Capítulo XXIII

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Sakura iba en el caballo junto a Ryo, pero con la diferencia que, al contrario de los primeros días, era ella la que llevaba las riendas porque se había propuesto aprender y lo estaba consiguiendo. En tres semanas, casi cuatro, el grupo no había pasado por demasiados problemas y nadie les había entorpecido demasiado el camino. En el fondo, todos estaban cansados del continuo viaje, pero sabían que había una buena causa detrás de todo aquello y estaban llevando al máximo todos sus límites. Entonces fue cuando todos visualizaron algo nuevo a lo lejos.

-¿Eso es Aoiumi? -preguntó Arashi.

-En efecto, estamos a punto de llegar -respondió el Anciano Raiden.

-¡Por fin! -gritó Sakura mientras ordenó al caballo de Ryo que fuera al galope-. ¡Vamos!

-¡Sakura no! ¡Espera, no vayas tan rápido! ¡Vamos a perder el control! -gritó Ryo temiendo por la falta de experiencia de Sakura.

-¡Os acompaño! -se unió Arashi.

Los tres jóvenes salieron al galope en dirección a la ciudad.

-¿No vas con ellos, Haruo? -preguntó Izanagi.

-No lo veo una buena idea. Van a llamar demasiado la atención -explicó preocupado el joven.

Izanagi y Raiden se miraron y el segundo respondió:

-Nosotros también pensamos que esa idea que han tenido no va a acabar precisamente bien.

-¿Y por qué no los habéis detenido?

-¿Y por qué no los has detenido tú?

Haruo se quedó en silencio ante la pregunta de Izanagi y este siguió hablando:

-Lo mejor es que aprendan de sus errores. Si les detenemos volverán a cometer el error, si les dejamos actuar lo pasarán mal y no se les volverá a ocurrir hacer algo similar.

-¿Y no deberíamos estar al menos cerca por si pasa algo?

-No, Haruo. Tienen que hacerlo por ellos mismos -respondió Raiden.

-De acuerdo, pero voy a seguir preocupado de todas formas.

-Vas a ser un gran líder, Haruo.

-Gracias, Anciano Izanagi. Tengo a los mejores maestros.

Mientras tanto, Sakura, Arashi y Ryo habían llegado a las puertas de la ciudad. Estaba atardeciendo y las vistas eran impresionantes, por lo que los tres se quedaron unos segundos observando aquella maravilla. La luz se colaba por distintos rincones que iban formando las casas y, a lo lejos, podía verse el mar de un tono rojizo y el sol fundiéndose con las olas. Al final, se decidieron a pasar.

Había unas pocas personas recogiendo sus puestos del mercado, pero en general, estaba todo bastante vacío. El atardecer era la introducción a la noche, lo que significaba peligro. Los pocos que los vieron pasar se quedaron mirándolos, sobretodo a Sakura, pues no era muy común ver a una mujer montando a caballo.

-Deberíamos buscar una posada para pasar la noche -dijo Arashi.

-Sí, ¿te conoces la ciudad? -preguntó Sakura.

-No, es la primera vez que vengo. Si quieres ve tú por esa calle -dijo señalando la de la izquierda- y yo mientras voy por la derecha. Es mejor que Ryo se quede aquí con los caballos, ¿qué os parece?

-Por mí bien, cuando lleguen los Ancianos y Haruo les diré que habéis ido a buscar una posada. Voy a ir atando a los caballos.

-Por mí también, ahora nos vemos -dijo Sakura dirigiéndose a la calle de la izquierda.

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⏰ Última actualización: Mar 24, 2019 ⏰

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