos. Todo se repetía una y otra vez, que sí pudiera elegir, preferiría conectarse con el resto de su cuerpo y sentir la violación en ese momento que seguir atrapado en aquellos lugares de su mente.

Pero esa vez no podía salir. Tal y como antes, siendo un sistema de defensa, no podía salir de él con tanta facilidad. Ya que nunca se preocupó de hacerlo. Siempre había alguien que lo traía de regreso de aquel efecto, pero esta vez... No había nadie.

Sus ojos dejaban escapar lágrimas y alguno que otro pequeño quejido escapaba de sus labios por los bruscos tratos que Shindō e Inasa le daban a su cuerpo. Aunque las lágrimas hacían reír a Shindō y lo llenaban de orgullo por verlo "sufrir".

—Me encantaría escuchar que gimieras. —Decía Shindō en medio de las embestidas y los besos que le repartía a Midoriya por el cuello.

—Pero eso no me dejaría meterle mi pene en su boca. —Se quejó Inasa.

—Oh, es cierto. —Río en respuesta el otro. — De cualquier manera no gime, así que adelante.

Y la orden se cumplió. La boca de Izuku se abrió y recibió al grandulón.

Todo ello se convertía en una escena detestable y abominable. Una escena que Camie miraba desde la puerta con una sonrisa.

Se había acostumbrado a ver esa clase de cosas durante toda su carrera como enfermera en los hospitales psiquiátricos. Los abusos y violaciones que se convertían en el pan de cada día para alguien, y en espectáculos para personas como ella.

Lo único que parecía no encajar en la escena era el cuerpo de Izuku, que no se movía ni peleaba. Que estaba como una muñeca de trapo. Ni siquiera se quejaba. Casi llego a la conclusión de que podría gustarle al chico de rizado cabello que lo trataran así.

Las cicatrices de su cuerpo indicaban que era un completo masoquista. Y el hecho de dejarse hacer apoyaba su extraña teoría.

—Iré a fuera de nuevo, avísenme sí puedo hacer algo. —Dijo la rubia mujer saliendo de la habitación y dejando la puerta entre abierta.

— ¿No quieres unirte?—Pregunta Shindō. —Esto se siente muy bien.

—No. Me gustan más cuando pelean. —Sincero con todo y una sonrisa amplia.

Y con esas últimas palabras la mujer rubia salió de la habitación y comenzó a caminar por los pasillos del cuarto piso. Habían pasado varios minutos en los que no había visto a sus monstruos por un tiempo, y eso le alegraba bastante. Tanto que se permitió silbar y tararear con alegría. Ignorando el hecho de que sus compañeros estaban violando a un chico en una habitación.

Claro que para ella y sus amigos eso era un obstáculo. Ya que sin la cooperación del conejito verde, seguirían atrapados más días. A pesar de que encontraran algo de información y el lugar donde se realizó el ritual que maldijo a todo Silent Hill, no fueron capaces de unir todas las piezas que los guiaran al talismán o a una respuesta clara sobre que tenían que hacer para salir.

Welcome to Silent Hill || BNHA || KatsuDekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora