Adrienna se despertó. No era de día y todo el mundo seguía durmiendo. No se oía absolutamente nada, tenía todo el silencio libre para sus complicados pensamientos. Todas las noches hacía lo mismo, tenía el don de despertarse a la hora que quisiera y había elegido a las dos de la madrugada como la hora perfecta para realizar todo aquello que nadie debía saber. Se agachó para ver debajo de su cama y tiró de una seda negra que, a menos que supieras que estaba allí, era imposible de ver. A sus manos llegó ese vestido tan bonito pero que a la vez le traía tantos malos recuerdos. Muy a su pesar se lo puso y se dirigió a aquella tabla del suelo levantada. La abrió y sacó unas cadenas unidas entre sí que debía colocarse en la cabeza. Se la colocó delicadamente en el pelo, con la cadena central en la raya que dividía el pelo en dos mitades. En medio de la frente tenía un pequeño hueco. Cogió la gema especial que había colocado antes en la tiara que había llevado en la cena. Se puso en frente del espejo del tocador y con suma delicadeza colocó la amatista en el hueco de la cadena de su frente. El vestido estaba hecho de seda negra al completo, tenía un escote de hombros descubiertos, en el pecho se realzaba y después se difuminaba con varias capas de seda que iban cayendo hacia los lados. En sus muñecas tenía dos cintas atadas que estaban conectadas a las axilas por un largo trozo de seda más.
Sin darse cuenta se había quedado mirando su reflejo y los minutos habían pasado volando. Abrió la puerta de su habitación y, descalza, salió corriendo. Por los largos pasillos se podía ver a esa figura femenina que parecía un cuervo volando por las telas negras y vaporosas del vestido que se alzaban por la carrera.
Bajó corriendo todas las escaleras habidas y por haber del palacio. Cuando parecía que ya había terminado de bajarlas llegó hasta ese muro tan conocido, apoyó su mano derecha en él y la habitación se llenó de una luz violeta que irradiaba la gema de su frente. Poco a poco el enorme muro se movió hacia la izquierda, dejando ver otra hilera de escaleras más. Estas, al contrario de las que había bajado hasta ahora, tenían las antorchas de las paredes apagadas pero conforme Adrienna iba pisando un nuevo escalón las antorchas se iban encendiendo a su paso, todo esto gracias a la luz violeta de su gema, o eso quería pensar Adrienna. Todo aquello le daba mucho más miedo del que verdad quería reconocer, pero se había logrado autoconvencer de que ella era la única que podría realizar esa aparentemente imposible tarea. Cuando llegó abajo del todo se encontró con esa gigantesca puerta de madera rodeada de enredaderas, aunque juraría que la última vez que vino había más. Con miedo, empujó la puerta suavemente. Sabía que estaría abierta y que no era necesario llamar, pero aun así le seguía causando miedo y respeto.
-Has tardado mucho.
-Lo sé, me desperté más tarde de lo normal –respondió Adrienna tratando de mostrarse lo más creíble posible.
Pero no funcionó. Ella se dio cuenta y forzó su mente haciendo que Adrienna cayera de rodillas al suelo y la luz de su amatista se apagara. Sentía que una fuerza se internaba en su cerebro, dispuesta a quitarle sus mayores secretos.
-Te distrajiste observándote en el espejo.
-Sí –dijo con un hilo de voz Adrienna mirando al suelo.
Ella se levantó y dio un círculo alrededor de Adrienna. Estaba recubierta con una larga túnica negra desgastada y su rostro se ocultaba detrás de la larga capucha del mismo color. Aun así, por su forma encorvada al caminar y las largas trenzas blancas que sobresalían de la oscuridad que ocultaba la capucha, Adrienna podía deducir que era considerablemente vieja.
-Ya sabes que no debes mentirme.
-Sí.
-¿Y por qué lo sigues haciendo? –preguntó Ella a la vez que bruscamente subió su mano muy velozmente, haciendo que el cuerpo de Adrienna se levantase a la misma velocidad, dejándola sin que sus pies tocasen el suelo.
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El quinto elemento
خيال (فانتازيا)Peligro, pasión, amor, guerras, magia, hechizos, ninjas, misterio. ¿Qué harías si te devolvieran a la Edad Media y tuvieras que salvar el mundo? Aiden, Aura, Sakura y Tiamat tendrán que descubrirlo. Acompáñalos en sus aventuras y sumérgete en esta h...