10: Breakdancing

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10: Breakdancing

-¿Y tú eres?-Pregunté mirando con detenimiento a ese chico recostado en una de las dos camas que estaba ditraído leyendo una revista de... ¿autos? Doblemente patético. Levantó sus ojos del papel y me dirigió una espeluznante mirada.

-Tu peor pesadilla.-Susurró con una voz que me dejó los pelos de punta. Abrí los ojos. Diablos, me metí en algo feo. Segundos más tardes el bastardo se echó a reír y golpeó su pierna repetidas veces. Arqueé ambas cejas.

-Si eso es un chiste, no fue divertido.-Murmuré caminando con las maletas a la que sería mi cama por unos cuantos años.- Ésta es mi habitación, lárgate.-Dije dejando los bolsos a los pies de mi cama. Abrí las cortinas e hice una mueca cuando noté que estaba comenzando a atardecer.

-¿Disculpa?-Me respondió el intruso-no-chistoso. Ni lo miré y volví a cerrar las cortinas. Caminé al armario.

-Te disculpo, pero vete ya que me estorbas.-Gruñí y pateé un zapato tirado en medio del cuarto.

-Es mi habitación, imbécil. Si alguien tendría que irse aquí deberías de ser tú. Así que cállate.-Soltó y lo miré estrupefacto. El continuó- Somos compañeros de cuarto, así que te jodes.-Sonrió con insuficiencia. Estúpido, susurré mentalmente.

-¿Acaso aquí nadie sabe lo que es el respeto?-Le miré con una cara de pocos amigos que él me devolvió con una sonrísa cínica.

-Debí de haberlo sabido. Eres otro niño de mami que se cree mejor que los demás, ¿eh? ¿Quién eres?-Preguntó levantándose de su arrugada cama. Temí por mi vida, él podría tener un arma escondida aunque dudaba que el instituto lo dejara entrar con ella.- ¿Hijo de dos padres ricos?¿De la realeza? ¿O tienes algún tipo de herencia con la que presumir?

Dudé internamente si decirlo o no, pero me valía un comino lo que un pandillero como él pensara de mi persona.

-Soy nieto de la reina.-Respondí tratando se sonar fuerte y decidido, pero mi voz salió como la de una pequeña ardilla. La morena, que era más bien un erizo por su erizado cabello, apareció en mis pensamientos pero debido a mi situación la alejé enseguida.

-Por supuesto.-Negó manteniendo su sonrisa. Volvió a sentarse en su cama y tras darme una risa algo extraña, volvió a sumirse en su revista.

Decidí callarme. Si él usaba ese vocabulario tiene todos los indicios de ser un ladrón, asesino, secuestrador... pandillero. Comencé a guardar mi ropa vigilando distraídamente que no tratara de tomar ninguna de mis cosas. Observé el desorden que estaba acumulado en el ropero e hice una mueca. Casi no había espacio, pero traté de que todo entrara cómodamente para mí.

Luego de un rato de escuchar como mi "compañero" afinaba las cuerdas de su estúpida y fea guitarra (que de por sí provocaba unos sonidos espantosos), me digné a salir de la habitación para ir por mis horarios. Claro, no sin antes trancar con llave mis maletas y mis joyas. Caminé por el pasillo que, a pesar de la hora, estaba vacío. Llegué a una mesa al final del salón principal que tenía papeles organizados por clase. Miré con desdén hasta parar con los horarios de primero. Tomé un amarillento papel y lo revisé. En negrita decía claramente que todas las actividades eran obligatorias y que se debía escoger una de ellas para tener de preferencia.

¿Ballet? Eso es de niñas. ¿Hip-Hop? De pandillas. ¿Salsa? Muy... viejo. ¿Tango? ¿Qué rayos es eso?

En éste lugar hay puras babosadas, susurré en voz baja. Seguí leyendo los nombres de las actividades que debías de hacer aquí mientras subía las escaleras y caminaba a mi habitación compartida.

-Breakdancing...-Suspiré- Deseénme suerte.-Y entré a mi cuarto con miedo de no sobrevivir la primer noche.

Dance before die (resubido)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora