Capítulo 43: Torturas

473 53 117
                                    

M E G A    M A R A T Ó N
3/7

Al llegar a la prisión abandonada, encerraron a Alfred y a Bruce en celdas distintas, bastante alejadas entre sí, de hecho, lo suficiente como para que ningún grito de dolor de alguno de ellos lo pudiera escuchar el otro. Pero a Jerome lo dejaron descansar en los que antes era el cuarto de limpieza, ya que ahora era el nuevo taller de trabajo de Pepper; los seguidores que no fueron atrapados por la policía, habían transportado los objetos personales de su líder a la prisión para que estuviera más "cómoda", lo cual puso muy feliz a Pepper al saber que lo hicieron sin que ella hubiera tenido que decirles.

Pero el efecto del gas somnífero, por alguna razón, no duró mucho en Jerome. Él despertó poco después de que llegaron y cuando se iba a levantar para ver en dónde estaba, escuchó que Pepper hablaba con alguien del otro lado de la puerta, obviamente iba entrar a verlo. Así que se lanzó de nuevo a la "cama" y fingió estar dormido todavía. Cuando ella abrió la puerta, se dio cuenta de que con quien hablaba no era una persona...

—Quieto, Lou —exigió Pepper, y el perro chilló—. No, no te voy a bajar, lo vas a despertar. Sólo te traje para que lo vieras —puso al perro a un lado—, ¿lo recuerdas?

De repente, Jerome sintió algo húmedo en su mejilla izquierda, algo que le dio un poco de asco por el aliento del perro, pero tuvo que morderse el labio internamente para no hacer ningún gesto. Pepper apartó al perro inmediatamente después y lo llevó hacia la puerta.

—No, Lou, te dije que te quedaras quieto... Ahora tendrás que irte —regañó Pepper—. Anda, ve con Martin, le dará gusto verte otra vez.

Luego, Jerome escuchó la puerta cerrarse y al perro rasgándola, pero después de tres golpes a la madera de parte de Pepper, el perro dejó de hacerlo y, aparentemente, se fue. Ella suspiró de cansancio y la escuchó acercarse a él...

—De verdad te ves lindo con los ojos cerrados. Quiero decir, vivo —se arrodilló junto a él—, con los ojos cerrados y vivo...

Jerome sabía que estaba en ese lugar porque había sentido sus brazos apoyados en la orilla de la "cama" y su respiración casi sobre él; creía que si abría los ojos, vería los de ella.

De repente, un sollozo.

—No tienes idea de cuánto te extrañé... —murmuró a su oído, con la voz tornándose quebrada—. Recordarte y fingir que no te conocía, tenerte a mi alcance y que alguien destruya todo al dejarme inconsciente con golpes, estar encerrada esperando el momento adecuado para escapar cuando en el primer minuto ya quería verte, y todavía estando libre, esperar a que tuvieras confianza en mí otra vez.

De repente, Jerome sintió otra vez algo húmedo en su mejilla, pero esta vez no era la saliva de un perro, era una lágrima de la persona que creía que no lloraba.

—Me gustaría demostrarte que no eres y nunca fuiste un capricho mío, pero al parecer ya lo hice y me di cuenta hace unos días —otra lágrima—. Yo le quito la vida a las personas, les arrebato lo mejor que tienen y me río de ellos, pero tú eres la única persona por la que he dado mi vida, la única por la que sentí afecto por primera vez en años. El único que vio la cicatriz antes que al cuchillo...

Después de decir eso, ella besó su frente con cuidado mientras acariciaba su otra mejilla. Luego, la sintió moverse hacia su costado, se recostó y lo abrazó, pero no esperó que se disculpara por algo que hizo, que sintiera culpa y arrepentimiento. Se sentía feliz de que ella siempre había tenido tanta confianza en él como para llorar frente a sus ojos, pero no creyó que algún día la escucharía decir de corazón que lo sentía...

ᴬ ᵁ ┇𝑺𝒎𝒊𝒍𝒆┇Jᴇʀᴏᴍᴇ VᴀʟᴇsᴋᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora