El retorno

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El grupo de chicos seguía atrapado en la cueva con la esperanza de que la lluvia parara lo antes posible al despuntar el alba, si era de esas tormentas que duran un par de días se retrasarían todavía más y no podían perder tiempo, era urgente que Evan llegara para avisar a su padre sobre todos los acontecimientos recientes y para dar cuidado adecuado a los compañeros  heridos en combate... además de tener que dar las condolencias a la familia del que no sobrevivió. El problema podía salirse de control así que también había que dar aviso a la guardia real y enviar un mensaje al monarca Tyrone. 

Bajo su sabio gobierno la diplomacia y amistad con los reinos vecinos había traído una era de paz y prosperidad a la ciudad que se extendía bajo su castillo y a los múltiples pueblos a su alrededor, por lo que el ejército realmente no hacía mas que cuidar de los ciudadanos. No se podía decir lo mismo de los malignos seres que habitaban en los bosques y montañas, de eso se encargaban las academias de cazadores que no solían tener muchos reclutas, de cada 30 aspirantes solo demostraban ser aptos 4... si acaso sobrevivían a su primer trabajo, así que debían unir fuerzas contra la cercana amenaza. El rey debía de estar informado de cualquier potencial peligro que se encontrara cerca, esas habían sido sus instrucciones para procurar a sus súbditos.

Afortunadamente la lluvia comenzó a disminuir en la madrugada y finalmente paró un rato antes del amanecer, los chicos fueron despertados por Evan quien no había podido conciliar el sueño y se quedó vigilando, en las noches lluviosas hasta las más peligrosas bestias no solían mostrar la cara pero no podían estar totalmente seguros, tantas conductas extrañas tenían a Evan más alerta que nunca.

Cargó a Pearce de nuevo en su espalda aunque el cansancio era evidente en su cara, los otros lo siguieron preocupados por su estado, Dennis y Claus que eran quienes lo conocían un poco mejor sabían que no serviría de nada ofrecerse para ayudarlo, era demasiado obstinado cuando tomaba una decisión. Él había dejado claro que cargaría con Pearce, a ellos les había delegado la tarea de buscar alimento y auxiliar a Tadd, lo cierto es que Evan era el más apto para la tarea y como líder de la tropa era responsable por la seguridad e integridad del resto.

Caminaban con cuidado evitando los charcos de agua y lodo, el trayecto parecía interminable pero ya se encontraban muy cerca del poblado donde partieron, se comenzaban a sentir un poco más aliviados. Claus que iba al frente verificaba el terreno para facilitarle el paso al resto y evitar desagradables sorpresas, les avisó que ya casi estaban por cruzar el río que habían visto a las orillas del pueblo, apenas a tiempo antes de que se pusiera el sol. Varios metros adelante Claus también divisó una charca de barro que lejos de tener huellas de aves o jabalíes estaba completamente removida, había manchas en los árboles cercanos, incluso se distinguían unas figuras humanoides grabadas junto con pisadas que salían del charco para perderse en dirección al río. 

Dennis que venía un poco atrás ayudando a Tadd se detuvo y contempló la escena. -Pero mira nada más, parece que alguien se divirtió el día de hoy...-

-¿Una pareja tal vez? se ve una silueta como si trajera vestido y la otra no.- Comentó Tadd con picardía.

-Puede ser, ¿por qué no? tuvieron una intensa batalla... quizás salieron después para terminar el jueguito en los arbustos...- Se reía Dennis maliciosamente, Tadd y Claus también se unieron entre carcajadas.

-¡Dejen de parlotear! hay que seguir ya casi llegamos.- Los regañó Evan que venía resoplando por el esfuerzo, Pearce por su parte cuando por fin pudo ver los estragos se rió un poco.

-¿También tú?- Le dijo Evan con el ceño fruncido cuando escuchó sus risitas.

-¡Vamos hombre! ¿me vas a decir que nunca hiciste travesuras así con alguna chica? te hemos visto con varias señoritas no lo niegues.- Aunque todos estaban callados en sus miradas se leía perversidad y diversión, Evan era todo un casanova aunque no lo admitiera.

Una Historia De Caperucita, El Lobo Y El CazadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora