ᴬ ᵁ ┇𝑺𝒎𝒊𝒍𝒆┇Jᴇʀᴏᴍᴇ Vᴀʟᴇsᴋᴀ

Capítulo 3: Problemas

━× 𝐉𝐞𝐫𝐨𝐦𝐞 ×━

Durante el fin de semana tuve varias horas libres, no debía hacer ninguna otra cosa importante en el trabajo, así que organicé mi tiempo para poder descansar; pero todavía no era el momento. Era sábado 21 de noviembre, nueve de la mañana, y estaba en camino a la comisaría; no pude escribir el expediente actualizado de Evelyn con tan poca información, por eso pensé en echar un vistazo a la investigación.

Una vez dentro, fue difícil hacer que alguien me pusiera atención con todos esos teléfonos sonando y los oficiales caminando de un lado a otro, pero uno de los detectives notó que estaba perdido y se acercó para ayudarme.

—¿Buscas a alguien en específico? —escuché su voz a mi derecha.

—Sí —volteé—, necesito hablar con la persona a cargo de la investigación de los diecisiete homicidios, que ocurrió el...

—No digas más, sé de lo que hablas, la pregunta es por qué.

—Claro... —dije para mis adentros—. Soy el doctor Jerome Valeska, psiquiatra, atiendo a la mujer homicida en Arkham Asylum.

—Detective James Gordon —se presentó—. Y, por lo que pude entender, quieres conocer los detalles debido a que... ¿son necesarios para tu trabajo?

—Mire, entiendo que desconfíe de mí, pero estamos en una encrucijada porque nada respecto a ella ha concluido y seguro recibe la misma presión que yo cuando le exigen resultados, ¿estoy en lo cierto? —cuestioné.

Mi ropa, la mochila que cargaba y mi aspecto en general me hacían ver como alguien cualquiera, se entiende que no me creyera por un instante; aunque claro que no iba a ir con mi bata de trabajo por ahí sólo por alardear mi profesión. 

Hasta donde sabía, la investigación policial tampoco se había dado por terminada, quedaron muchos huecos que trataban de llenar con un simple "Enloqueció y ya está".

—No creo que puedas obtener mucho de nosotros, pero probemos suerte —dijo el detective, poniendo ambas manos sobre su cadera—. Sígueme.

Desconocía qué eran todas esas oficinas ni a dónde llevaban tantos pasillos, los señalamientos y los nombres en los letreros estaban desgastados o borrosos, sería difícil volver si perdía de vista al detective. Al entrar en uno de los cuartos, me sorprendí por la cantidad de archivos que estaban junto a la puerta.

—No te dejes engañar por todo lo que ves aquí —acercó una silla al escritorio—, fueron posibilidades y ahora son tiempo perdido.

—¿Realmente hay tan poca información? —pregunté, algo decepcionado.

—Sería más fácil si ella no hubiera destruido todas las identificaciones y documentos que pudieron dar con su propia identidad y la de sus conocidos —dijo, mientras tomaba una caja—. Incluso, sigue en duda que las víctimas fueran parte de su familia, algunas personas de su universidad también pudieron verse involucradas. De no haberla atrapado a tiempo, seguro hubiera reducido a cenizas a las víctimas, quizás... desaparecerlas completamente de la existencia. Los vecinos no nos dicen mucho tampoco, al parecer no interactuaban con ellos, lo cual también es extraño dado a que eran familias distintas.

«Reducirlos a nada, vaya... ese es otro nivel de odio», pensé.

Después, colocó sobre el escritorio un par de bolsas de plástico que protegían aquellas identificaciones de las que hablaba: parecía que fueron quemadas, no se distinguía la información y a duras penas se veía la fotografía del dueño.

—La semana pasada, un grupo de oficiales decidió registrar de nuevo las casas donde atacó y mientras vaciaban la piscina en una de ellas, hallaron ésta —el detective deslizó la bolsa hacia a mí.