Razljubit (Flozmin)

-Capítulo 18-

24 de Julio de 2019

El frio inundaba la ciudad de Buenos Aires, un viento helado acariciaba la nuca de Florencia quien caminaba con sus manos metidas en los bolsillos y la mitad de su cara sumergida en el cuello de su pulóver. Deseaba con todas sus fuerzas llegar a la pastelería, quedaban unas pocas cuadras, pero de repente, el teléfono comenzó a sonar e hizo que la Estrella se detuviera para atender. Al ver el codificador de llamadas, una sonrisa se dibujó en su rostro.

- ¿Hola?

- Hola amor mío, ¿cómo estás?- Fidel del otro lado del teléfono sonaba un poco desahuciado.

- Mi amor, ¡hola! , justo estoy en la calle, muerta de frio... Ya falta poco para vernos de nuevo, Ivo y yo te extrañamos un montón- Flor estaba ansiosa ya que al día siguiente iba a ver a Fidel de nuevo.

Hubo una pausa del otro lado.

- Si... sobre eso te quería hablar- quedó en silencio unos segundos, esperando a ser interrumpido por su mujer, pero esta no lo hizo, sino que quedó callada, esperando una explicación- se me extendió el trabajo que tenía que hacer, tengo que viajar a Italia por diez días más- silencio, de nuevo.

- Ah... bueno, no...no vas a estar para el cumpleaños de Ivo, otra vez- ya era la tercera vez que su hijo pasaba su cumpleaños sin su papá, y eso a Flor la enfurecía.

- Perdón amor, pero ya sabés como es este trabajo, no puedo hacer nada...- silencio.

- Bueno, no te hagas problema, después hablamos, chau- y cortó, sin dejar que el otro pueda llegar a reaccionar.

La Estrella estaba cansada de aquella situación, no podía simular que todo estaba bien, cuando en realidad, todo estaba mal. En los últimos cumpleaños del niño, este pedía como deseo, que su papá estuviese ahí con él. Flor ya no sabía cómo calmar al pequeño cada vez que debía decirle que Fidel no iba a estar. Estaba cansada de soportar aquello, ella tenía muy en claro que el trabajo de su pareja requería que el viajara todos los meses, en su momento, había aceptado el hecho de quedarse sola en casa y hacerse cargo del niño relativamente sola, era lo que menos le importaba, pero si, el dolor que sentía, se basaba en que la infancia de su pequeño estaba incompleta, ya que su papá se la pasaba de un lado en otro, y el único tiempo que tenía para él era a la noche, cuando ya era hora de dormir.

Al principio no le pareció tan grave la situación, pero con el pasar del tiempo, se dio cuenta que el nene necesitaba a su papá, y este estaba poco y nada en casa. A pesar de que la relación entre ellos era magnifica, en los momentos que Fidel pasaba en el hogar, había cierta tensión debida a aquel "rencor" que Flor tenía, pero como siempre, se guardaba todo.

Sus hermanas le aconsejaban todo el tiempo, y le decían que tenía que hablar con él, contarle cómo se sentía al respecto, pero ella se negaba, no quería dañarlo, no quería que por ella tuviese que dejar aquel trabajo que tanto le gustaba. "La familia es lo más importante Flor", solía decirle Carla siempre, "el va a saber comprender la situación, va a darte la razón, porque la tenés, y si se siente mal, está perfecto, porque lo que está haciendo es escapar del compromiso, como siempre lo hizo". Sabía que su hermana tenía razón, en el fondo lo tenía muy en claro, pero no quería creerlo, no quería convencerse de que aquel hombre, del cual se había enamorado perdidamente, prefiriera el trabajo antes que su mujer y su hijo pequeño.

Ella estaba segura que en algún momento iba a explotar, porque necesitaba decirlo, a su vez, sabía que a pesar de que Fidel no dijera nada, él tenía muy en claro que lo que hacía estaba mal, podía presentirlo, podía notar como el tono de su voz, cada vez que le presentaba alguna excusa, se quebrantaba, y el volumen de la misma bajaba, podía notar la culpa en sus ojos cuando volvía de los viajes cargado de miles de regalos para Ivo, sabía que lo hacía para cubrir aquel vacío inconsciente que dejaba en su hijo cada vez que debía irse. Flor estaba segura, pero tanto ella como el, no eran capaces de enfrentar aquella situación, no eran capaces de tirar las cartas sobre la mesa, y eso, en algún momento iba a reventar, se aproximaba, lo tenía muy en claro.