Haruo no soltó la muñeca de Sakura hasta que llegaron a una habitación en concreto. Haruo se fue hacia un mueble y abrió un cajón de allí. Sacó ropa nueva para Sakura y se la dio.
-Toma. Ahora sígueme.
Sakura cogió la ropa y siguió a Haruo, saliendo de aquella habitación. Caminaron por un largo pasillo, ese sitio era realmente grande, hasta llegar a una habitación más. Haruo corrió la puerta y entraron. La habitación era cuadrada, con una litera a la derecha, un baúl a la izquierda y una ventana en frente.
-Esta será tu habitación. Normalmente son compartidas pero no hay nadie más ahora, así que estarás sola. Puedes elegir la cama que tú quieras. En ese baúl puedes guardar la ropa y tus pertenencias -explicó mientras lo señalaba-. Al final del pasillo están los baños comunes, solo hay uno así que primero pasarán los hombres y después las mujeres, es decir, tú solita.
-¿Y qué pasa si quiero pasar yo antes?
-No puedes.
-¿Quién dice que no?
-Yo. Ahora cállate y ven -Haruo salió de la habitación-. Esta es mi habitación -dijo señalando la que estaba en frente de la de Sakura-. Si necesitas algo te aguantas y no me molestas porque no pienso ayudarte.
-¿De dónde has sacado que yo quiero tu ayuda? -contestó Sakura con odio.
-Me agotas. Mira, yo me voy a ir y te voy a dejar aquí. Ah, una cosa más. Los baños se usan en el amanecer, cuando hayamos terminado alguien vendrá a buscarte para que tú vayas. Ahora sí, adiós. Ojalá tengas suerte y te pierdas por los pasillos.
-Sería un gran honor con tal de no escucharte -dijo Sakura.
Pero Haruo se limitó a seguir caminando e irse por donde había venido. Sakura extendió la ropa que le había dado en la cama. Era como la que llevaba Haruo: unas cintas negras para enrollarte por el torso y unos pantalones largos negros también. Estaba claro que eso a Sakura le iba a quedar enorme, las cintas las podría cortar para que no le sobrara pero los pantalones eran un serio problema. Entonces vio las sábanas de su cama. Eran negras y como había dos pares de sábanas (uno para la cama de arriba y otro para la de abajo), Sakura decidió utilizarlas. Solo necesitaba tijeras, aguja e hilo. Así que, aunque con algo de miedo, salió de su habitación y se coló en la de Haruo. Era un poco más grande y en vez de un baúl tenía una gran cómoda, además no tenía litera, era solo una cama, eso de que fuera una especie de jefe estaba claro que le beneficiaba. Buscó en los cajones de la cómoda y sin saber muy bien cómo ni por qué, encontró en uno de ellos unas tijeras. No encontró nada de aguja e hilo y dudó que tuvieran en todo el lugar así que volvió a su habitación.
Primero se colocó las telas, imitando un poco cómo había visto que las llevaba Haruo. Cuando hubo terminado cortó con las tijeras el exceso y lo usó para hacerse una especie de pantalones cortos. Acto seguido, cogió la sábana, midió con su cuerpo y la cortó a su gusto. Se enrolló la sábana en la cadera, creando una falda abierta en un lado. Pensó algo con lo que sujetar la falda y entonces cortó los pantalones que tendría que haber usado en un principio y se los enrolló en la cadera, encima de la falda, y los ato con un nudo fuerte. Sakura vio que había también una cinta más pequeña de color rojo. Seguro que sería para atarse una coleta, pero Sakura no era capaz de llevarlas así que también la cortó por la mitad y se ató un trozo en una muñeca y el otro en la otra, creando dos brazaletes.
Sakura se miró en el reflejo de la ventana. Las cintas negras de su torso le marcaban el poco pecho que tenía, haciendo que pareciera que tuviera más, y la falda improvisada que había creado reconocía que le favorecía bastante. Y con ese nuevo conjunto, salió de su habitación y fue por los pasillos.
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El quinto elemento
ФэнтезиPeligro, pasión, amor, guerras, magia, hechizos, ninjas, misterio. ¿Qué harías si te devolvieran a la Edad Media y tuvieras que salvar el mundo? Aiden, Aura, Sakura y Tiamat tendrán que descubrirlo. Acompáñalos en sus aventuras y sumérgete en esta h...