Capítulo 24: Dulces recuerdos familiares Parte 1

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—Hola, cabello de zanahoria —saludó Brissa, con tono dulce y adentrándose al cuarto de hospital.

Jerome, cuando pudo abrir los ojos, se sintió aliviado de ver que su amiga estaba bien, creía que Víctor también había ido por ella. Una de las amenazas que le dijo mientras se rehusaba a hablar, fue que él mismo destriparía a sus amigos más cercanos.

—Hola, Brissa —dijo, con voz ronca—. Qué bueno que estás a salvo... —musitó, y trató de sentarse en la cama.

—Ah, no —volvió a recostarlo—. No te levantes, te lastimarás.

—Pero sólo me golpearon —expresó confundido.

—Sí, y también te hirieron con cuchillas los brazos y las manos —dijo Brissa, elevando ambas cejas—, te hicieron varios cortes.

—Yo no lo veo como algo grave, ya sabes, estoy acostumbrado desde niño —se encogió de hombros—. De hecho, no sé por qué me tienen aquí en el hospital si fueron heridas leves.

—Para ti lo serán —se sentó frente a él—, pero apuesto a que una toxina no ha entrado a tu cuerpo antes a través de cortadas, ¿cierto? —Jerome frunció el ceño—. Esa toxina, te provocó hemorragia nasal e hizo que tuvieras una insoportable comezón en las manos. Por eso tienes rasguños.

—¿Yo me hice esto? —preguntó Jerome, mirando las palmas de sus manos: algo inflamadas, llenas de cortes y de sangre seca, que apenas se alcanzaba a ver, alrededor de cada rasguño.

—Creo que sí, es lo que me dijeron Edward y Angelique mientras te atendían —respondió Brissa, encogiéndose de hombros.

—Perfecto... —bufó Jerome, recostándose de nuevo.

Brissa, al sentir que el silencio incómodo era la oportunidad perfecta para decirle la verdad, abrió la boca para hablar, pero su celular emitió un chiflido y ella abrió el mensaje en seguida, con la esperanza de que fuera Angelique diciéndole que todo estaba bien. Cuán equivocada estaba:

«B, Oswald se llevó a Pepper. Iremos a buscarla, no te preocupes», leyó en su mente.

En cuanto vio el nombre "Oswald" escrito en la pantalla de su celular, no quiso seguir leyendo, pero lo hizo a fin de cuentas; sintió tanta frustración, que podría matar a medio hospital con sus propias manos. Resistiendo las ganas de gritar, buscó en su celular la única foto que tenía de Pepper, la cual había sido tomada el día en que fueron al Mirador de Gotham, foto en la que aparecían abrazadas y sonriendo. Brissa mordió su labio inferior con temor y luego, se acercó un poco más al pelirrojo.

—Oye —lo llamó—, ¿recuerdas que te dije que te ayudaría a encontrar a...?

—¡¿Lo hiciste?! —preguntó Jerome, levantándose de golpe.

—Yo fui quien la revivió.

Dicho esto, Brissa le enseñó la pantalla de su celular y él abrió los ojos exaltado: vio a Pepper abrazada de su amiga y sonriendo hacia la cámara. Sonriéndole a él. Pero esa sonrisa no era la que conoció, era distinta, más tranquila y amigable, pero seguía viéndose linda. Jerome sonrió al ver que Pepper, después de todo, sí estaba feliz, pensó que tal vez Brissa había logrado cambiar su actitud; la verdad era, que ella hizo más que eso.

Jerome estaba feliz, pero también triste, ¿han sentido esa sensación?
Esto, porque ella estaba con vida, pero temía que su otro yo pudiera salir de su jaula e intentara hacerle algo, él la amaba y no iba a dejar que un monstruo como el otro le tocara siquiera un cabello. Además, reprimió su deseo de restregarles en la cara esa foto a las personas que no le habían creído.

ᴬ ᵁ ┇𝑺𝒎𝒊𝒍𝒆┇Jᴇʀᴏᴍᴇ VᴀʟᴇsᴋᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora