Capítulo 31: Bonito día para una charla

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—Lo sé —dijo Jerome, bajando la mirada.

Él no sólo era consciente de lo trucos de Pepper, sino que recuperar su trabajo era imposible a esas alturas. Era obvio. James Gordon sólo se estaba haciendo pasar por su amigo para conseguir más información a través de la confianza, para mantener a Pepper encerrada en el asilo y que ninguno de sus planes para volar a la ciudad en pedazos fuera llevado a cabo. Y aunque quisiera sacarlo de la cárcel, él y Pepper tienen condenas que cumplir.

—¿Qué hay de la otra personalidad? —preguntó Jim.

—Después de estar en ese lugar, volví a casa, pero no estaba cómodo. Creía que el haber regresado al ambiente donde se habían generado mis traumas, terminaría por volverme loco y más agresivo de lo que ya era, así que me automediqué con medicinas viejas, que usaba en el centro para jóvenes.

—¿Y eso causó...?

—Mi otra personalidad —Jerome tragó saliva—. Pensé que no habría problemas, pues ya sabía bastante en el campo de la psiquiatría y... pe-pensé que podría controlarme, pero sólo hice que todo empeorara. Al principio fue una simple voz que susurraba cosas sin sentido, a veces ni siquiera palabras, yo la ignoraba todo el tiempo pensando que era por estrés o solamente algún recuerdo vagando, pero un día me hizo ponerle atención. La voz me había susurrado: "mátalos a todos". Me quedé estático. Estaba preparándome para un examen de la universidad ese día, lo recuerdo. Tiempo después, cuando me di cuenta de que aquella voz que escuchaba por las noches no era mi imaginación, busqué una manera de deshacerme de ella.

—¿Qué hiciste? —le preguntó Gordon.

—Probé con medicamentos, terapias de autocontrol, ejercicios que hacía en el centro de salud mental para tranquilizarme y nada, seguía ahí, haciéndose cada vez más real. Luego, se me ocurrió una idea de la que ahora me arrepiento... —dijo Jerome lo último, colocando ambas manos sobre la mesa y las miró. Estaba avergonzado por lo que pensaba e iba a decir.

—¿Cuál? —Jim frunció el ceño.

—Lo dejé salir —levantó la mirada por fin—. Por un momento, me sentí en paz, ya no escuchaba nada, una carga menos... o eso parecía antes de que me desmayara.

—¿Qué pasó?

—Primero, desperté adentro de una de las celdas de la comisaría, obviamente antes de que tú fueras reclutado. Yo estaba asustado y confundido, y nadie quería decirme nada. Parecía una pesadilla, como querer gritar en un sueño y no tener voz. Me sentía invisible, los oficiales no quería escucharme. Finalmente, cuando pregunté por mi madre me hicieron caso y dijeron que estaba en el hospital haciéndole compañía a mi padre, el único que había sufrido dolor físico —explicaba Jerome, con tono de angustia y algo de tristeza, pero algo en el fondo lo quería forzar a reírse de eso como si fuera un chiste.

—¿Por qué tu padre estaba en el hospital? —le preguntó Jim, con tono duro.

—Le corté la lengua.

 Gordon abrió los ojos, muy sorprendido. En cambio, el pelirrojo tenía el contorno de sus ojos en un tono rojizo, como si quisiera llorar, pero el impulso de querer reírse se intensificó.

—Jerome...

—Lo sé, lo sé, ¡es horrible! ¡Te juro que no fui yo! ¡Jamás le haría eso a una persona!

«No seas llorón... », le susurró una de las voces a Jerome.

—Yo sólo no estaba en mi cuerpo, todo lo hizo él, Jim, ¡desaparecí cuando pasó! —explicaba asustado—. Yo no... yo no soy así... no...

ᴬ ᵁ ┇𝑺𝒎𝒊𝒍𝒆┇Jᴇʀᴏᴍᴇ VᴀʟᴇsᴋᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora