Nobody Likes Me [KatsuDeku]

Especial - Extra III (1/2)

Uno, dos, tres, quizá cuatro o hasta cinco años ya habían pasado.

Entrenando, y fortaleciendo, tanto el cuerpo, la mente, como el espíritu.

El cual, muchos en el mundo, no podían mantener en calma aún.

Quienes no podían encontrar paz en sí mismos.

Por lo que la buscaban en otros.

Quienes sufrían, a pesar de todo.

Pero seguían adelante con fiereza.

Y uno de esos tantos, no podía ser comprendido.

Por más que lo intentarán.

Quizás.. ¿Debía darse por vencido?

Izuku Midoriya.

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El mundo, tenía nuevos héroes.

Nuevos protectores.

Nuevos guardianes.

Hacia unos años que, el que había sido el Símbolo de la paz, se había retirado.

O como muy pocos sabían, personas contadas con los dedos de una sola mano, había dejado su poder a alguien más.

Había dejado un legado de héroes, al futuro.

A ese futuro que era incierto.

Por lo que, las personas, no se sintieron del todo seguras.

No sin saber sobre ese legado.

No sabiendo que, la Liga de Villanos, seguía en las calles.

Por lo que recibieron, a quien había sido el número dos en ese tiempo, con los brazos abiertos.

Como su nuevo símbolo.

Pero esa es otra historia.

La siguiente generación de héroes, eso es a lo que quiero llegar.

Años más al futuro, a lo que sería la actualidad de hoy en día.

Años luego de que el Número dos, Endeavor, llegara a ser el pilar del mundo. Es en esta época, en la que hay sorpresas que mostrar.

Y estoy emocionado por contar.

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Los pasos, eran silenciosos.

Silenciosos y mortales.

Porque, no te podrías anticipar, a la mortal amenaza latente, que en silencio se aproximaba.

Es algo de concentración, perseverancia, y paciencia, pero si estuviste obligado a permanecer en las calles, sabes diferenciar muy bien cuando alguien llega, acechando.

Por ello, como ratas en una alcantarilla, uno debía aprender a vivir, o mejor dicho, a sobrevivir.

Su mente le susurraba lugares de los que provenían latidos.

Había sido extraño adaptarse a ellos, pero se había vuelto un hábito en poco tiempo.

Quizá ya era bastante adaptable, a las escenas que se le pudieran presentar.

Caminaba acuchillado, quizás por simple costumbre.

Mezclándose con la oscuridad de ese, ya de por si oscuro, lugar.

Él decidió terminar así.

Él se animó a intentarlo.

Porque, en su mente, tenía un recuerdo que le impulsaba.